Elecciones Madrid 4-M

La naranja de Cs, sin zumo: Bal fracasa y Arrimadas se queda al borde del abismo

Ciudadanos no obtiene el 5% de los votos y desaparece de la Asamblea de Madrid, profundizando la crisis en el partido.

Ciudadanos
La naranja de Cs, sin zumo: Bal fracasa y Arrimadas se queda al borde del abismo. 
Efe

Edmundo Bal lo intentó pero ha fracasado. Su campaña en las elecciones del 4-M -llamadas a renovar la Asamblea de Madrid- ha estado trufada de la brillantez de su discurso templado y de los guiños descarados al PP para convertirse, por segunda vez en dos años, en socio de cabecera del Ejecutivo madrileño y llave de la gobernabilidad.

Pero los mensajes de Bal no han calado en el electorado de la Comunidad de Madrid, que se han decantado finalmente, tal y como auguraban las encuestas, por el centro-derecha del PP de Isabel Díaz Ayuso que formará Gobierno tras el recuento electoral.

Edmundo Bal reconoce el mal resultado

El abogado del Estado ha pagado los platos rotos de un Ciudadanos desnortado que trató de forzar un golpe de timón en el Gobierno de la Región de Murcia, sin conseguirlo, dando el pistoletazo de salida a una desbandada en el partido naranja que hoy no ha acabado y que se incrementará tras el 'cero escaños' de este 4 de mayo.

Tras el fiasco en los dominios de Fernando López Miras (PP), la posibilidad de que se presentase una moción de censura en la Comunidad de Madrid desembocó en la convocatoria anticipada de elecciones y en el 'entierro en vida' de la rama madrileña de la formación de Inés Arrimadas. Solo en Castilla y León, Ciudadanos salvó los trastos al fortalecer su acuerdo con los populares de Alfonso Fernández Mañueco, movimiento suficiente para frenar a un PSOE hambriento de poder.

El electorado no ha entendido, probablemente, que la dirección de Cs purgase al anterior equipo electoral, que capitaneaba Ignacio Aguado, para poner el destino del partido en manos de un candidato con tremenda valía personal pero escasa empatía con la calle. Muchos son los que han alabado sus formas y su talante pero pocos los que le han refrendado en las urnas.

Arrimadas, pese a ser consciente de que en Madrid se jugaba el futuro del grupo naranja a nivel regional y, muy posiblemente, a nivel nacional, no supo armar una lista de choque que podría haber liderado ella misma, en un movimiento a lo Pablo Iglesias, que abandonó una vicepresidencia del Gobierno de España para salvar a Podemos de la guillotina del 5% que marca la Comunidad de Madrid para obtener representación en Vallecas.

Hasta ahora, la presencia de Ciudadanos en la Asamblea de Madrid había ido creciendo desde que en 2015 el hoy defenestrado Ignacio Aguado lograse 17 escaños para su lista y 385.836 votos. El entonces 'milagro naranja' recibió un rotundo espaldarazo en las elecciones autonómicas de 2019, también con Aguado al frente: en esos comicios, Cs obtuvo 26 escaños (9 más que en 2015) y 629.940 votos (244.104 papeletas más). Las cifras de 2021 son el reflejo del desgaste de un grupo político que sigue un rumbo parecido al de la extinta UPyD de Rosa Díez.

Llegar al 5% se había convertido en un objetivo imprescindible de supervivencia política para Edmundo Bal, lo que le habría dejado sentar siete diputados en el hemiciclo madrileño y ser la pieza que permitiese a Ayuso ignorar al partido de Santiago Abascal y Rocío Monasterio.

Arrimadas, que recogió las naves de Ciudadanos torpedeadas por la deficiente estrategia de Albert Rivera, va a necesitar más que palabras y buenos propósitos para mantener a flote el partido. Lo mismo hasta habría que asumir responsabilidades políticas.

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