Será un "indicador robusto"

Las aguas residuales, el arma de Madrid para detectar el impacto del coronavirus

La Comunidad y el Canal de Isabel II se alían para analizar los restos del alcantarillado para conocer mejor al Covid-19. También sirve para anticiparse a posibles rebrotes en barrios tras los análisis que realicen.

Canal Isabel II
Una de las plantas del Canal de Isabel II
EFE

El aprendizaje forzoso de estos meses sobre el coronavirus ha permitido conocer numerosas formas de luchar contra la enfermedad que antes eran difíciles de imaginar. No solo sirve para prevenirlo la distancia personal, la ventilación o las mascarillas. También hay herramientas que han estado siempre al alcance y que ahora son muy útiles. Incluso cuando son las encargadas de almacenar lo que la ciudadanía descarta. Se trata de las aguas residuales, que se han convertido en una de las formas para estudiar el impacto que deja la pandemia en los barrios. La clave está en la cantidad de virus que haya en las mismas, lo que ha facilitado que analizarlas en distintas zonas es una de las medidas que están llevando a cabo distintos gobiernos. Medida a la que se ha sumado Madrid en las últimas semanas, y con la que se espera que se pueda dar la vuelta a la situación en el epicentro de la Covid-19 en Europa. 

Esta iniciativa sobre los residuos que pasan por el alcantarillado y las depuradoras comenzaron en Madrid en julio. Desde entonces, se han analizado casi 300 puestos de aguas y varias cuencas fluviales, de las que se quería extraer la cantidad de coronavirus que había en las mismas por los desechos de los ciudadanos. Cuestiones que fueron explicadas este miércoles por el viceconsejero de Sanidad, Antonio Zapatero, que señaló que este estudio sería un "indicador muy robusto" para medir cómo de severa es la transmisión en una zona determinada. Aparte de facilitar las medidas de prevención y de aislamiento una vez esté engrasada la metodología en este campo. 

Ese método en Madrid se ha basado en realizar exámenes de las aguas residuales al menos dos veces a la semana, que se han aumentado a tres o cuatro ocasiones cuando sus responsables lo han visto necesario. El dato que se quiere conocer es si la cantidad de virus que salga de los restos analizados encaja con el nivel de casos que hay en un barrio. Es decir, se busca demostrar si existe correlación entre presencia de Covid-19 en el alcantarillado e incidencia acumulada e ingresos en los hospitales correspondientes a una zona específica. Y los primeros datos apuntan a que es así, según fuentes del gobierno autonómico. 

La base de los trabajos en la autonomía española son otros estudios realizados en el mismo sentido, entre los que destaca el realizado en Países Bajos por el Instituto de Investigación del Agua KWR. En su trabajo, la institución detectó rastros del virus en el alcantarillado de una ciudad holandesa antes de que se informara de que había positivos. Lo que abriría la puerta a que estas actuaciones permitieran una detección temprana de los contagios que correspondan a las aguas residuales de distintas viviendas. Que es a lo que aspira la Comunidad de Madrid, sobre todo en un momento donde su incidencia es la más alta del país junto a la de Navarra, lo que provoca que sean los territorios más afectados de toda Europa.

Pero que el coronavirus esté presente en las aguas residuales no significa que las personas se puedan contagiar a través del H2O con el que entren en contacto y que haya sido depurado previamente. Tampoco existe evidencia científica de que el agua sirva de vehículo transmisor. Esa cuestión ya está bajo investigación, ya que sería un hallazgo muy relevante y ayudaría a las medidas de prevención. Otro de los asuntos que más interés despiertan entre la comunidad científica es si el virus sobrevive en las heces de los infectados, y cuánto tiempo permanece un afectado excretando sus deposiciones con Covid-19 presente. Aspectos que influirán en las conclusiones definitivas sobre la utilidad como medida de prevención del estudio de aguas. 

El caso de la región madrileña aportará la novedad de la realización de tests en una extensión considerable de territorio, ya que las pruebas abarcan a toda la comunidad. En el mismo están implicados las Consejerías de Sanidad y de Medio Ambiente, que son las que se encargan del análisis y los aspectos técnicos. La logística corresponde al Canal de Isabel II, que con sus grandes recursos ha facilitado que se lleve a cabo. Por el momento, el Ejecutivo regional no ha mostrado las conclusiones, y tampoco las ha facilitado a este medio a pesar de la solicitud realizada de las mismas.

Mostrar comentarios