Su figura crece en la campaña

El efecto Mónica García: de protestar en la calle a disputar la izquierda al PSOE

La candidata de Más Madrid el 4-M ha pasado de ser una desconocida a disparar su popularidad en apenas unas semanas. La fuerza que fundó Íñigo Errejón aspira a que sea su 'nueva' Manuela Carmena.

La candidata de Más Madrid a la presidencia madrileña, Mónica García
La candidata de Más Madrid a la presidencia madrileña, Mónica García
Agencia EFE | David Fernández

Todo comenzó en 2012. Entonces, la Comunidad de Madrid que presidía Ignacio González lanzó el Plan para la sostenibilidad del sistema sanitario público. Esta reforma suponía privatizar la gestión de seis hospitales y 27 centros de salud. Aquello fue la chispa que movilizó a miles de profesionales de la Sanidad pública. Había nacido la Marea Blanca. Desde entonces, se concentraron y manifestaron en sus centros y en las calles contra lo que consideraban un intento de iniciar la privatización total de la asistencia sanitaria. Entre aquellos que se echaron a la calle estaba una anestesista del Hospital 12 de Octubre. Era Mónica García, la actual candidata de Más Madrid en las elecciones autonómicas del 4 de mayo. Su implicación en aquel movimiento fue el germen de una carrera política que ha resultado ser fulgurante. Tras pasar por Podemos y elegir después a Íñigo Errejón, García se ha convertido en la revelación del proceso electoral. E incluso ya empiezan a verla capaz de ser quien dispute el 'trono' de la izquierda al PSOE. A la vista está el resultado electoral en la Comunidad de Madrid, donde Más Madrid ha superado en votos al PSOE. 

El ascenso de la figura de Mónica García llegó casi a la vez que la pandemia. Paradójicamente, el peor año de la historia reciente fue positivo para ella políticamente. Su profesión de médico y haber trabajado en la primera línea contra el coronavirus hizo que fuera cogiendo mucho más peso. La evolución fue que, en pocas semanas, en el partido ya empezaron a percibir que tenían una potencial líder. Y es que aunque Más Madrid aspiraba a ser horizontal, no contaba con una voz representativa tras la marcha de Íñigo Errejón al Congreso y el adiós voluntario de Manuela Carmena. Todo cambió cuando García empezó a destacar por sus intervenciones desde el conocimiento de haber lidiado con el virus en primera persona. En las que no escatimaba todos los reproches posibles contra la presidenta, Isabel Díaz Ayuso.

Un rol para el que en principio no estaba destinada. La salida Errejón y la de quien fue la 'número 2' del fundador de la marca electoral, Clara Serra, no se tradujo en que ella ascendiera a portavoz del grupo parlamentario en la Asamblea de Madrid. Quien se puso al frente de la formación a nivel parlamentario fue Pablo G. Perpinyà. García sí empezó a ejercer como portavoz adjunta. Y desde entonces, se ha convertido en un valor al que incluso llegan a comparar con Manuela Carmena. "Está claro que era la que nadie esperaba. Para bien y para mal, ella es siempre igual. La misma en una entrevista, en una reunión o en una manifestación con sus hijos", dice otro miembro del partido que ha colaborado con ella estrechamente.

Ese perfil médico es el que los estrategas de Más Madrid han explotado al máximo. Una vocación que ha llevado a García a moverse para poder controlar más campos de la medicina. Eso fue lo que le llevó a especializarse en Gestión Clínica o a organizar charlas sanitarias a las que invitaba a otros médicos durante el auge de la Marea Blanca. En la Asamblea también empezó a llamar pronto la atención por su decisión de llevar a su hija recién nacida a la cámara. Entonces, tampoco dejó su trabajo como anestesista, ya que lo compaginó con su labor de diputada. Lo mismo que hizo durante los meses más duros de la Covid-19. "Hace dos años nadie esperaba que esto pudiera pasar. Destacó por pequeñas cosas, pero no nos imaginábamos que llegara a ser una figura. Era más de trabajar en la sombra", destacan fuentes de su entorno.

Comienzo en los círculos de Podemos

Para que haya llegado a este punto de ser una de las candidatas más carismáticas ha ido dando una serie de pasos que no hacían prever un ascenso de este tipo. Su implicación en la Marea Blanca contra la privatización de hospitales fue exitosa, ya que la Justicia acabó tumbando el plan de la Comunidad de Madrid. Lo que motivó la dimisión del entonces consejero de Sanidad y actual consejero de Hacienda con Ayuso, Javier Fernández-Lasquetty. Después, llegó su primera vinculación con Podemos. Su desembarco en el partido llegó a través de los círculos sanitarios de los morados, esos espacios en los que la militancia discutía y proponía sobre distintos temas. Fue ahí cuando empezó a relacionarse con Ana Castaño, una médica como ella que después fue la responsable de Sanidad de Podemos. Aunque el hecho clave fue la elección de José Manuel López como candidato en las autonómicas de 2015. Esto favoreció su inclusión en las listas, ya que García era muy cercano a este, como señalan fuentes de su entorno.

El desembarco en las instituciones de la aspirante de la marca regionalista se produjo en este año 2015. De los 27 diputados que obtuvo Podemos en aquel entonces, ella ingresó en la cámara por poco, ya que era la número 26 de la lista. "Entró de milagro. Pero muy pronto destacó por temas sanitarios. Se convirtió en la oposición del consejero, que era Jesús Sánchez Martos. Y de hecho, una reprobación contra él que presentó fue determinante para que Cristina Cifuentes le cesara", cuenta un diputado que compartió con ella bancada durante aquella etapa. Después, se convirtió en la presidenta del grupo parlamentario de Podemos. Un puesto al que llegó precisamente tras la reestructuración del grupo, motivada por el choque entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón que acabó con la victoria del primero. Lo que fue el fin de José Manuel López como portavoz.

Una popularidad que recuerda a Carmena

En Más Madrid tienen claro que han tenido una suerte que no esperaban con el descubrimiento de Mónica García. De ella destacan el buen humor con el que afronta su actividad y una rotundidad en sus intervenciones que la hacen creíble. Sí admiten que cuando Ayuso adelantó las elecciones, los nervios la invadieron. La ahora candidata sabía que su vida iba a cambiar por completo. Lo que le llevó a poner una condición: que la agenda que le organizaran le dejara tiempo para ver a sus tres hijos. Otro momento complicado fue cuando Pablo Iglesias lanzó el órdago para que Unidas Podemos y Más Madrid concurrieran en una lista conjunta. El debate apenas existió. Toda la dirección consideraba que era "una opa" y por eso lo rechazaron. Pero hubo dudas por cómo podían reaccionar los votantes de izquierdas. Aun así, tenían claro que querían su propio perfil. Lo que explica que García dejara claro que no iba a apartarse para que un hombre hiciera un trabajo al que ella estaba destinada.

Desde entonces, el equipo de la fuerza verde ha diseñado una campaña que ha logrado el objetivo de que su candidata coja vuelo de una manera considerable. Hasta el punto de que ya hay encuestas que apuntan a que está en condiciones de disputar el liderazgo de la izquierda al PSOE de Ángel Gabilondo. Los actos, los vídeos apelando a la emoción y al cambio tras 26 años del PP y la utilización de la imagen de García ha provocado ese ascenso que reflejan las sondeos. Antes de la campaña, los sondeos apuntaban a que mantendrían los 20 escaños que tienen en la actualidad. Ahora, en la formación creen que tienen cerca alcanzar al menos los 25. Pero aseguran estar ilusionados con subir aun más. 

Lo que aseguran fuentes del entorno de la aspirante es que su figura no se agota con lo que ocurra el 4 de mayo. Lograr una candidata fuerte no es nada fácil. Sobre todo, en el ámbito de la izquierda. Manuela Carmena fue la primera que consiguió que naciera un movimiento en torno a su candidatura. Años después, ha sido Yolanda Díaz la que ha logrado poner de acuerdo al espectro más progresista. Ahora, ocurre algo parecido. El respaldo de personajes conocidos y de electores que están a la izquierda del PSOE recuerda al que hubo con la exalcaldesa de Madrid. Y el fervor por sus palabras y su popularidad es similar al que se vive con la vicepresidenta tercera del Gobierno. Unos ingredientes con los que Más Madrid aspira a que se convierta en una pieza importante de un Ejecutivo de izquierdas. O que incluso logre objetivos más altos. Como el de ser presidenta.

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