El jarrón chino de la telefonía

La cabina que más recauda del país: "Era vital para quienes emigramos a Madrid"

  • Las 16.000 cabinas telefónicas han sido 'indultadas' hasta 2021. Un servicio público que cuesta 4,5 millones anuales pero que nadie utiliza. 
Todavía hay 16.000 cabinas telefónicas en España. / Iñaki Etxarri
Todavía hay 16.000 cabinas telefónicas en España. / Iñaki Etxarri

Viernes, 3 de enero, 15.15 horas. La Puerta del Sol es un hervidero de gente, un auténtico ir y venir de turistas de diversas nacionalidades. Ciudadanos que ultiman las compras de Reyes, buscavidas vestidos de 'Chuky', Micky o Minnie que buscan unas monedas a cambio de una foto... Allí, impertérritos, los turistas observan esta especie de zoco árabe con un Carlos III sobre su caballo de bronce, el oso que intenta subir al madroño, un reloj en el que todavía resuenen las 12 campanadas, el 'tío Pepe' con su guitarra y su sombrero cordobés... Y dos cabinas telefónicas. Porque en España todavía quedan casi 16.000 cabinas telefónicas (15.450 para ser exactos). "Ah!, ¿desde aquí puede llamar cualquiera?", pregunta Kevin, un joven español de ascendencia ecuatoriana cuando levanta la cabeza del móvil con el que 'wasapea' con sus amigos. "Creía que era sólo para emergencias, para que se comunicara la policía... No sabía que estaban a disposición de todo el mundo".

"¿Y funcionan?", pregunta Kevin. Mira uno por uno cada uno de los terminales... Y no, no funcionan. Teóricamente son dos de las cabinas que más recaudan de España, pero ese día no están operativas. 'Compro Oro', 'Fiesta de Nochevieja', alguna pegatina contra el líder del PP, Pablo Casado, grafitis sin gracia alguna... Las cabinas de teléfono de la Puerta del Sol, a falta de línea, son una especie de muro de las lamentaciones para publicistas baratos. Durante dos horas cientos de personas pasan al lado de este vestigio de la 'España pretelefonía móvil'. Nadie las mira siquiera, nadie intenta hacer una llamada -aunque por su falta de operatividad hubiera sido imposible-. Son 'mamotretos' inservibles. Los jarrones chinos de la telefonía, porque como decía Felipe González de los expresidentes del gobierno, son decorativos, pero nadie sabe qué hacer con ellos ni dónde ponerlos.

Según los datos de la CNMC, las cabinas telefónicas, que comenzaron a instalarse en España en 1928, solo tienen una llamada cada tres días, 0,37 llamadas cada 24 horas, y el 88% de los españoles jamás las ha usado. El Gobierno acaba de adjudicar a Telefónica el mantenimiento de las casi 16.000 cabinas que hay en el país, como servicio público, hasta el 31 de diciembre de 2021. Un 'servicio público' que "no usa casi nadie", como reconocía el pasado 29 de diciembre el director general de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información, Roberto Sánchez... y que cuesta 4,5 millones al año.

Una de las cabinas que quedan en la Puerta del Sol. / Iñaki Etxarri
Una de las cabinas que quedan en la Puerta del Sol. / Iñaki Etxarri

Siete kilómetros al oeste de la Puerta del Sol, en el madrileño barrio de Moratalaz, se encuentra, en la calle Hacienda de Pavones, la cabina que más recauda de España... aunque no se sabe realmente cuánto. La niebla no ha levantado en la capital y hace frío. La cabina 'estrella' de las 16.000 que todavía quedan se encuentra junto a una estación de metro y varias paradas de autobuses. Decenas de personas pasan junto a ella. Jóvenes, mayores, jubilados... Muchos de ellos teléfono en ristre. A alguno de ellos les preguntamos: "¿Ha usado usted alguna vez esta cabina? ¿Ha llamado desde aquí?". La respuesta es siempre la misma: "No, nunca". Carmen, una mujer de mediana edad, que "vive en el barrio desde hace 15 años", hace la misma pregunta que Kevin unas horas antes en la Puerta del Sol: "¿Funciona? Nunca he visto a nadie llamando. Pensaba que estaba de adorno, como recuerdo a las muchas que había antes por toda España". Otra vez, el jarrón chino.

Han pasado dos horas y la cabina que más recauda de España, junto a otra que hay en la glorieta del Marqués de Vadillo, al lado del estadio Vicente Calderón, sigue siendo ignorada por todos los que pasan a su lado. Aquí no llama nadie y, por tanto, nadie introduce monedas en la ranura. "Voy a entrar al metro, en 10 minutos estoy allí", se le oye decir al pasar a una joven que habla por su móvil. La noche va cayendo y Luis, que tiene "80 años y llevo 50 viviendo en Moratalaz", se para a charlar: "Yo sí he llamado desde aquí, pero no desde que tengo móvil... hace unos 20 años". Muestra un viejo Nokia analógico al que abre la tapa: "Ya no uso la cabina". 

De las casi 65.000 que había en los años ochenta del siglo pasado, o las 41.000 que había en 2010 en toda España, apenas quedan 15.450. El coste de mantenimiento de cada una es de 291 euros. Es evidente que este vestigio del pasado desparecerá en poco tiempo, ya que parece absurdo mantenerlo como servicio público. Quizás en algunos pueblos de la España rural tengan algún sentido, pero tampoco los ayuntamientos parecen interesados en mantenerlas. La cuestión es qué se hará con ellas. Las cabinas telefónicas como servicio público universal ya han desparecido, por ejemplo, de Francia, Bélgica o Dinamarca. En España, el suelo en el que están instaladas pertenece a los municipios, por lo que éstos tendrán mucho que decir a la hora de decidir qué se hace con ellas. En algunos ayuntamientos ha habido iniciativas de convertirlas en zonas wifi, como en Sevilla durante la Feria de Abril, o en puntos de recarga de móviles, tablets u ordenadores, pero la incógnita sigue ahí. Las cabinas desaparecerán más pronto que tarde, como lo hicieron antes las mastodónticas guías telefónicas. La cuestión es saber cómo será ese final.

Todavía quedan casi 16.000 cabinas en España. / Iñaki Etxarri
Todavía quedan casi 16.000 cabinas en España. / Iñaki Etxarri

Mientras, Luís explica que cuando llego a Madrid, "en los años sesenta, la cabina era lo que me mantenía conectado con la familia del pueblo. Vine solo a trabajar y cada semana llamaba dos veces, los miércoles y los domingos, a casa de mi tía en el pueblo porque mi madre no tenía teléfono en casa. Como llamaba más o menos a la misma hora mi madre esperaba la llamada en casa de su hermana". Este jubilado octogenario recuerda como "en los 80 era una odisea llamar porque los heroinómanos y los delincuentes las reventaban cada dos por tres para llevarse la recaudación y muchas veces te las encontrabas estropeadas, al menos por este barrio".

Luís cree que "las cabinas de teléfonos jugaron un papel fundamental para conectar la España del desarrollo y eran indispensables para que quienes emigramos de la España rural mantuviésemos el contacto con nuestras familias, pero ahora ya... Creo que no son necesarias. Su tiempo ha pasado". Los 54 millones de líneas móviles que hay en España tienen la culpa. La cabina que más recauda de España se queda sola. Ha sido una mala tarde y en su caja no ha entrado ni un céntimo. Luís se aleja musitando entre dientes: "La cabina... Si José Luís López Vázquez levantara la cabeza".

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