La evolución personal hasta la presidencia

Deconstruyendo a Ayuso: del negocio familiar a heroína de los hosteleros

La consolidada como 'lideresa' madrileña ya inquietaba a su abuelo por sus preguntas y con solo 27 años logró ser asesora del partido. Se ganó la confianza de Esperanza Aguirre y ahora es su sucesora.

La presidenta electa de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso
La presidenta electa de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso
Agencia EFE | Ballesteros

El primero que percibió lo que se veía venir fue uno de sus abuelos. Desde niña, Isabel Díaz Ayuso ya inquietaba a sus familiares por las cuestiones que les planteaba. Ora extravagantes ora de difícil respuesta, fue precisamente su abuelo materno el que la bautizó con un apodo para resumir qué la parecía la actitud de su nieta. La llamaba "Veneno".  Esta situación es una de las que han contribuido a cimentar una carrera política que desde el 4 de mayo solo se puede calificar como exitosa. La ahora 'lideresa' del PP madrileño se ha convertido en el mayor activo de su partido tras arrasar en las elecciones de su autonomía. Un lugar al que ha llegado después de una vida acomodada que, en un momento dado, se complicó y le obligó a poner por delante su 'adicción' a la política frente a su formación periodística.

Que empezaran a conocerla como 'Veneno' dentro de su familia es una de las primeras anécdotas que explican cómo se ha cimentado una de las evoluciones políticas más llamativas que se recuerdan. "A mi abuelo siempre le estaba haciendo preguntas muy complicadas y le hacía pasar las situaciones más complicadas", contó ella misma cuando se presentó por primera vez a la presidencia de la Comunidad de Madrid. Unos episodios que tuvieron lugar en el barrio madrileño de Chamberí, donde nació y se crio junto a sus padres y su hermano Tomás. Ese núcleo familiar tenía una posición cómoda en el centro de la capital del país gracias al negocio familiar, centrado en la comercialización y distribución de productos y maquinaria sanitaria. Una vinculación al mundo comercial que ha llevado a gala. Y que ha formado parte de las políticas que le han permitido obtener la victoria en el 4-M, como la de mantener abierta la hostelería en medio de la pandemia. 

En aquellos años, las cosas fueron bien para la familia Díaz Ayuso, según las fuentes consultadas por esta redacción. Aunque para ella hubo dos puntos de inflexión. El primero llegó cuando murió uno de sus abuelos. Tenía solo 9 años. Aquello supuso que, como ha admitido, perdiera su fe en Dios. Circunstancia que luego no ha influido en la defensa de los valores cristianos, que secundan una gran mayoría de sus votantes. El otro momento clave fue cuando tuvo que repetir curso. Ese estancamiento llegó en 1º de BUP, el actual 3º de la ESO. Algo que achacó a la adolescencia. Y que provocó que empezara a ir peor en sus estudios hasta el punto de tener que volver a empezar de nuevo. El descontento de sus padres fue lo que le hizo cambiar el chip, según relató ella misma en 2019. 

Del periodismo a la política

Tras superar la mayoría de edad, antes de comenzar la andadura política llegó el periodismo. Se matriculó en la Universidad Complutense, donde se licenció en Ciencias de la Información. Durante los años de carrera, empezó a adquirir algo de bagaje en medios de comunicación. El más llamativo de todos fue Radio Marca, donde fue becaria en los inicios de la emisora. Se encargaba de labores de producción. Allí fue donde se dio cuenta de que "era muy mala", según desveló recientemente en otra entrevista. Lo que no impidió que tuviera otras experiencias, como en una radio irlandesa. En concreto, se trataba de una emisora musical. Por lo que se puede decir que, en la práctica, fue DJ durante un tiempo. Antes, estuvo en Ecuador, donde trabajó en una agencia de marketing. 

Una vez vivida la experiencia periodística, Díaz Ayuso se convenció de que lo que le gustaba realmente era la comunicación política. Dicha rama aglutinaba su pasión y su formación, que después amplió con un diploma de Estudios Avanzados y un máster. Tras independizarse e irse a compartir piso, se afilió a las Nuevas Generaciones del Partido Popular. Fue en 2005, y lo hizo en la sede de su barrio de toda la vida, Chamberí. Por aquella época, quien lideraba a las juventudes del PP era el que luego se convertiría en su gran valedor. Aquel político era Pablo Casado, que ya destacaba como dirigente dentro de los 'populares' y siempre ha presumido de haber fichado a Ayuso. Las fotos de ambos juntos cuando eran muy jóvenes demuestran que ya eran cercanos entonces. 

Desde ahí, comenzaron los ascensos constantes. Su 'padrino' y el que la introdujo en las instituciones fue el exconsejero de Justicia madrileño Alfredo Prada, que la fichó como asesora para su departamento. Desde ahí, pasó a la que es ahora su 'casa': la sede del Gobierno en la Puerta del Sol. Allí permaneció hasta 2008, trabajando en el equipo de Esperanza Aguirre. La expresidenta es otra de las que más ha apoyado a Ayuso. También trabajó con Cristina Cifuentes, a la que defendió cuando aun estaba pendiente de juicio por el caso Máster. Después de esa experiencia, empezó otra experiencia en una institución llamada Madrid Network. Se trataba de una entidad público-privada que buscaba fomentar la innovación. Pero según la oposición, era un 'chiringuito' que servía de acomodo para los jóvenes valores del PP. La actual jefa del Ejecutivo formaba parte de ese club.

En 2011 empezó su vida como diputada regional en la Asamblea de Madrid. Lo más llamativo de esta etapa es que ejercía de representante de su partido en debates de televisiones locales que, varios años después, tendrían mucha trascendencia en la política española. Durante 2012, fue tertuliana de La Tuerka, el programa que presentaba un joven profesor universitario llamado Pablo Iglesias. La relación de ambos era muy distinta a la actual, ya que incluso comentaban en directo que iban juntos a tomar cañas. El vínculo entre ellos también tiene un elemento muy significativo: ambos nacieron el 17 de octubre de 1978. Años después, participó en otras tertulias que dirigía Juan Carlos Monedero. Paradojas de la vida.

Aquellos años de diputada fueron los que acabaron de forjar un perfil que acabó como presidenciable en 2019. Hubo otros dos sucesos que marcaron su devenir. El primero fue la muerte de su padre, que además padecía alzhéimer. El revés llegó con el caso Avalmadrid, por el que se acusó a su familia de haber donado viviendas a ella y a su hermano para evitar el reintegro del crédito de 400.000 euros que la entidad semipública otorgó a su progenitor. Una causa que la Justicia ni investigó, ya que la Fiscalía archivó la denuncia que presentó Más Madrid. 

La evolución de aquella niña que desquiciaba a su abuelo y que eligió la política por encima del periodismo culminó el 4 de mayo. En el PP no recordaban un resultado tan incontestable en la Comunidad de Madrid desde los tiempos de Esperanza Aguirre. Los 65 escaños que le han otorgado los ciudadanos avalan una estrategia que se ha caracterizado por ser la más permisiva en plena crisis sanitaria. Por eso, la hostelería la llama 'Santa Ayuso' y hay bares que han rebautizado algunos platos con su nombre. Una singularidad en la gestión y en su forma de hacer política que le permitieron convertirse en el 'voto útil' de los comicios. Algo en lo que tiene mucho que ver su 'gurú', Miguel Ángel Rodríguez. Ahora, Isabel Díaz Ayuso es más que una realidad. En la izquierda aún siguen sin creérselo. 

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