Comunidad de Madrid

Díaz Ayuso, la heredera de Aguirre que lidera la oposición en plena pandemia

La presidenta madrileña ha adquirido un gran peso político en la crisis sanitaria por su rechazo a la gestión de Pedro Sánchez. También ha destacado por declaraciones polémicas y por su relación con Ciudadanos.

Isabel Díaz Ayuso
Díaz Ayuso, la heredera de Aguirre que lidera la oposición en plena pandemia.
EFE

Cuando aún no había estallado la pandemia, la Comunidad de Madrid ya era el mayor 'ring' político del país. Una pugna que, pese a lo que se podía esperar, no implicaba a un gobierno autonómico y a su oposición. Uno de los 'combatientes' era el Ejecutivo de coalición de Pedro Sánchez, que vio como en la CCAA más importante del país le surgía una rival política y mediática capaz de inquietarles. Quien lograba molestar e incluso provocar respuestas airadas de miembros del Consejo de Ministros era Isabel Díaz Ayuso. La misma que, en menos de un año, pasó de ser una desconocida a la máxima responsable de la región más poderosa del Estado. Y que se hizo conocida por sus críticas y, en ocasiones, declaraciones polémicas contra el PSOE, Unidas Podemos o las banderas políticas de la izquierda. 

El peso político que ha acumulado Ayuso durante este 2020 es indiscutible tanto para sus afines como para quienes rechazan su figura. Aunque su crecimiento ya comenzó en 2019, cuando empezó a ejercer de portavoz del PP en los medios. Después, llegó su elección como candidata a presidir Madrid tras la convulsa legislatura que acabó con la carrera de Cristina Cifuentes. Un rol que no era fácil. Pero en tiempo récord, ha pasado de ser una portavoz de la segunda línea del PP a estar considerada como la líder de la oposición a la coalición de socialistas y morados. Algo que ha conseguido con acusaciones y críticas a las fuerzas del Ejecutivo. Una actitud que ya era previa a la pandemia, pero que se ha acentuado durante la crisis sanitaria.

Quienes tratan con ella en el ámbito político coinciden en considerarla la heredera natural de Esperanza Aguirre. La histórica exministra del PP también encabezó una oposición a un gobierno central desde la presidencia de la Comunidad de Madrid. En aquel momento, fue el azote de José Luis Rodríguez Zapatero. En todo momento, intentó diferenciarse de sus políticas y rechazaba cualquier iniciativa que surgiera de Moncloa. Una estrategia que coincide en muchos puntos con la de Ayuso. Y en estos meses de crisis, ha acentuado esa confrontación. La cual continúa hoy en día por asuntos como su exigencia de más vacunas al Estado, su defensa de la construcción del Hospital de pandemias Isabel Zendal y el rechazo al pacto de Moncloa con ERC para revisar la fiscalidad de Madrid.

Este último asunto ha sido el que ha centrado el discurso de Ayuso en las últimas semanas. Tanto ella como su consejero de Hacienda, Javier Fernández-Lasquetty, han rechazado en todo momento plegarse a las peticiones de autonomías como la catalana o la valenciana para que armonicen impuestos. Un enfrentamiento que comenzó después de que el Gobierno hiciera ese pacto con Esquerra para 'corregir' el sistema fiscal madrileño. Según otras CCAA favorables a esta propuesta, Madrid hace 'dumping' al resto. Una acusación que la presidenta ha rechazado en todo momento. Y, como ha apuntado, el resto de comunidades también podrían aplicar las rebajas de tasas que su administración abandera.

Un confinamiento lleno de controversias

Desde que Madrid comenzó a reportar los primeros casos y decretó el cierre de los colegios, Ayuso fue una de las grandes protagonistas de toda la crisis. Primero, porque fue de las primeras líderes políticas que se contagió, lo que le llevó a aislarse mientras mantenía sus funciones. Una cuarentena que fue polémica semanas después de comenzar, cuando se supo que se había alojado en un apartahotel que pertenecía a un grupo hotelero. Las acusaciones de que se habían utilizado fondos públicos para costear el alojamiento fueron negadas tanto por la presidencia de la Comunidad como por la empresa, que anunciaron que Ayuso pagaría personalmente las facturas por las semanas que pasó allí.

No fue la única polémica de Ayuso durante el confinamiento y la posterior desescalada. Su exposición en los medios fue constante. En esas intervenciones, insistió en cargar contra el Ministerio de Sanidad debido a la falta de materiales de protección en los hospitales. También por la negativa del Gobierno central a permitir que su comunidad avanzara de fase en la desescalada, debido a que registraba una incidencia acumulada por encima de los límites establecidos. Su respuesta fue llevar esta determinación de la cartera de Illa a los tribunales. Meses después, el Ejecutivo madrileño retiró el recurso que presentó en el Tribunal Supremo debido a que quería comenzar una nueva etapa con Moncloa para mejorar la relación entre administraciones.

Aquel intento de encauzar el diálogo se concretó en el gran acto que compartieron Comunidad de Madrid y Ejecutivo central en la sede de la presidencia madrileña. El evento fue organizado por los jefes de gabinete de ambos presidentes, Miguel Ángel Rodríguez e Iván Redondo, y estaba pensado para limar asperezas. De hecho, Ayuso y Sánchez se lanzaron mensajes positivos y aseguraron que querían fomentar la colaboración, con lo que se esperaba que se pusiera fin a semanas de tensión. Este guiño generó críticas de los partidos de la oposición madrileña a ambos presidentes. Pero aquella tregua duró poco. Las restricciones de cara a los puentes festivos acabaron con todos los buenos deseos. Semanas después, Moncloa declaró el estado de alarma y tuvo control sobre la CCAA durante 15 días.

Esa celebración llegó tras las polémicas entre Salvador Illa y la propia Ayuso, debido a que el ministro de Sanidad consideraba que las medidas contra el virus de Madrid no eran suficientes. También puso en cuestión su manera de contabilizar los contagios, algo que fue rechazado por el consejero de Sanidad madrileño, Enrique Ruiz Escudero. Para referirse a Madrid, Illa llegó a compararla con una visita al médico, "al que cuando uno va quiere que le digan la verdad". Lo cual enfadó mucho a Ayuso y a su equipo. De hecho, insistieron en sus planes de 'confinar' por zonas sanitarias. Y en algunas de ellas, los datos reflejaron que los contagios se habían reducido tras esta medida.

La complicada relación con Ciudadanos

Las formas políticas de Ayuso también se han dejado notar a la hora de gestionar su vínculo político con Ciudadanos y su líder en Madrid, Ignacio Aguado. En la crisis sanitaria, las discrepancias entre ambos se produjeron por asuntos como la gestión de las residencias durante la pandemia, las medidas a tomar para controlar los contagios después del verano o la relación con Vox, fomentada por la responsable del Ejecutivo y rechazada por los naranjas. Disputas que la 'popular' ha resuelto a su favor, dado que lidera la acción política. Como cuando decidió que el PP se encargara de manera exclusiva de las competencias sanitarias. De hecho, no informó a los naranjas de temas tan relevantes como los aviones llenos de material sanitario que procedían de China. 

Desde la oposición que forman PSOE, Más País o Unidas Podemos se ha reclamado a los naranjas que den un paso para intentar apartarla del Gobierno a través de un pacto con ellos. Algo que Aguado ha descartado en todo momento. Lo que sí consideran fuentes de los partidos contrarios al Ejecutivo madrileño es que la presidenta quiere emular lo que hizo Aguirre. Aunque por el momento, Ayuso no la ha imitado en otra de sus batallas políticas: la de rechazar la gestión del líder de su propio partido. Aguirre lo hizo con Mariano Rajoy. La presidenta no lo ha hecho con Pablo Casado, al que ha respaldado en público en todo momento. 

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