Después del respaldo inicial de los tribunales al adelanto electoral del 4 de mayo, los partidos políticos de la Comunidad de Madrid se preparan para una precampaña inesperada e insólita en plena pandemia, marcada, además, por la reciente ruptura del Gobierno de coalición de PP y Ciudadanos, lo que obliga a la mayoría a reelaborar sus estrategias en tiempo récord.
El Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha rechazado el recurso con medidas cautelares y cautelarísimas presentado por los letrados de la Asamblea de Madrid contra el decreto de convocatoria electoral de Isabel Díaz Ayuso (PP), por lo que respaldan inicialmente el adelanto electoral, aunque la decisión no es firme, ya que hay que estudiar el fondo de la cuestión y además es recurrible.
Ayuso suscribió el decreto el miércoles tras romper su relación con Ciudadanos, ante el temor de que la formación naranja y el PSOE presentaran una moción de censura contra ella, como la registrada en Murcia, finalmente frustrada. Sin embargo, la mayoría de los miembros de la Mesa de la Asamblea entendieron que este decreto no era válido al haber admitido a trámite este mismo órgano dos mociones de censura registradas minutos después por PSOE y Más Madrid.
A la espera de la ratificación judicial del adelanto electoral, los partidos se preparan para afrontar una precampaña en un ambiente muy distinto al de los anteriores comicios, en mayo de 2019, pese a que han transcurrido menos de dos años.
Una de las principales novedades es la pandemia, que condiciona la vida de los madrileños y condicionará también la propia campaña electoral de los partidos, como ha ocurrido en otras comunidades autónomas, al tener que prescindir de baños de masas y optar por actos telemáticos.
Pero además, si finalmente hay elecciones, la Comunidad de Madrid vivirá el primer adelanto electoral de su historia, ya que hasta ahora el único precedente similar son los comicios de octubre de 2003, que fueron una repetición tras meses de incertidumbre por el 'tamayazo' en los que no se llegó a formar gobierno. En esta ocasión sí hay un Gobierno, el de Ayuso, que se ha quedado partido en dos al haber cesado a todos los consejeros de Ciudadanos, incluido el hasta ahora vicepresidente y portavoz, Ignacio Aguado.
Esta ruptura, que consuma los continuos desencuentros que mantenían los dos socios de Gobierno desde el inicio de la legislatura, obliga a reelaborar las estrategias de la mayoría de los partidos políticos en Madrid, conscientes de que lo que hagan tendrá repercusión en el conjunto de España. La mayoría, además, no esperaba que finalmente Ayuso se decidiera a pulsar el botón del adelanto electoral pese a algún intento previo, y por ello hay formaciones que no tienen ni siquiera claro quién sería su candidato.
En el caso del PP, Ayuso aspira a gobernar en solitario y las encuestas están de su parte, pero en estos nuevos tiempos políticos donde las mayorías absolutas son una rareza, lo más probable es que si hay elecciones tenga que pactar al menos su investidura, para lo que Vox se posiciona como socio prioritario. Dado el perfil conservador de Ayuso, que ha mostrado una mayor sintonía con la portavoz de Vox, Rocío Monasterio, que con su hasta ahora vicepresidente de Cs, no parece una tarea complicada si dan los números.
Si no, el otro posible apoyo vendría de Ciudadanos, una opción que el propio Aguado no ha descartado al decir que "siempre" ha puesto el interés general por encima del personal o del electoral, aunque su candidatura aún está en el aire a la espera de primarias.
En el lado de la izquierda, el candidato con más posibilidades es Ángel Gabilondo, confirmado recientemente de nuevo como cabeza de lista del PSOE si hubiera cita con las urnas el 4 de mayo, y que fue el ganador de los anteriores comicios. Debido a su talante moderado y dialogante es factible que alcanzara un acuerdo con Ciudadanos, partido que está en caída libre tras la sangría de votos en Cataluña.
Por ello necesitaría probablemente también del apoyo de los otros dos partidos de la izquierda: Más Madrid, que ha iniciado un proceso de desintegración en el Ayuntamiento de la capital aunque en la Asamblea no muestra fisuras, y Unidas Podemos, cuya representación quedó muy reducida en los anteriores comicios hasta el punto de estar en riesgo de no consolidar un grupo parlamentario propio.
Otra desventaja de Unidas Podemos respecto a Más Madrid es que, de haber elecciones, no tiene un candidato definido, ya que la opción de que sea Isa Serra depende de las primarias y del recurso presentado ante el Tribunal Supremo de la sentencia que la condenó a un año y siete meses de cárcel por atentado a la autoridad, lesiones leves y daños a raíz del intento de frenar un desahucio en Lavapiés en 2014, por si acaba inhabilitada. En cambio, si hubiera elecciones, Más Madrid cuenta ya con una candidata, Mónica García, que ha tenido una proyección pública positiva durante la pandemia por su otra faceta de anestesista en el hospital 12 de Octubre.
Más allá de los nuevos pactos que puedan surgir, las elecciones previstas para el 4 de mayo serían insólitas también porque se celebrarían en un día laborable, concretamente un martes, algo que hasta ahora sólo había ocurrido una vez, en 1987, y que añade una incógnita extra sobre dónde situar las urnas, si en los colegios o en otros emplazamientos. Demasiadas dudas para una campaña que arrancaría oficialmente el 18 de abril, pero que a efectos prácticos acaba de empezar, incluso sin la certeza de si finalmente los madrileños serán llamados a votar
