"Habrá sudor y muchas lágrimas"

Los primeros del megahospital: "Si voy a Valdebebas es solo para no ir al paro"

Ana es una de las TCAEs con un contrato de refuerzo Covid. Aún no se ha repuesto de la infección y el foco de la CAM ya apunta sobre ella para un posible traslado al Isabel Zendal que no estaba en sus planes.

Primeros de Valdebebas La ministra de Hacienda y cabeza de lista del PSOE al Congreso por Sevilla, María Jesús Montero, participan en la jornada 'Agenda Urbana: Cohesión, Racionalidad y Sostenibilidad'. En el Hotel NH Collection de Sevilla. (Foto de ARCHIVO) 02/04/2019
Los primeros del megahospital: "Si voy a Valdebebas es solo para no ir al paro"
La Información

"El Isabel Zendal saldrá adelante, con sudor y lágrimas, pero saldrá". El vínculo de Ana con la Comunidad de Madrid caduca el 31 de diciembre. La TCAE luchó contra el tsunami en la UCI, donde vio morir a demasiados pacientes y recuperarse a demasiado pocos. El bicho se cruzó en su camino el 23 de julio. Medio año después, las secuelas persisten. "Aún siento que me ahogo". La unidad de críticos exige estar a pleno pulmón. Los de Ana todavía no responden. La auxiliar de enfermería está ahora bajo el foco de la CAM. Si no hay voluntarios suficientes, tirarán de los refuerzos. "Si acato el traslado es únicamente para no ir al paro". 

La Comunidad de Madrid extendió a Ana un contrato de refuerzo Covid desde el 10 de marzo hasta el 30 de abril. Después, otro del 1 de julio hasta el 31 de diciembre. Entre ambos, la TCAE se contagió. "Entonces aún llevábamos las famosas mascarillas Garry Galaxy que luego resultaron defectuosas". El virus le ha dejado fuera de juego. "Sigo de baja y, si no me recupero antes de final de año no me renovarán el contrato". Ya lo ha vivido. Desde aquel 23, su último examen clínico refleja que las constantes de la profesional siguen alteradas. "Tengo que aferrarme a un alta antes de tiempo... la otra opción es el paro y tengo una familia que sacar adelante". 

Desde su publicación, el plan de reclutamiento del megahospital le roba el sueño. La situación de las auxiliares madrileñas exaspera a las profesionales. "No hay bolsa de TCAEs, así que, como tal, no pueden penalizarnos por no aceptar el traslado al megahospital". Pero la elección 'a dedo' deja a las auxiliares al descubierto. "Igual que entras al SERMAS puedes salir". Y Ana ya lo ha vivido. 

"Me contagié y pasé dos meses sin ingresos... en la UCI no puedes pararte a respirar cuando te falta el aire"

"Me contagié una semana antes de finalizar mi primer contrato Covid", recuerda, "Cuando terminó el contrato aún seguía de baja". El colapso del SEPE retrasó la prestación de la mujer. "Estuve dos meses sin ingresos". La auxiliar se dio de alta para firmar el segundo contrato de refuerzo. "Lo intenté, pero solo duré doce días. En una UCI no puedes pararte diez minutos a respirar cuando sientes que no te llega el oxígeno". La mujer tiene una hija de la que se despidió cuando empezó la pandemia. "Pasé semanas sin ver a mi hija de cuatro años, sufre problemas respiratorios... tenía que protegerla". Durante la primera ola, la mujer se olvidó de los abrazos. "Vivo con mi pareja, que también es de riesgo, así que dormíamos cada uno en una habitación". La mascarilla era indispensable, también en su propia casa. 

"Es frustrante. En primavera, iba de casa al trabajo, solo pude contagiarme en el hospital y fue por falta de equipos en condiciones". Ahora, las secuelas le impiden trabajar y la baja aleja cualquier posibilidad de obtener un contrato que le brinde algo de estabilidad. "En estas condiciones no puedes firmar una hipoteca... ni siquiera muchos alquileres". Su pareja también se contagió. Ambos tosen intermitentemente en el transcurso de un café con La Información. Los ataques demuestran que, aunque sus últimas PCR sean negativas, todavía no se han librado del bicho. Y el reloj corre en contra.

"Vivo en Guadalajara. Trasladarme al Isabel Zendal supondría, como poco, media hora más de coche. Una hora los días que se desplace en transporte público. La mujer insiste en que su contrato no es con el megahospital de Valdebebas, sino con uno de los centros del SERMAS, mucho más próximo a su domicilio. Pero el Gobierno madrileño ya se ha cubierto las espaldas. 

El primer borrador del plan de la CAM para el hospital de emergencias recurre al Real Decreto –Ley 29/2020, de 29 de septiembre: "Con carácter excepcional permite adscribir transitoriamente a personal facultativo de cualquier especialidad y personal de enfermería de Atención Hospitalaria a prestar servicios en otros hospitales, centros de Primaria, u otros dispositivos". Sobre el papel, las auxiliares no se cuentan como sanitarias -ni en sus condiciones ni en su remuneración-. Pero la 'excepcionalidad' abre la puerta a casi cualquier escenario. La primavera lo demostró y la segunda ola apunta maneras.

A pie de camilla, vio morir a demasiados y sanar a demasiado pocos. "Fue una locura, hubo profesionales, recién salidos del módulo, que duraron unas horas". Ana asegura que la pandemia "se ha cargado" la carrera de muchos jóvenes. Ella aguantó hasta que el bicho se cruzó en su camino. Un mes de caos en plena UCI fue suficiente para comprender que una unidad de críticos debe funcionar como un reloj. "Los tiempos que marca la CAM para el Isabel Zendal son demasiado justos". Los detalles pueden suponer la diferencia entre la vida y la muerte. 

"El personal debe conocer las instalaciones como la palma de su mano. Los pacientes en una UCI están con pinzas. Puede que todo vaya bien o que se descontrolen seis enfermos de golpe". Los planes deben estar preparados para responder si ocurre lo peor. "Un equipo no puede perder diez minutos buscando, por ejemplo, un carro de parada... porque en diez minutos el paciente se te ha muerto".  Tampoco cualquier profesional puede responder a estas situaciones. "Los equipos tienen que funcionar como un reloj. Lleva tiempo saber cómo trabaja tu enfermera o tu intensivista. Esto no es como los cromos, la Comunidad no puede sacar dos sanitarios de un lado y tres de otro y considerar que así ya se forma una UCI". 

La auxiliar lleva a sus espaldas tres años con contratos temporales. "Las sustituciones de bajas por maternidad son las más largas, después el verano y luego las camas de invierno". Su aterrizaje en el SERMAS, en pleno tsunami, le abrió las puertas de los hospitales públicos de la capital. El precio para no bajarse de ese tren es alto. Volver a las trincheras a medio pulmón es ya el precio a pagar para muchos de los sanitarios. Los aplausos no pagan las facturas. 

Nombre ficticio para proteger la identidad de la entrevistada.

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