"En Madrid no se suplen vacaciones"

Isabel, la única médica de El Álamo: "La sala de espera será un foco de contagio"

En plena oleada de brotes, el consultorio madrileño pasará el verano con una sola especialista, que asumirá el trabajo que en invierno realizan cinco.

Ayuntamiento de El Álamo
Isabel, la única médica de El Álamo: "La sala de espera será un foco de contagio"
Ayuntamiento de El Álamo

"No es mala letra, es falta de tiempo por paciente". La proclama de unos MIR en huelga pone banda sonora al colapso de la Atención Primaria en Madrid. Isabel Nuñez e Isabel Benavente son las dos únicas especialistas que aún quedan a pie de camilla en la localidad madrileña de El Álamo. Hace semanas que viven el entreacto de una obra que "no puede acabar bien". "Llevamos así varios meses", cuentan, "Pero en unos días la situación será aún peor. Una de nosotras se quedará sola al frente del centro de salud". Citas, urgencias, atención telefónica, visitas en domicilios, cobertura en residencias... y ahora también el control de los contagios. "Tenemos hasta un aeródromo, donde nunca pasa nada, pero si pasa también es cosa nuestra". Dos manos no son suficientes para frenar a un virus que sigue sin dar tregua. 

El consultorio de las "Isabeles" cubre a los cerca de 10.000 vecinos de la zona. "Durante la temporada estival, la población aumenta". Sobre sus hombros también pesa la atención en los cinco centros sociosanitarios del área. "Tenemos que cubrir a las residencias de ancianos, dos públicas y tres privadas... esperamos que estas últimas puedan contratar sanitarios para dar apoyo estos meses". En los meses del confinamiento, acometieron gran parte de la actividad del centro desde el teléfono. 

"El 60% de la atención sigue siendo telefónica. Muchas veces, supone el doble de tiempo por paciente". Y es que, si después de la llamada consideran que es pertinente que el vecino acuda al centro, "acabas doblando el trabajo". La pandemia echa más leña al fuego de la saturación. El centro ha habilitado una segunda entrada para garantizar dos circuitos, uno limpio de Covid y otro sucio. Desde que se levantó el estado de alarma los vecinos han vuelto a acudir al consultorio. "Cuando seamos solo una, será imposible garantizar que no se mezclen". 

Cada vez que llega un paciente con sospecha de Covid, empieza la odisea. "La lista de espera frena. Tenemos que ponernos el traje y acudir a la otra zona del centro... siendo una sola persona, no podemos asegurar que la sala de espera no se convierta en un foco del virus". Desde que se levantó el estado de alarma los vecinos han vuelto a acudir al consultorio. "El centro siempre ha sido para ellos un punto de encuentro más". Pese a la vuelta de las citas y de unas urgencias que no siempre lo son, la atención telefónica no ha bajado. "No hemos abandonado la primera línea, hemos trabajado a destajo. Ahora que cogemos vacaciones no llegan los refuerzos"

Un graduado sin MIR como refuerzo

La plantilla invernal cuenta con cinco especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria, además de dos pediatras. La carencia es crónica. "Todos los veranos tenemos dificultad para mantener la asistencia", lamentan. Otros años, las especialistas han logrado salvar los muebles. "Si se van cinco médicos y contratan tres, lo sacamos adelante, pero este año ni siquiera llegamos a eso". Hace días que las dos médicas enviaron una carta a la Gerencia Asistencial del SERMAS. "No nos han contestado". Por todo refuerzo, la consejería les ha enviado un R0 -graduados que aún no han realizado el examen MIR-. "No se puede considerar una suplencia porque estos no tienen competencia para recetar, ni tampoco pueden tener contacto directo con el paciente. Si atienden una consulta por teléfono somos nosotras las que tenemos que acercarnos a confirmar el diagnóstico". 

La Consejería de Sanidad ha trasladado a La Información que los contratos de refuerzo en Atención Primaria ascienden a 737. Este diario ha tratado de esclarecer cuántas de estas contrataciones corresponden a graduados que aún no tienen el MIR, sin éxito. "Es una vergüenza para la especialidad de Medicina Familiar", zanja el doctor Ignacio Sevilla, vocal de Atención Primaria del Colegio de Médicos de Madrid (ICOMEM), en una llamada con este medio. "Nadie concebiría meter a un recién graduado a operar en un quirófano. La labor de un médico de familia tampoco se puede afrontar nada más salir de la carrera". 

Las autoridades sanitarias de la comunidad aseguran que no encuentran especialistas con los que suplir a la plantilla que está de vacaciones. La temporalidad de los contratos y una remuneración inferior a la que ofrecen otras CCAA alimentan el coladero de sanitarios. "El agujero de especialistas que vive la región es el resultado de años de maltrato al profesional", incide Sevilla. Tampoco las condiciones favorecen que los médicos en plantilla quieran doblar para hacer frente a las consultas de sus compañeros ausentes. "Las pasadas navidades, la consejería aprobó un módulo de cuatro horas pagadas a 50 euros la hora", explica Sevilla, "Solventó bien la carencia que se sufre por estas fechas. Ahora se ha vuelto a solicitar, pero no ha habido noticias". 

Los especialistas cobran las horas extra a 17 euros brutos. Las cuatro horas que hace unos meses suponían una compensación de 200 euros, ahora no llegan a los 70. El cierre de consultorios amenaza a la red de Primaria en la comunidad. "Repartir consultas y concentrar profesionales en centros más grandes es una solución, pero no si conlleva mermar la plantilla y que a esta no se les reconozca ese esfuerzo adicional". El caso de El Álamo es significativo. "Si no se revierte la situación, el consultorio tendrá que cerrar y se derivarán los pacientes a Navalcarnero, a doce kilómetros". Los vecinos de la primera localidad tendrán que desplazarse... y sus médicos también. 

"Necesitamos manos. Si la misma plantilla se mueve a Navalcarnero, al final tendremos que movernos más y acabaremos igual de saturados", afirman las médicas. Que la Atención Primaria es fundamental para frenar la transmisión del virus no es ningún secreto. "En un primer momento, del rastreo se iba a encargar Salud Pública", recuerda Sevilla, "ellos también están saturados, así que asumimos el control de los contactos convivientes de los nuevos afectados". El calendario no da tregua. Si los hospitales temen al otoño, los centros de salud tiemblan por el verano. Las palabras con que Sevilla termina la llamada caen como un jarro de agua fría: "No se están supliendo las vacaciones de las plantillas. La situación es crítica".  

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