Maite Carranza da voz a los niños y jóvenes "silenciados por la vergüenza"

  • Maite Carranza (Barcelona, 1958) quería dar voz en su libro "Palabras envenenadas" a "los que no tienen voz", a los niños y jóvenes que han sido víctimas de los abusos sexuales y que están, por ello, "silenciados por la vergüenza, por el miedo, por su invisibilidad".

Madrid, 18 nov.- Maite Carranza (Barcelona, 1958) quería dar voz en su libro "Palabras envenenadas" a "los que no tienen voz", a los niños y jóvenes que han sido víctimas de los abusos sexuales y que están, por ello, "silenciados por la vergüenza, por el miedo, por su invisibilidad".

"Palabras envenenadas" acaba de recibir el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil, del Ministerio de Cultura, y en él su autora quería "indagar y explorar" un tema todavía considerado "tabú", según cuenta en una entrevista con Efe tras conocer el galardón de boca de la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde.

Maite Carranza, que el año pasado quedó finalista del mismo premio con su libro "Magia de una noche de verano", reconoce que "Palabras envenenadas" era "una apuesta arriesgada", aunque subraya que precisamente en estos riesgos es donde el escritor "se atreve más" y no se preocupa de que el libro guste o no, sino de decir lo que desea.

Según su autora, la obra premiada es un thriller psicológico narrado en clave policíaca, en el que todo ocurre en un mismo día y que se inicia, "como ocurre en demasiadas ocasiones", con la desaparición de una joven, Bárbara Molina, durante cuatro años, en los que mientras que ella permanece retenida en un zulo todo el mundo la da por muerta.

"Se trata de un secuestro, una apropiación, una posesión total, por parte de alguien que se ha tomado la justicia por su mano", señala la catalana, quien explora lo que le sucede a una persona "que llega a ser esclava de otra que la domina y que tiene en su mano los resortes de su personalidad".

En el libro, según su autora, hay "mucho respeto" hacia los jóvenes y ausencia total de situaciones "escabrosas", aunque sus lectores van a encontrar "mucho dolor, mucha confusión y, sobre todo, mucho desconcierto" por parte de la protagonista, víctima de una situación "anómala" pero "compartida por muchos jóvenes".

Carranza se ha documentado con personas que han sufrido abusos sexuales en su infancia, pero no con niños o jóvenes de hoy, a quienes ve como "un material muy sensible", y dice con firmeza que los casos de abusos sexuales a menores que se conocen son sólo "una pequeña punta del iceberg, porque en el fondo de nuestra sociedad bien pensante subyace mucha suciedad, mentira e hipocresía".

"Sigue habiendo muchos casos escondidos por vergüenza", afirma la escritora, quien puntualiza que lo reconocen los expertos y psicólogos en la materia, que calculan que hasta un 20 por ciento de niños y jóvenes son víctimas de abusos sexuales.

En su opinión, en un momento en el que se habla mucho de la violencia de género, "éste es el maltrato más cruel que existe, porque están indefensos y además están formando su personalidad", por lo que un episodio de abuso sexual "estropea su vida para siempre".

Con "Palabras envenenadas", publicada originalmente por Edebé en catalán y posteriormente en las cuatro lenguas cooficiales del Estado -gallego-euskera y castellano- y traducida al holandés, ruso, brasileño, coreano y francés, su autora se aleja de su obra anterior, centrada en el humor infantil y la fantasía juvenil.

Maite Carranza, por su condición de guionista, se reservaba este género "comprometido" para la televisión, pero finalmente se arriesgó a llevarlo a la literatura con el ánimo de que lo leyesen los jóvenes "y reflexionasen" sobre el tema.

El libro, dice, le ha dado "muchas satisfacciones", no sólo por los premios que ha recibido, sino porque con el mismo se han abierto las puertas de la escuela a un tema tabú, vedado hasta ahora".

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