Presumen de no tener ningún contagio

Maluenda, la pequeña villa de Aragón que se adelantó a Sánchez con las mascarillas

  • El municipio fue pionero en hacer obligatorio el uso de mascarillas a sabiendas de que triplicará la población con motivo de la entrada en la fase 1. 
Mascarilla farmacia
Mascarilla farmacia
Europa Press

Apenas suma 1.000 habitantes, pero la localidad zaragozana de Maluenda se ha convertido en el blanco de todas las miradas por las medidas que han tomado sus dirigentes para evitar al máximo los contagios por coronavirus. Este pequeño pueblo aragonés decidió días antes de pasar a la fase 1 acordar el uso obligatorio de mascarillas en todos los espacios públicos. "No podemos bajar la guardia. Hay que ser realistas, la Covid sigue entre nosotros", advirtió el Consistorio en una carta dirigida a sus habitantes. La iniciativa, aplaudida por casi la totalidad de vecinos, parece ser el preludio de un escenario que se podría vislumbrar en toda España en función de lo que decida el Ejecutivo acerca del uso obligatorio de las mascarillas. 

"Estamos tomando medidas por nuestra cuenta de cara a exceder más en la prevención. Cuando empezó la 'desescalada' vimos un poco de desfase y nos pareció que había que acordar su uso dentro del casco urbano", explica a este diario la alcaldesa Carmen Herrero, del Partido Aragonesista. La edil se congratula de no haber tenido ningún contagio dentro de su territorio en todo lo que llevamos de confinamiento, aunque deja claro que ha dado órdenes para no multar a los vecinos que no atiendan a esta recomendación. ¿Ha contravenido la alcaldesa las medidas tomadas hasta ahora por el Ejecutivo central? "No voy de sobrada, lo hemos puesto de buena manera", espeta. 

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El Consistorio difundió esta orden el 8 de mayo. / Ayuntamiento de Maluenda .

Lo cierto es que sus ciudadanos aplauden la medida. Conscientes de que son un pequeño reducto que va a pasar a sumar en los próximos meses muchos ciudadanos procedentes de urbes como Calatayud o Zaragoza, las medidas no les parecen excesivas. "Yo creo que hay preocupación de las familias por cuidar a la gente mayor", explica Esperanza, otra ciudadana del municipio. Con motivo de la campaña de recogida de fruta o del descanso estival, este pequeño municipio en ocasiones hasta triplica el número de vecinos en los meses de verano. "De mi generación te podría decir que somos cinco. Dándote cuatro apellidos te daría ya todos los del pueblo", añade la vecina que también integra la asociación Somos Maluenda. 

'Todos a una'

Este pequeño municipio, conocido por sus obras anuales en las que recrean las costumbres y formas de vida de principio del siglo XX, no solo ha sido pionero en el uso obligatorio de mascarillas. También se movilizó rápidamente tras el estallido de una crisis sanitaria que se ha cobrado la vida, hasta el momento, de más de 27.500 personas en nuestro país. La colaboración grupal se ha dejado sentir en forma de aportación económica. Las asociaciones del pueblo junto con vecinos a nivel particular pusieron su granito de arena para conseguir que a ningún habitante le faltara protección frente al virus. 

Por eso, repartieron casa por casa mascarillas, geles hidroalcohólicos y otros suministros que han logrado el efecto esperado pues, a día de hoy, no se ha registrado ningún positivo en el municipio y eso que los ediles del Ayuntamiento se volvieron a hacer las pruebas el jueves dando negativo. "Nos ha salido todo perfecto", explicaba en conversación con este medio la alcaldesa. Ahora, el objetivo es evitar que esta pequeña villa, que se nutre en su mayoría de población mayor, mantenga los niveles de contagio cero de los que presumen.  

Con todo, el resultado de esta 'política de éxito' no solo se encuentra en el suministro de material de protección puesto que también han aplicado a rajatabla las medidas del Ejecutivo de Pedro Sánchez pese a las pequeñas dimensiones de un pueblo que el año pasado solo registró un nacimiento. "Somos muy incisivos. Aquí los niños menores de 14 años no pueden salir si no es acompañados de una persona mayor", aclara la alcaldesa, la cual también aplaude que apenas han tenido apercibimientos por saltarse las normas de confinamiento. Según dice, hubo "un par de multas", descartando de este modo litigiosidad en el municipio. Un ambiente tranquilo y pacífico que se hace extensivo a épocas normales. De hecho, en el año 2019 solo se registraron seis delitos, tres de los cuáles estuvieron relacionados con estafas en Internet. Los otros dos fueron delitos de amenazas.

El Gobierno estudia hacerlas obligatorias

Maluenda ha abierto el paso a una decisión que podría llegar a todas las localidades de España en los próximos días. El Gobierno, en colaboración con las comunidades autónomas, está estudiando la obligación de salir a la calle con mascarillas, algo que ya es así en los medios de transporte. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, aseguró el pasado viernes que se trata de una medida que no descartan para el próximo estado de alarma con el objetivo de reducir los contagios en unas fases donde el contacto físico se va a ir aumentando a medida que avanza el desconfinamiento.

Algunas autonomías, de hecho, están estudiando o ya han pedido al Gobierno central que imite a Maluenda. Es el caso de la Comunidad de Madrid, que considera imprescindible extender la medida a cualquier desplazamiento. De hecho, el Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso ha gastado 32 millones en adquirir 14 millones de mascarillas FFP2 que está repartiendo en las farmacias. El Gobierno central también adquirió más de dos millones de estos complementos sanitarios para entregarlos en los principales nudos de transporte.

Mientras en Maluenda siguen conteniendo los contagios, Sanidad se ha abierto a que, en la nueva fase de cogobernanza que se va a inaugurar en el quinto y último estado de alarma, sean las comunidades autónomas las que propongan la imposición de llevarla. Debate hay. De momento usar mascarillas es "altamente recomendable siempre que no se pueden guardar los dos metros de distancia de seguridad" recomendados, explican desde el mando único.

"Hay argumentos en pro y en contra; nunca nos hemos negado a revisar nuestras medidas conforme evolucionen las etapas y haya nueva evidencia; ahora estamos en fase de evaluar si procede o no su uso obligatorio en determinadas situaciones", explicó el ministro Illa durante su comparecencia el pasado jueves en la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados.

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