Marine Le Pen compareció ante un tribunal de Lyon (este) cuando faltan menos de dos meses para las elecciones regionales en las que ambiciona ganar en el norte de Francia.
Al llegar al Palacio de Justicia, Marine Le Pen, sonriente, afirmó que no ha "cometido ninguna infracción" y acusó al gobierno socialista de llevar a cabo una "persecución judicial" contra ella, recalcando la proximidad de su comparecencia con las elecciones regionales.
Es acusada de "instigación a la discriminación, a la violencia o al odio hacia un grupo de personas en razón de su pertenencia a una religión", delito pasible de un año de cárcel y 45.000 euros de multa.
Su inculpación se debe a declaraciones que hizo en 2010 cuando estaba en campaña para suceder a su padre, Jean-Marie Le Pen, jefe histórico de la ultraderecha francesa, en la presidencia del FN.
Comparó entonces los "rezos en la calle" de los musulmanes carentes de mezquita a la ocupación nazi de Francia durante la Segunda Guerra Mundial.
El 2 de julio de 2013 el Parlamento europeo aprobó el levantamiento de su inmunidad parlamentaria, abriendo la posibilidad de una inculpación, pronunciada por la justicia el 10 de julio de 2014. El 11 de septiembre de ese año, la fiscalía pidió su comparecencia ante el tribunal correccional.
Marine Le Pen declaró recientemente a la AFP que asistiría a la audiencia del martes. "No voy a perderme esa ocasión", dijo.
Implicada ya en procesos por difamación, la dirigente de la extrema derecha francesa no había comparecido nunca antes por incitación al odio racial, contrariamente a su padre, condenado varias veces por declaraciones racistas o antisemitas.
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