Marruecos se acerca a rebeldes libios en busca de nuevo equilibrio regional

  • Rabat.- El Gobierno marroquí se ha acercado al Consejo Nacional de Transición (CNT), el nuevo poder en Libia, en busca de un nuevo equilibrio regional que favorezca sus tesis sobre el Sáhara Occidental, coinciden en señalar varios observadores.

Marruecos se acerca a rebeldes libios en busca de nuevo equilibrio regional
Marruecos se acerca a rebeldes libios en busca de nuevo equilibrio regional

Rabat.- El Gobierno marroquí se ha acercado al Consejo Nacional de Transición (CNT), el nuevo poder en Libia, en busca de un nuevo equilibrio regional que favorezca sus tesis sobre el Sáhara Occidental, coinciden en señalar varios observadores.

Ha llamado la atención la rotundidad con la que el Gobierno marroquí ha apoyado a los rebeldes libios antes de que se hicieran con el poder en Trípoli, mientras que el argelino -gran rival de Marruecos en la escena magrebí- acogía a la familia huida de Gadafi para cólera del CNT.

A Bernabé López García, especialista español en temas del Magreb, le parece obvio que "Marruecos quiere arrimar el ascua a su sardina" en un momento en que se configura un nuevo poder en Libia "que tiene que posicionarse en un sentido u otro" sobre el conflicto del Sáhara, que gravita sobre cualquier intento de acercamiento magrebí.

La prensa marroquí airea estos días las declaraciones de los responsables del CNT libio de agradecimiento al apoyo de Marruecos y su apoyo a la "transición democrática" en su país, queriendo ver en ellos un nuevo aliado con el que plantar cara a Argelia.

Esta misma prensa se ha hecho eco de informaciones nunca confirmadas de que militantes del Frente Polisario habían luchado al lado de Muamar al Gadafi en la batalla por Trípoli, algo difícil de creer cuando las relaciones de Gadafi con el Polisario se habían enfriado hace mucho tiempo.

El politólogo marroquí Larbi Ben Otman cree que el CNT, si bien aún no tiene una postura muy definida sobre el Sáhara, evidentemente "está en contra de la balcanización del Magreb: si su gran miedo era la partición de Libia en dos mitades, no puede ser otra su postura tratándose de la partición de Marruecos", reflexiona.

De todas formas, Ben Otman también sospecha que el acercamiento de Marruecos al CNT no se debe tanto a intereses intrínsecos cuando al juego de alianzas internacionales: según él, desde el momento en que Francia y Estados Unidos apuestan por el CNT, empujan a sus aliados árabes a sumarse al consenso para dar una "legitimidad árabe" a esa opción, y Marruecos no hace sino seguir las consignas.

A Ben Otman le llama la atención que Marruecos haya declarado con tal entusiasmo su apoyo a los rebeldes libios cuando reprime con dureza cualquier germen de rebelión en suelo propio, y en ese sentido echa de menos una mayor transparencia en el diseño de la política exterior.

En cualquier caso, la aparición de nuevos poderes en Túnez y Libia permiten pensar que el viejo pulso argelino-marroquí en el Magreb con las arenas del Sáhara como fondo puede verse alterado ahora por un nuevo reequilibrio regional.

Un funcionario de segundo orden del CNT libio, Yomaa al Gamati, portavoz del movimiento en Londres, dijo por su cuenta y riesgo el pasado viernes que "el futuro del Sáhara no puede ser otro que bajo la soberanía marroquí".

Mientras que los medios marroquíes recogían estas declaraciones a bombo y platillo, hasta ahora nadie de mayor peso que él ha salido a confirmar estas posturas y la cautela parece imperar en el CNT, más preocupado -como sucede con las autoridades del vecino Túnez- por restaurar el orden en el interior que por indisponerse con sus vecinos.

Por su parte, fuentes diplomáticas argelinas en Rabat que pidieron el anonimato desdeñaron el súbito abrazo del Gobierno marroquí por los rebeldes libios y por lo que llamaron "injerencia extranjera" (de la OTAN, EEUU y varios países europeos) en los asuntos de un país magrebí, viendo en ello un peligroso precedente del que desde luego quieren escapar.

Para estas fuentes, su Gobierno no considera prioritario en este momento el problema del Sáhara Occidental y está mucho más preocupado por otra cuestión, como es la volatilidad de las fronteras en el sur del Sáhara y el Sahel y la facilidad con la que ahora pueden circular armas y terroristas por el sur de una Libia caótica.

Por último, el Frente Polisario guarda silencio ante el vuelco de Libia. Tampoco por Tinduf ha llegado la primavera árabe.

Javier Otazu

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