El 'mediador real' o un presidente independiente: las soluciones a un bloqueo post 26-J

  • Otros países cuentan con una figura que releva al Rey en la labor 'dura' de la ronda de consultas.

    La opción del presidente independiente genera dudas en los expertos. 

El Rey recibe a Pablo Iglesias en la ronda de consultas.
El Rey recibe a Pablo Iglesias en la ronda de consultas.

¿Qué pasa si el nuevo Parlamento salido del 26-J es, de nuevo, 'ingobernable'? La difícil conformación de mayorías abre las incógnitas sobre un escenario que, según los sondeos, será prácticamente idéntico al de diciembre.

La Constitución no prevé esta situación como “anormal”. Tanto es así, que no recoge ningún mecanismo excepcional que evite unas terceras elecciones.

Todo volverá a depender de la voluntad de consenso de los partidos. Algo que, en diciembre, brilló por su ausencia. Los expertos consideran que ahora será distinto y que habrá quién 'ceda' con su abstención para que el Gobierno eche a andar.

“Si los partidos no llegan a un acuerdo y se celebran otras elecciones quedarán deslegitimados”, sostiene Federico de Montalvo, profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Comillas ICADE.

El debate sobre si el Rey debería jugar esta vez un papel más activo vuelve a plantearse. Y como antes, sigue levantando controversias. “Lo que me preocupa es que siendo la Monarquía una institución a derrocar por algunos sectores, pueda salir deteriorada de este proceso”, dice este experto.

Remite a una figura que existe en otros países de nuestro entorno, como Bélgica o Italia, donde el monarca cuenta con una persona que hace el “trabajo sucio” de las conversaciones con los grupos. Aquí, sostiene, no existe ni la garantía del 'secreto real”. El Rey no tiene la confianza de que lo que se hable en Zarzuela no sea luego revelado en una rueda de prensa, como así quedó demostrado.

Sobre un presidente independiente, otra de las ideas comentadas en la legislatura fallida, también existen desacuerdos. Jurídicamente, apunta Isabel Álvarez, catedrática de Derecho Constitucional, no existe inconveniente. “Nada dice que tiene que pertenecer a un partido o ser diputado o senador”.

“No me parece mal si se pacta una legislatura corta, de unos dos años, para hacer una serie de reformas concretas”, apunta. Montalvo disiente: “No me gusta, creo que es una especie de pseudopresidente. Prefiero que sea alguien de alguno de los partidos, funcionaría mejor”.

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