'Mindful eating', la tendencia que te enseña a comer para que no ganes peso

  • En un momento en que la alimentación sana se va imponiendo en casi todos los hogares, aparece esta nueva técnica para no engordar.
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La alimentación consciente promete acabar con los cambios de peso / Pixabay

Las tendencia 'healthy' o sana a la hora de alimentarse coge cada vez más fuerza. Poco a poco vamos sumando más productos naturales a nuestra dieta y vamos desechando fritos, 'fast food', procesados... Así, según los últimos datos de Nielsen, en 2017 las frutas y verduras fueron las 'grandes triunfadoras' de la cesta de la compra, con un crecimiento del 8,6% de las primeras y del 4,5%, en el caso de las segundas. 

Casi la mitad (45%) de los españoles demandan ya productos más naturales en los supermercados, sin tantos colorantes, azúcares, edulcorantes o grasas. Esto supone que cada vez nos preocupamos más por lo que comemos, por cómo está hecho y por sus efectos en nuestra salud. Pero lo que no cuidamos tanto es la forma en la que comemos, y puede que ahí esté la clave de la verdadera alimentación sana.

Porque una nueva tendencia alimenticia viene pisando fuerte con el objetivo de desterrar de nuestro vocabulario de una vez por todas la palabra dieta. Se trata del 'mindful eating', una práctica que se centra más en el cómo que en el qué, tomando como punto de partida para una alimentación sana la forma en la que ingerimos los alimentos.

El 'mindfulness' alimenticio

Esta tendencia procede de otro anglicismo muy de moda hoy en día: el 'mindfulness'. Se trata de un concepto psicológico que alude a la atención o concentración plena, una derivación de la meditación budista. Si bien su exportación a Occidente está vacía de cualquier connotación religiosa, y solo busca el beneficio de cuerpo y mente a través de la meditación.

En líneas generales, el 'mindfulness' trata de que tomemos conciencia del momento presente; de que, en resumidas cuentas, adoptemos como norma ese 'carpe diem' tan repetido desde hace siglos pero que parece que las nuevas tecnologías nos han hecho olvidar. Esta práctica pretende que dejemos de lado tanto el pasado como el futuro y que, al menos un rato al día, nos concentremos en el presente, en lo que nos rodea y escuchemos a nuestros sentidos.

Y esto va directamente vinculado con la alimentación, porque el estrés y la ansiedad pueden provocar que nuestra forma de comer no sea la adecuada. Si no escuchamos a nuestro cuerpo, no podremos saber cuándo tenemos realmente hambre o cuándo estamos saciados, provocando que cualquier intento de dieta caiga en saco rota. Es a raíz de estas alteraciones emocionales de donde proceden muchas veces los atracones o los ayunos extremos, perjudicando a la salud si ocurren a menudo.

Por eso, el 'mindful eating' se ha propuesto enseñarnos a comer de nuevo para que escuchemos a nuestro cuerpo y, así, dejemos de lado las dietas y alimentos milagro, pues la importancia de la alimentación -a parte de ser variada- residirá en nuestra forma de tomar los alimentos. Esta tendencia aconseja que pongamos atención plena al momento de sentarnos a la mesa, sin móviles, ordenadores o televisiones de por medio. Solo nosotros y nuestro plato. De esta forma, podremos escuchar a nuestro cuerpo y sabremos cuándo estamos saciados o lo que nos apetece. Además, podremos saborear mejor los alimentos y disfrutar realmente del acto de comer. Sin prisas ni con la atención puesta en el último WhatsApp.

¿Cómo lo pongo en práctica?

Esa es la teoría, pero, ¿cómo lo podemos poner en práctica? Numerosos expertos han explicado diferentes técnicas para hacer del 'mindful eating' un hábito que permitirá mantenerse en un peso saludable y tener una mejor relación con la comida. Estas son las principales:

1. Comer sin distracciones y, a poder ser, en silencio. Adiós a los dispositivos electrónicos, la televisión o la radio. Plena conciencia en el plato y en el momento.

2. Beber un vaso de agua antes de empezar a comer. Eso evitará que nos lancemos al plato con ansiedad.

3. Comer cuando realmente se tenga hambre. Sin obviar las cinco comidas diarias, es importante no forzar al cuerpo a comer cuando no se tengan ganas. Ya es hora desterrar eso de que hay que acabarse el plato aunque no se tenga más hambre; come hasta donde puedas y deja el resto para más tarde si no puedes más.

4. Hacer ejercicio de forma regular. La práctica deportiva hará que tengamos una relación más sana con la comida y, a la vez, rebajemos los niveles de estrés y nos carguemos de energía.

5. Practicar la meditación. Si, además, meditamos un rato todos los días, nos será más fácil aprender a 'meditar' cuando comemos.

6. Disfrutar de la cocina. Poner en práctica nuevas recetas o simplemente tomarnos un rato para cocinar nuestros platos preferidos hará que luego disfrutemos doblemente de la comida, poniendo atención a su sabor y textura para testar cómo nos ha quedado. 

7. Comer de todo. Este consejo puede parecer el más obvio, pero es quizá el más importante... y el que más se pasa por alto. Si no tenemos una alimentación variada, nuestra salud se verá resentida, al igual que nuestro físico. Comer verdura, fruta, pescado, lácteos, cereales y carnes bajas en grasa es la base para tener una relación sana con la alimentación y mantenerse en el peso deseado sin necesidad de tirar de la última dieta.

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