Haciendo cajas y con caras largas: así han sido las 24 horas más amargas para el PP

  • La estrategia impasible de Rajoy no ha funcionado esta vez. El PP se prepara para el traspaso de poderes apenas una semana después de aprobar los PGE.
Mariano Rajoy
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Cordon Press
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Mariano Rajoy durante la moción de censura en el Congreso./EFE

2.357 jornadas hasta esta moción de censura. Seis años, cinco meses y diez días. Es lo que ha durado, si no hay ninguna sorpresa de última hora, el Gobierno de Rajoy, tras el periodo de interinidad de 2015-16. Si no ocurre nada extraño el PP saldrá de La Moncloa con la sensación de haber hecho los deberes y con una crisis interna que podría provocar el adiós de su líder de la política. En la mañana de este viernes se va a confirmar si es el fin del marianismo pero durante toda la jornada de ayer el PP pasó de la esperanza, por poder convencer al PNV de que no votaran 'sí', a la desesperación al ver que se pone fin a una etapa que consideran exitosa y que se hace además de manera precipitada.

Son cientos de puestos de trabajo los que están en juego. O, mejor dicho, los que podría perder el PP a partir de este fin de semana si se confirma el relevo en la Presidencia del Gobierno. En el Ejecutivo y en las filas populares no podían esperarse a mediados de la semana pasada que sus cargos pudieran estar en peligro, especialmente tras aprobar la ley más importante del año, la de Presupuestos de 2018. El jueves 31 de mayo de 2018 será, sin embargo, una jornada aciaga para ellos, ya que este día se ha cumplido lo que algunos venían vaticinando a lo largo de toda la semana.

El jueves negro para el PP empezó con esperanza. Por la mañana aún veían posible hacer ver al PNV que lo mejor era que Rajoy continuara en Moncloa. Hubo intensos contactos tanto del gabinete del presidente como de los ministerios. A mediodía un ministro del área económica decía que todo se estaba jugando "a cara o cruz". Pero a primera hora de la tarde estalló la bomba informativa y el EBB tomó la decisión: acabar con Rajoy con el voto favorable a la moción de sus cinco diputados en Madrid. A partir de ahí el PP entró en shock.

En Moncloa y algunos ministerios comenzaron a partir de ese momento a preparar las cajas. "El sábado nos vamos", decía un importante cargo de una cartera de Estado. Daban por seguro que Rajoy no dimitiría a última hora, como confirmó la propia secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, a mitad de tarde porque no serviría de nada. Derrotados, abatidos, camino del paro algunos y otros, con más suerte, recolocados en el partido, algún puesto regional o rumbo a la empresa privada.

Todo ello sucedía mientras Rajoy no apareció por la tarde en el hemiciclo. Hay quien en el PP dice que ya está preparando su etapa en la oposición y que a partir de ahora "esto va a ser la guerra". Desde un ministerio del área económica aseguraban a última hora del día que a partir de ahora los populares van a iniciar una oposición feroz al previsible Gobierno de Sánchez. No les van a dejar pasar ni una con el objetivo de volver al poder en cuestión de unos meses. Es la perspectiva más optimista.

En el PP ya han empezado a surgir voces que critican la parsimonia de Rajoy. Esta vez el no hacer nada no ha funcionado, afirman con cierta dosis de indignación. El PSOE de Sánchez les ha ganado la partida de ajedrez y ahora solo queda resignarse. El ambiente en la bancada popular era de derrota en el momento de abandonar el hemiciclo por unas horas y a la espera de la decisiva votación de mañana viernes. Pocos confían en que el jefe de filas se guarde un as en la manga y que lo vaya a sacar a última hora.

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