Moderado optimismo de HRW ante posible fin de campos de reeducación en China

Pekín, 7 ene.- La organización Human Rights Watch (HRW) manifestó hoy moderado optimismo ante el anuncio, por parte del máximo responsable de seguridad del régimen comunista chino, Meng Jianzhu, de que el país pondrá fin a los controvertidos campos de reeducación este año.

"Si no es reemplazado por un sistema de detención administrativa similar, es un hecho muy significativo", aseguró a Efe el jefe de investigación de HRW en Asia, Nicholas Bequelin, quien señaló que en el propio régimen existe, desde hace tiempo, el consenso de que hay que terminar con esos campos.

"Abolir los campos de reeducación mediante el trabajo sería una mejora en derechos humanos sin discusión, aunque aún no está claro si eso es realmente lo que el Gobierno quiere hacer", advirtió Bequelin, señalando que quizá lo que Pekín pretende es maquillar el sistema para hacerlo más aceptable dentro y fuera del país.

En todo caso, el investigador de HRW subrayó que en el mismo seno de los legisladores del régimen comunista se busca acabar con unos campos -llamados "laogai" en China- que "son claramente inconstitucionales y afectaban cualquier esfuerzo con sentido de mejorar el sistema judicial chino".

Bequelin también recordó que el anuncio podría ser una señal de las divisiones internas en el régimen comunista:

Meng asumió en noviembre la secretaría de la Comisión Política y Legislativa del Partido Comunista, encargada de supervisar la política de interior y seguridad del país, en sustitución de Zhou Yongkang, a quien muchos relacionan con el ex líder Bo Xilai, protagonista del gran escándalo político de China en 2012.

El anuncio del nuevo alto cargo (quien al igual que Zhou fue ministro de Seguridad Pública antes de ascender a ese influyente puesto en el partido) podría suponer un gesto a la opinión pública dentro y fuera del país y, de paso, un distanciamiento de un político ligado a Bo, cuya esposa fue condenada a muerte en 2012 por asesinato y quien afronta acusaciones de corrupción.

Los campos de reeducación fueron establecidos en los años 50 del siglo XX, durante los primeros años del maoísmo, y en ellos suelen cumplir condena detenidos sin juicio previo.

Han sido usados durante décadas contra disidentes, peticionarios y "alborotadores", y también es frecuente que en ellos cumplan prisión preventiva desde consumidores de estupefacientes hasta trabajadores del mundo de la prostitución.