Tensión en Ceuta

Marruecos cierra la frontera y frena el éxodo: "Si quieren, no pasa ni Dios"

El reino alauita ha pisado el freno horas después de haber permitido una alocada carrera en la que centenares de personas se han jugado la vida para entrar en Ceuta.

Chavales marroquíes volviendo a Marruecos
Chavales marroquíes volviendo a Marruecos
Ángel Martínez

"La Policía marroquí esta hoy dando palos a quienes intentan cruzar [a España]. Se nota en que han dejado de llegar. Cuando ellos quieren no pasa aquí ni Dios". Un guardia civil con callo en la frontera de la discordia habla con La Información, apostado en el muelle y a tan solo unas decenas de metros de la línea divisoria entre ambos países. "No tiene nada que ver con lo de ayer. Hoy a las 12 había 500 marroquíes delante del espigón -en la zona de Marruecos- pero la policía marroquí les ha echado", dice un legionario.

Ahora hay calma; no como ayer, cuando una marea de migrantes irrumpía en territorio español ante la indiferencia de Marruecos y la sorpresa de los efectivos policiales españoles. Hoy, miércoles, Marruecos ha pisado el freno horas después de haber permitido una alocada carrera en la que centenares de personas se han jugado la vida para entrar en Ceuta con sueños e ilusiones que se han truncado sin siquiera haber brotado.

Marruecos ha decidido sorpresivamente cerrar la frontera, interrumpiendo el acceso de migrantes por el paso de el Tarajal y poniendo fin, al menos por el momento,  el éxodo que en los pasados dos días permitió la entrada en la ciudad autónoma española de 8.000 personas indocumentadas, muchas de las cuales han deambulado durante toda la noche por las calles de la ciudad.

Tras jornadas de alto voltaje, una calma tensa se ha instalado en las playas ceutíes, en las que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y unidades del Ejército se mantienen alerta para devolver 'en caliente' a los migrantes rezagados que siguen apareciendo con cuentagotas. El paraíso español está para ellos más lejos que ayer. Esta soleada mañana al norte del continente africano está siendo testigo de llegadas por mar, a nado o en pateras, de subsaharianos que, sin tiempo para secarse o descansar, son devueltos de inmediato a territorio marroquí.

El trato de guardias civiles, policías y militares hacia los migrantes es exquisito; pero contundente y sin miramientos. Del regreso por la vía rápida solo se salvan los menores de edad, a los que las autoridades españolas no pueden expulsar en aplicación de los acuerdos y las leyes vigentes.

La mayor tensión se vive ahora en territorio del Reino de Marruecos, donde centenares de personas pretenden seguir entrando por el paso fronterizo aunque los agentes policiales de Mohamed VI están siendo inflexibles: hoy la instrucción parece ser no dejar pasar a nadie, aunque haya que hacer uso de material antidisturbios para conseguirlo.

En el Tarajal se desconocen los motivos del cerrojazo, después de que tanto el Gobierno de España como la UE defendiesen la integridad de la frontera y pusiesen bajo la lupa los movimientos del reino alauita. Todo son rumores, cuchicheos... Nadie sabe a ciencia cierta si lo que está en calma puede agitarse de nuevo. Desde territorio español no se disminuye la vigilancia: si alguien pisa arena ceutí ya sabe cuál será su destino.

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