Muere el polémico empresario español José María Ruíz-Mateos

  • El polémico empresario español José María Ruíz-Mateos murió este lunes a los 84 años en un hospital del Puerto de Santa María (Andalucía, sur) como consecuencia de complicaciones derivadas de una fractura de cadera.

Ruíz-Mateos, nacido en 1931, levantó grandes entramados empresariales y hasta fue propietario del equipo de fútbol Rayo Vallecano, pero fue más conocido por sus problemas judiciales y sus rocambolescas puestas en escena ante los medios.

Este empresario, casado y padre de 13 hijos, saltó a las primeras planas de los diarios cuando en 1983 el gobierno socialista español de la época expropió su holding Rumasa, que englobaba desde bancos a negocios de hostelería o bodegas, y constituía el sexto grupo empresarial español.

El grupo tenía millonarias deudas con la Hacienda pública y la Seguridad Social, lo que llevó al ejecutivo a tomar esa decisión.

Ruíz-Mateos siempre culpó de esta expropiación al entonces ministro de Economía y Hacienda, Miguel Boyer, al que golpeó en una ocasión en la cabeza al grito de "¡Qué te pego, leches!", una frase que se hizo famosa.

Otro de los grandes momentos de este empresario tuvo lugar cuando huyó de la policía disfrazado con una gabardina y una peluca o cuando también acudió a un juzgado vestido de Superman.

Ruíz-Mateos llegó a pasar por la cárcel, condenado por evasión de divisas, fraude y apropiación indebida.

A principios de los años 1990, se convirtió en máximo accionista del club de fútbol Rayo Vallecano, que controló hasta 2011 y que presidió la mayor parte de esos años su esposa, Teresa Rivero, que incluso acabó dando su nombre al estadio, hasta que se volvió a cambiar en 2012.

A lo largo de los años, Ruíz-Mateos fue adquiriendo diversas empresas y en 2009, en medio de la crisis económica, funda "Nueva Rumasa", un entramado de compañías de financiación opaca, que acabó también en los tribunales.

Este conglomerado emitió pagarés para captar a pequeños inversores, contra los que llegaron a advertir las autoridades bursátiles españolas, que ofrecían una rentabilidad del 8% frente al 3% que daba el mercado entonces.

Las deudas con inversores, bancos y organismos públicos del conglomerado volvieron a llevarlo a los tribunales, salpicando a varios miembros de la familia.

Investigado por delitos como insolvencia punible, fraude o estafa, la justicia había llegado a decretar su ingreso en prisión en junio pasado, pero no entró en la cárcel por sus problemas de salud.

gr/pc

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