Uno de los nombres que más se escuchó después de que aparecieran los cuerpos de las niñas de Alcàsser fue el del investigador, criminólogo y periodista Juan Ignacio Blanco, quien acaba de fallecer en Madrid. Rodeado siempre de la polémica, alimentó muchas de las teorías conspiratorias sobre un caso que conmocionó a España en 1992 y que ahora vuelve a estar de actualidad después de que una pareja encontrara lo que podrían ser cuatro falanges en la fosa en la que fueron enterradas Mirian Toñi y Desireé, después de que fueran secuestradas, violadas y asesinadas.
Un documental emitido por Netflix hace muy poco volvió a abrirle los micrófonos. En él insistía en que tendría en su poder una cinta de vídeo en la que supuestamente se ven a personas muy importantes de este país junto a las adolescentes. Ese fue el final de una investigación que empezó con este periodista durmiendo en la casa de Miriam para iniciar una investigación en paralelo cuyos frutos se iban desvelando poco a poco en el programa 'Cruzando el Missisipi'. Allí fue donde llevó el sumario de más de 1.000 páginas con el que se hicieron engañando al abogado del padre de una de las niñas.
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Llegó a escribir un libro sobre el caso, pero fue la madre de Toñi la que consiguió que prohibieran su venta porque aparecían imágenes de la autopsia de su hija. También evitó que la asociación que montaron llevara el nombre de las niñas de Alcàsser. Fue la primera en separarse del camino que emprendían este investigador al que en más de un plató le desmontaron sus teorías pero que la audiencia en general le seguía.
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