Napolitano pide a los partidos convergencia en el Día de la Liberación

  • Roma.- El presidente italiano, Giorgio Napolitano, pidió hoy, en el 66 aniversario de la Liberación del fascismo, a los partidos políticos que busquen la convergencia y que no prevalezcan los enfrentamientos y "ataques ciegos".

Napolitano pide a los partidos convergencia en el Día de la Liberación
Napolitano pide a los partidos convergencia en el Día de la Liberación

Roma.- El presidente italiano, Giorgio Napolitano, pidió hoy, en el 66 aniversario de la Liberación del fascismo, a los partidos políticos que busquen la convergencia y que no prevalezcan los enfrentamientos y "ataques ciegos".

Napolitano abrió los actos del 25 de Abril, fiesta nacional, con la colocación de una corona en el Altar de la Patria y ante la tumba al soldado desconocido, que se encuentra en el centro de Roma.

El presidente de Italia, que proviene del desaparecido Partido Comunista PCI, exhortó a los italianos a perseguir la libertad, la independencia y la unidad.

"Las dificultades y los desafíos actuales y del futuro exigen nuevo sentido de responsabilidad nacional, una renovada capacidad de cohesión en la libre confrontación de la posiciones, en la búsqueda de la convergencia", dijo Napolitano, que subrayó que este año la Fiesta de la Liberación se enmarca en el 150 aniversario de la unidad italiana.

El jefe del Estado invitó a los partidos a realizar las reformas necesarias sin poner en riesgo los derechos y deberes garantizados por la Constitución.

"Que no prevalezca el ciego y encendido enfrentamiento", pidió Napolitano, que estuvo acompañado por el ministro de la Defensa, Ignazio Larussa, procedente del Movimiento Social Italiano, heredero del prohibido Partido Fascista.

Al acto no asistió el primer ministro, Silvio Berlusconi, que se encuentra descansando en su residencia de Villa Certosa, en Cerdeña.

Berlusconi ha participado en esta fiesta nacional sólo en 2009.

En años anteriores desató fuertes polémicas al afirmar que había "que entender las razones de los muchachos de Saló" (la república fascista de Saló, el último bastión del Duce Benito Mussolini) y que había que mostrar "piedad por aquellos que creyendo que era justo lucharon por una causa que era una causa perdida".

El presidente de la Cámara de Diputado, Gianfranco Fini, celebró hoy la fiesta de la Liberación visitando a las tropas italianas desplegadas en Afganistán, en la base de Herat.

Durante la jornada se celebraron manifestaciones en diferentes capitales de provincia. La más multitudinaria tuvo lugar en Milán, a la que asistieron unos 60.000 personas, entre ellas el líder de la oposición, Pierluigi Bersani, del Partido Demócrata (PD).

Bersani pidió respeto para la Constitución italiana y el presidente de la Asociación Nacional de Partisanos de Italia (ANPI), organizadora de la manifestación, Carlo Smuraglia, pidió una "gran alianza democrática" para promover el cambio en el país, donde cada vez más -señaló- se están traicionando los valores del antifascismo y de la Constitución republicana.

Smuraglia denunció que Italia está considerada en el exterior como un país "poco serio", de vicios, escándalos y de la sistemática violación de las reglas.

"Aquí hay otra Italia, la democrática, limpia, antifascista, que quiere festejar el 25 de abril no como una fiesta de una partes, sino como la fiesta de todos", subrayó.

Al acto asistió la alcaldesa de Milán, la conservadora Letizia Moratti, que fue pitada por algunos manifestantes.

El portavoz del Pueblo de la Libertad (PDL), el partido de Berlusconi, Daniele Capezzone, acusó a la izquierda de "alimentar la división civil y de demonizar al adversario".

Como en anteriores años, el 25 de Abril se celebró entre tensiones y polémicas, tras aparecer en diferentes plazas y calles de Roma y otras ciudades carteles contra los partisanos y a favor del fascismo, y actos vandálicos contra placas que recuerdan a personas fusiladas a manos del nazi-fascismo.

En Roma fue colocada por desconocido una placa como la que se encuentra a la entrada del campo de concentración nazi de Auschwitz (Polonia) en la que está escrito en alemán "El trabajo os hará libres", pero en inglés.

La placa de hierro había sido soldada a un puente y fue quitada nada más ser descubierta. Todas las fuerzas políticas y la comunidad judías condenaron el hecho.

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