Netanyahu anuncia penas más duras a lanzadores de piedras, pero mantendrá 'statu quo'

  • El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, anunció este miércoles un endurecimiento de las penas contra quienes arrojan piedras, ante la multiplicación de los "ataques contra ciudadanos y policías", al término de un tercer día de choques en la explanada de las Mezquitas de Jerusalén.

Palestinos y policías se enfrentaron de nuevo en la explanada y sus inmediaciones el martes, tercer y último día del Año Nuevo judío, a pesar de la inquietud y los llamamientos a favor de la calma por parte de la comunidad internacional.

Al inicio de una reunión urgente con varios ministros y responsables de seguridad, el jefe del Gobierno israelí anunció "una modificación de las reglas de actuación, así como una pena mínima para los lanzadores de piedras y multas importantes para los menores -y sus padres- que cometan estos delitos".

Netanyahu reiteró también su apego al statu quo en ese emplazamiento extremadamente sensible al tiempo que afirmó que no dejará que "unos alborotadores perturben las visitas de los judíos al lugar".

Como viene sucediendo desde que le domingo empezaron las celebraciones del Año Nuevo judío, la policía se enfrentó por la mañana con hombres enmascarados atrincherados en la mezquita Al Aqsa para protestar contra las visitas de judíos a la explanada.

Desde el domingo, los choques comienzan en cuanto los policías entran en el emplazamiento para desalojarlos antes de la apertura, a las 07H30, de las visitas para los turistas no musulmanes y los judíos.

Cientos de policías se posicionaron en la explanada, también en el tejado de Al Aqsa, para responder a las pedradas con tiros de granadas aturdidoras.

Veintiséis palestinos resultaron heridos y dos de ellos fueron hospitalizados, según la Cruz Roja. Cinco agentes sufrieron heridas, según la policía, que practicó cuatro detenciones.

"La policía dio el asalto a la mezquita Al Aqsa" y entró hasta el corazón del santuario antes de salir, afirmó Firas al Dibs, portavoz del Waqf, la organización dependiente de Jordania que gestiona el tercer lugar santo del islam.

Como cada vez que es acusada de entrar en Al Aqsa, una ofensa grave para los musulmanes, la policía israelí aseguró que no penetró en los lugares y sólo se limitó a quitar los obstáculos delante de las puertas de la mezquita para cerrarlas y mantener a los manifestantes en el interior.

Las violencias se extendieron a las estrechas callejuelas de la Ciudad Vieja, sacudidas por repetidas cargas de la policía, que arrojaba granadas aturdidoras contra manifestantes palestinos y árabes israelíes.

Um Omar, de 42 años, vino de Nazareth, la gran ciudad árabe del norte de Israel para "defender Al Aqsa". Para ella, "los verdaderos propietarios de Al Aqsa están fuera y los ladrones están dentro".

Dominando Jerusalén Este, la parte palestina de Jerusalén ocupada y anexionada por Israel, la explanada alberga la mezquita Al Aqsa y la Cúpula de la Roca y es el tercer lugar santo del islam.

También es un lugar santo para los judíos, que la veneran como el monte del Templo, donde se erigía el segundo Templo destruido por los romanos. Su único vestigio, el muro de las Lamentaciones, se encuentra debajo.Los judíos radicales militan por el derecho de orar allí y algunos sueñan con construir allí el tercer Templo.

La visita de un millar largo de turistas y judíos coincidiendo con el Año Nuevo judío reforzó los temores de los palestinos y de las autoridades musulmanas de que Israel intente alterar este acuerdo e imponer un reparto de las explanada: la mañana para los judíos y el resto para los musulmanes.

"Los israelíes quieren dividir la explanada pero no lo van a lograr", dijo uno de los manifestantes palestinos, Jaled Tuffaha, comerciante de 46 años. Como todos los musulmanes, "yo mismo, mis hijos y mis nietos estamos dispuestos a derramar nuestra sangre por Al Aqsa", aseguró entre dos detonaciones.

La dirección palestina, reunida en Ramala, Cisjordania, solicitó una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU.

Guardiana de los lugares santos musulmanes de Jerusalén, Jordania condenó, por boca del portavoz gubernamental, las "incursiones" israelíes en la explanada de las Mezquitas y denunció una "agresión flagrante contra las naciones árabes y musulmanas".

El rey Abdalá II de Jordania evocó el tema con los presidentes palestino y egipcio, Mahmud Abas y Abdel Fatah Al Sisi. También pidió una "posición firme" de la comunidad internacional y velar por "cese de las agresiones y violaciones israelíes", en una conversación telefónica con el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz.

Jordania, vinculada a Israel por un tratado de paz, llamó a su embajador tras choques similares ocurrido en noviembre.

Las violencias suscitaron asimismo la inquietud y llamamientos a la moderación por parte de Estados Unidos, la ONU y la Unión Europea.

"Cuando Medio Oriente se enfrenta a una ola de terror y extremismo, estas graves provocaciones tienen potencial para atizar la violencia mucho más allá de los muros de la Ciudad Vieja de Jerusalén", declaró ante el Consejo de Seguridad el representante de la ONU para Medio Oriente, Nickolay Mladenov.

El primer ministro israelí ha desmentido siempre que quiera modificar el "statu quo", las reglas tácitas vigentes desde 1967, por las cuales los musulmanes pueden subir a la explanada cuando lo deseen y los judíos a ciertas horas y no para orar.

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