Niño-Becerra ve una estrategia política tras la reforma de las pensiones

  • El economista Santiago Niño-Becerra cree que la reforma del sistema de pensiones es una estrategia política del Gobierno para hacer ver que garantiza el futuro de las pensiones y "poder decir que sigue pagando algo a los pensionistas, aunque sea un importe ridículo".

Madrid, 6 oct.- El economista Santiago Niño-Becerra cree que la reforma del sistema de pensiones es una estrategia política del Gobierno para hacer ver que garantiza el futuro de las pensiones y "poder decir que sigue pagando algo a los pensionistas, aunque sea un importe ridículo".

En una entrevista con Efe tras la publicación de su último libro "Diario del crash" (Libros del lince), Niño-Becerra se muestra convencido de que los jubilados perderán poder adquisitivo con la nueva fórmula de revalorización de las pensiones propuesta por el Ejecutivo.

Para el economista la pérdida de poder de compra "está clara" teniendo en cuenta que las pensiones sólo van a subir un 0,25 % en 2014, mientras que el Gobierno prevé para ese año una inflación del entorno del 1,5 %.

En su opinión, el actual sistema de pensiones no es sostenible porque los ingresos fiscales no volverán a niveles previos a la crisis y cada vez habrá más pensionistas, con lo que el Gobierno introduce una reforma para seguir pagando "algo".

Sobre los presupuestos generales del Estado presentados esta semana, el economista cree que son "para salir del paso, propios de un país pobre y sin expectativas".

En este sentido, señala que no pueden ser los presupuestos de la recuperación cuando se prevé que la deuda pública roce el 100 % del PIB en 2014 -nivel que estaba previsto para 2016- y se presupuesta que la Seguridad Social seguirá en déficit.

"Se han presentado unos papeles que nos exigen desde Bruselas, además creo que no se va a alcanzar el 0,7 % de crecimiento que se ha pronosticado", añade.

Augura que no se destruirá mucho más empleo en los próximos dos o tres años, pero cree que puede aumentar el paro cuando Bruselas imponga nuevas medidas para avanzar hacia la unión bancaria.

Asimismo, explica que la mejora en los datos de paro de los últimos meses "venía influenciada por la temporada turística", y avisa de que si se trabaja con datos desestacionalizados esos meses "no fueron tan buenos como parecían".

El economista se muestra preocupado por la situación de la banca y cree que las entidades todavía tienen activos contabilizados por encima de su valor, algo que no ha solucionado la creación del llamado banco malo.

"Hay 264.000 millones de euros en créditos refinanciados, me preocupa que el Banco de España dijese que no sabía el estado de esos créditos, y me preocupa también que el Banco Central Europeo (BCE), tras hacer cuatro auditorías en España, quiera hacer una definitiva en enero", dice.

Subraya que el gran volumen de créditos con alta probabilidad de impago que tienen las entidades y que acumulen más de 300.000 millones de euros en deuda pública, forman "un cóctel complicado".

Sobre la situación del mercado laboral, Niño-Becerra considera que la tendencia es el empleo a tiempo parcial y temporal, algo que ha favorecido la reforma laboral del Gobierno, con el objetivo de que las grandes empresas pudieran adaptar su plantilla a sus necesidades.

Augura que los contratos indefinidos a tiempo completo cada vez serán más inusuales, al tiempo que pronostica que en el futuro habrá muy poca gente que trabaje bastantes horas y que "muchísimas" personas estarán "subempleadas".

"Con la reforma del mercado de trabajo es menos probable que haya empleo de calidad, se abaratan los salarios y los jóvenes más capaces se van al extranjero", explica.

El economista no ve claro el crecimiento de las exportaciones españolas que destaca el Gobierno como motor de la recuperación económica, ya que "el 45 % de ellas provienen de Madrid, Andalucía y Cataluña, mientras que comunidades como Galicia y Extremadura no exportan casi nada".

Niño-Becerra, que en 2006 ya hablaba de que se avecinaba una crisis global de grandes proporciones, opina que la situación económica nunca volverá a ser como la previa a la crisis y pronostica que los primeros signos de estabilidad llegarán a partir de 2018, en tanto que no se saldrá de la crisis hasta 2023 o 2024.

"El mundo será más gris, el estándar de vida caerá. Lo resumiría diciendo que si antes la economía era la ciencia que administraba la abundancia, después de la crisis será la ciencia que administre la escasez".

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