Menores fuera de la ley: la falta de tiempo en familia, valores y autoridad se pagan

  • Un grupo de niños viola a otro de 9 años, un chico de 14 mata a su hermano porque le molesta, otro acuchilla a su madre por no tener internet...
Los niños perciben la falta de autoridad en los padres, si ellos no la ejercen de manera proporcionada.
Los niños perciben la falta de autoridad en los padres, si ellos no la ejercen de manera proporcionada.
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La noticia ha conmocionado a todo un país y no es la primera. Un grupo de menores viola a otro de 9 años, un joven de 14 mata a su hermano de 16 porque le molestaba, otro acuchilla a su madre por no ayudarle a conectarse a internet... El Consejo General del Poder Judicial cifra en 13 las demandas diarias de padres que han sido agredidos por sus hijos de entre 13 y 14 años.

Los expertos consultados por www.lainformacion.com no creen, pese a todo, que haya que provocar alarma social, porque estamos hablando de casos puntuales a los que los medios dan ahora más visibilidad que nunca, pero coinciden en que estamos ante casos que se convierten en una señal de alerta. Es hora de buscar los síntomas, y los remedios porque algo está fallando.

Antonio Rial Boubeta, doctor en psicología social, experto en menores y adolescentes y profesor de la Universidad de Santiago lleva más de 15 años analizando los conflictos sociales entre menores y adolescentes y es rotundo. "Vivimos en una miopía digital, sí, hay que educar en competencia digital, pero más aún en competencia humana. El modelo de familia y de comunidad están fallando. Antes, si un niño fumaba, la vecina se lo decía al padre, eso ahora se ha perdido. No solo eso. En la escuela, el profesor carece de autoridad porque muchos padres se han convertido en sindicalistas de los hijos. El papel que antes jugaban las madres, y lo digo sin ápice de machismo, de vigilar con quién se iban los hijos en la calle, se ha perdido en muchos casos porque nadie ha tomado el relevo".

 

Javier Urra, exdefensor del menor, destaca que lo que aparece en los medios son hechos puntuales y llama a no ser sensacionalista porque la mayoría de los jóvenes son muy sanos, pero también alerta de que estamos en una "sociedad que ha perdido valores, donde no se aprecian el afecto, el perdón. Estamos creando una sociedad del 'like', de la exigencia, de esos niños reyes que lo quieren todo y que son incapaces de ponerse en el lugar del otro. Falta sensibilidad".  Y las noticias que salen son síntomas que preocupan.

Alfonso Arteaga, profesor de psicología y pedagogía de la Universidad Pública de Navarra, intenta poner en su contexto este tipo de titulares, "solo 8 menores asesinaron en España en 2016", señala. Aun siendo gravísimo un solo caso, Arteaga considera que es un riesgo que a raíz de estos sucesos acudamos al Código Penal, y destaca que en gran parte de los mismos hay factores de riesgo evidentes en los hechos más extremos: antecedentes de alcohol y drogas, conflictividad familiar, problemas financieros o étnicos. Sí incide en un punto, "el abandono escolar, la baja autoestima y la impulsividad son factores recurrentes en los casos de conductas delictivas entre menores". Como señala, "la falta de herramientas sociales para resolver conflictos y la compensación de los propios complejos puede llevar a la violencia".

Javier Urra cree que hay que poner medidas encima de la mesa con la educación y el hogar a la cabeza. "Hay que llevar al niño a ver a la abuela enferma a pasar la tarde con ella, eso es educar, enseñar que tus derechos acaban donde empiezan los otros", destaca, y dejar de transmitir socialmente que hay que llegar a todo, que hay que sacarle jugo a la vida en vez de vivirla, tolerar la frustración y los errores, porque si no, creamos pequeños dictadores que atacan a sus padres, a sus hermanos, pero también a sí mismos, porque las autolesiones y suicidios aumentan".

Los expertos abogan por recuperar el cara a cara, el contacto humano en una sociedad individualista y tecnológica. "Insultar y menospreciar en la red es más fácil que en persona", señala Urra. "La familia es el primer lugar de socialización, tiene que estar presente y al tanto de lo que hacen los hijos", señala Arteaga, que ha trabajado en escuelas de padres con chicos en riesgo. "Es clave la autoridad. Hemos pasado de padres autoritarios a otros permisivos. Hay que dejar a los hijos autonomía, que se responsabilicen, que sean autocríticos, pero sin perder el rol de padres", aconseja. 

Factores de riesgo

"Hay una relación entre consumo de alcohol y drogas, adicciones a nuevas tecnologías y ciberacoso. El 80% de los menores de 12 años se lleva el móvil a la escuela. La pregunta es para qué. Los estudios indican que la prácticas de riesgo se multiplican por seis si un joven a partir de las doce de la noche está con móviles y ordenadores solo en su cuarto. Se ha multiplicado por tres en seis años el número de menores adictos al juego en internet porque el bombardeo es incesante", destaca Rial Boubeta. Y más. Tres parámetros se repiten en los menores más problemáticos. "Jóvenes que disponen de dinero (entre 30 y 50 euros), a los que no se controla la llegada a casa y de los que no se les vigilan las compañías".

Ninguno de los expertos quiere demonizar ni censurar nada, pero sí evitar normalizar la violencia (tres de cada cuatro menores juega a videojuegos violentos, lo que multiplica por tres las posibilidades de acoso), y crear unos referentes sociales que están lejos de cualquier valor. "Los padres ya no comen con los hijos, y muchos no cenan y si lo hacen es con el móvil en la mano. Mal ejemplo", destacan. Como dice Rial Boubeta, "dime a qué juegas y te diré en qué persona te puedes convertir". Porque nada es casual, y los casos de patologías son muy escasos. Sí, los jóvenes que realizan estos actos que nos aterran suelen estar sanos. 

Educación y niños
Educación y niños

Algo hay que hacer. Como destaca en su blog el juez de menores Emilio Calatayud, que recuerda que estos casos son aislados, "cuando los niños quieren violar en vez de jugar a policías y ladrones algo falla. Tienen porno a golpe de clic". Aunque, él, que ha tratado y enderezado a muchos chicos con sus sentencias tiene una receta que se resume en dos palabras: educación y autoridad. Hay esperanza. "Si hacemos bien las cosas en casa y educamos las conductas los casos se reducirán a menos de la mitad", confirma Rial Boubeta. Esa es la tarea. Padres, colegios y sociedad, es hora de tomar nota.

la edad crítica, los 17 años

En 2016, 12.928 menores fueron condenados

Durante 2016 fueron inscritos 12.928 menores condenados (de 14 a 17 años), según sentencias firmes dictadas comunicadas al registro, lo que supuso un descenso del 7,5% respecto al año anterior. La tasa de menores de 14 a 17 años condenados por cada 1.000 habitantes de ese mismo rango de edad fue de 7,2.

En 2016 se inscribieron 21.986 infracciones penales cometidas por menores, un 8,4%menos que en el año anterior. De este total, el 90,4% fueron delitos y el 9,6% faltas. Por tipología del delito, los de mayor incidencia fueron los robos (25,9% del total), los delitos de lesiones (21,3%) y los delitos de torturas y contra la integridad moral (8,6%). Entre las faltas, las más frecuentes fueron las realizadas contra las personas (56,6%) y contra el patrimonio (42,6%).

El 80,0% de los menores condenados fueron varones y el 20,0% mujeres. Por edad, el grupo de 17 años fue el más numeroso (30,2% del total), seguido del grupo de 16 años (28,2%). Las medidas adoptadas más frecuentes fueron la libertad vigilada (43,1% del total), la prestación en beneficio de la comunidad (15,1%) y la de internamiento en régimen semiabierto (11,6%).

Conforme aumenta la edad del infractor se incrementó la medida de prestación en beneficio de la comunidad (pasando del 13,3% del total a los 14 años al 16,9% a los 17), al tiempo que disminuyó la de libertad vigilada (del 46,3% a los 14 años al 39,4% a los 17).

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