Obama puede respirar tranquilo tras acordar presupuesto con el Congreso

  • La mayoría republicana del Congreso estadounidense y la Casa Blanca alcanzaron un compromiso presupuestario que, si es aprobado, alejaría el riesgo de un default por el resto de la presidencia de Barack Obama.

El acuerdo, revelado la noche del lunes, fue negociado discretamente durante semanas entre los líderes republicanos de ambas cámaras, John Boehner y Mitch McConnell, y los jefes demócratas Nancy Pelosi y Harry Reid, con la Casa Blanca.

Ahora el acuerdo debe ser aprobado por la Cámara de Representantes y el Senado en los próximos días.

El texto fija los presupuestos para los años fiscales 2016 y 2017 y autoriza al Tesoro a continuar tomando deuda en el mercado hasta el 15 de marzo de 2017, asegurando a Obama que no enfrentará una crisis presupuestaria hasta su partida en enero de 2017.

Los mercados esperaban que se llegara a una acuerdo justo en antes la fecha límite del próximo martes, pero el nuevo texto descarta con una semana de anticipación cualquier riesgo inminente de default.

El compromiso pone un inesperado punto final a cinco años de diálogo de sordos entre Obama, armado de su derecho a veto, y los republicanos determinados a reducir los gastos del Estado Federal.

El déficit púbico estadounidense cayó en 2015 a su nivel más bajo en ocho años, a 2,5% del PIB.

El presidente del consejo de economistas de Obama, Jason Furman, saludó el acuerdo este martes y lo definió como "un gran paso adelante para nuestra economía".

La estrategia de la cuerda floja empleada por los republicanos, bajo presión de su facción ultra-conservadora, llevó a Estados Unidos al borde del default en 2011 y en 2013, cuando el Congreso aceptó en el último minuto aumentar el límite legal de la deuda.

El Estado Federal gastará 1.067 millones de dólares en 2016 (50.000 millones más que el límite inicial) y 1.070 millones en 2017 (30.000 millones más). La mitad del dinero será destinado a la Defensa, que se beneficiará también de 31.000 millones de fondos excepcionales.

Este presupuesto representa alrededor un tercio de los gastos totales del Estado Federal. Los gastos sociales como los programas de seguridad médica para jubilados o personas modestas funcionan separadamente.

Lo paradójico es que este acuerdo pudo alcanzarse porque el presidente de la Cámara, el republicano John Boehner, fue presionado a dejar el cargo por miembros del Tea Party que le reprochan la falta de combatividad ante Obama.

Bohener, cuya salida está prevista para el viernes, advirtió que antes de partir "limpiaría el granero".

"A veces el reloj nos juega en contra, y a veces nos ayuda", ironizó Boehner el martes en el Capitolio. "Estoy contento de ver la luz al fondo del túnel".

Según el Ejecutivo estadounidense, el aumento de gastos impulsará 0,3% el PIB estadounidense y creará 340.000 empleos nuevos.

Ahora que el partido Republicano se sacó de encima los espinosos temas del presupuesto podrá ocuparse mejor del año electoral que se viene y concentrarse en reformas más populares.

El favorito para suceder a Boehner es el representante republicano Paul Ryan, que será designado candidato del grupo durante una votación interna el miércoles, y luego elegido por los 435 miembros de la Cámara el jueves.

Pero el Tea Party estaba completamente furioso este martes al ver que se había negociado algo a sus espaldas y que además, según los legisladores, no reduce los gastos.

"Si fuera Barack Obama estaría loco de felicidad", dijo en tono de burla el representante Steve King.

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