Obispo de los pobres: 34 años de trabajo en Bangassou sin perder la esperanza

  • Pla Madrid, 25 jul.- "Hay que tener la esperanza de que la tempestad pase algún día", asevera con optimismo el obispo de Bangassou, monseñor Juan José Aguirre, quien mantiene intacta la ilusión de sacar adelante esta localidad centroafricana 34 años después de iniciar su trabajo en la zona.

Inés Pérez-Pla

Madrid, 25 jul.- "Hay que tener la esperanza de que la tempestad pase algún día", asevera con optimismo el obispo de Bangassou, monseñor Juan José Aguirre, quien mantiene intacta la ilusión de sacar adelante esta localidad centroafricana 34 años después de iniciar su trabajo en la zona.

Este sacerdote español, también llamado "el obispo de los pobres" nació en Córdoba pero, desde hace más de tres décadas, vive en Bangassou, una localidad situada al este de la República Centroafricana castigada por la pobreza y sin apenas infraestructuras a la que decidió dedicar su vida.

Estos días, el misionero se encuentra en España de vacaciones, ya que, según ha comentado hoy en una rueda de prensa convocada por Manos Unidas, "de vez en cuando hay que volver para recibir afecto personal".

Ha explicado que durante su larga etapa en esta República Centroafricana, ha intentado acercarse a los más pobres, ha logrado con ayuda y "mucho esfuerzo", que los niños puedan ir al colegio y que la población en general aprenda labores como costura, carpintería, albañilería o agricultura.

En definitiva, según sus palabras, "intentar que cada uno encuentre su sitio para poder ser algo en la vida".

Por si este cometido fuera poco, el sacerdote español también se encarga de rescatar de la cárcel a los acusados de brujería, que supone la manera mas fácil de buscar culpables en una sociedad como la africana.

La diócesis en la que el misionero desempeña su labor no solo se encarga de los habitantes de Bangassou, sino que también trabaja con las víctimas de los rebeldes del Ejército de Resistencia del Señor (LRA) del Congo.

No obstante, casi toda la labor realizada por el obispo se rompió con la llegada de la coalición de cinco grupos islámicos llegados de los países africanos Chad y Sudán y denominados "Celeka", que tomaron la citada república el pasado 24 de marzo con un golpe de estado, un régimen que todavía perdura y durante el que ya han muerto más de 400 personas.

Aguirre asegura que los único que les queda ahora a los habitantes del Bangassou es "buscar razones para mantener la esperanza y consolación espiritual. "Nos han robado todo, pero no nos han robado la fe", asevera el sacerdote.

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