Ofensiva militar en ciudades kurdas de Turquía aviva tensiones políticas

  • El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, tildó este martes de "traición" la reivindicación autonomista del principal partido prokurdo de Turquía, mientras el ejército lleva a cabo una ofensiva en el sureste del país, de mayoría kurda.

Erdogan atacó con dureza al líder del Partido Democrático de los Pueblos (HDP), Selahattin Demirtas, quien habló de una posible autonomía para la minoría kurda el pasado fin de semana.

"Lo que este copresidente ha hecho constituye una traición, una provocación muy clara", dijo el presidente ante la prensa en Estambul, acusando a los responsables del HDP de ser "títeres" en manos de los rebeldes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).

La justicia turca abrió el lunes una investigación contra Demirtas por haber reclamado una mayor autonomía, durante un congreso que reunió a varias organizaciones kurdas.

La Constitución turca prohíbe cualquier división del territorio en función de criterios étnicos, tal y como recordó Erdogan.

"¿Con qué derecho puede hablar en el marco de nuestra estructura unitaria de establecer un Estado en el sudeste, en el este?", declaró el presidente, advirtiendo que "ni la voluntad nacional, ni las fuerzas armadas permitirán una situación así".

La tensión política está en su punto álgido entre el gobierno islamo-conservador y el principal partido prokurdo del país debido a una operación militar de gran envergadura que se lleva a cabo desde hace dos semanas en varias ciudades del sudeste anatolio, donde los rebeldes del PKK iniciaron un "levantamiento".

Según el ejército, los combates causaron más de 200 muertos en las filas separatistas, pero también se cobraron la vida de numerosos civiles.

El balance proporcionado por las autoridades no pudo ser confirmado por ninguna fuente independiente, ya que las ciudades afectadas llevan semanas sometidas a un toque de queda y aisladas del resto del mundo.

Cizre, Silopi, Nusaybin y la ciudad de Diyarkabir, la "capital" del sureste turco, son las zonas más golpeadas por los enfrentamientos.

Los gobernadores de esas regiones de mayoría kurda impusieron más de 50 toques de queda desde mediados de agosto, una medida que afecta la vida de cerca de 1,3 millones de personas, indicó hace poco la Fundación para los Derechos Humanos de Turquía.

Decenas de miles de civiles tuvieron que huir hacia zonas más seguras, según los medios locales. Los que no lograron escapar permanecen confinados en sus casas y deben lidiar con los cortes de agua, de electricidad y de las redes de telefonía móvil.

En ese estado de sitio, los hospitales, las administraciones locales y las escuelas interrumpieron sus servicios.

Muchos civiles murieron (129, según el HDP) desde que el ejército y el PKK retomaron los combates a mediados de año, tras una tregua de dos años de la que se esperaba que desembocara en una solución política para poner fin al conflicto kurdo iniciado en 1984.

El lunes, la violencia se cobró la vida de un niño de cinco años que recibió un disparo en la nuca mientras jugaba delante de su casa, en un barrio de Cizre, contó el periódico Hürriyet.

Un periodista de ese diario describía este martes escenas de guerra en el barrio de Sur, en Diyarkabir. Cientos de casas y comercios fueron destruidos en el antiguo corazón turístico de esa ciudad, donde los combatientes kurdos cavaron trincheras y erigieron barricadas.

El presidente turco afirmó el martes que la ofensiva militar seguirá con "determinación" y aseguró que "más de 3.000 terroristas" fueron abatidos desde el verano en operaciones contra las bases del PKK en Turquía y en el norte de Irak.

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