Oneto dice que el golpe de Estado se desmontó desde la Zarzuela

  • Madrid.- El periodista José Oneto ha asegurado hoy que el golpe de Estado que intentó el teniente coronel Antonio Tejero, el 23 de febrero, fue desmontado desde la Zarzuela, al no recibir al general Alfonso Armada.

Los socialistas se sienten "orgullosos" del camino recorrido en estos 30 años
Los socialistas se sienten "orgullosos" del camino recorrido en estos 30 años

Madrid.- El periodista José Oneto ha asegurado hoy que el golpe de Estado que intentó el teniente coronel Antonio Tejero, el 23 de febrero, fue desmontado desde la Zarzuela, al no recibir al general Alfonso Armada.

Oneto, junto con el entonces diputado por el PCE, Santiago Carrillo, ha participado hoy en el Fórum Nueva Economía, donde ha analizado lo sucedido aquel día, hace hoy 30 años, y las "incógnitas", "contradicciones" que todavía existen. "La historia del 23-F -ha explicado- es una historia hablada, porque se hizo sin papeles".

Santiago Carrillo, ex-secretario general del PCE, ha realizado un sentido homenaje a la figura de Adolfo Suárez, "ese hombre que ya no puede recordar aquel día".

José Oneto ha recordado, "como en una foto fija", donde estaban cada uno de los protagonistas del golpe a las nueve de la mañana de aquel 23-F de 1981 y los preparativos que estaban realizando.

"Después llegó el terror -ha explicado- que duró 17 horas y media, pero faltan aún varias 'fotos fijas' que expliquen el final feliz que significó la consolidación de la democracia".

Ha recordado, también, que "luego llegaron las rebajas", con los intentos de limar competencias a las autonomías, aunque los hechos posteriores al intento de golpe "acabó con el poder militar en España".

Para Oneto, quedan "incógnitas sin resolver, algunas piezas no encajan y es necesario saber por qué desde el poder se quiso enterrar todo, provocando los menos daños colaterales posibles".

Ha dicho que sólo fueron juzgados los 32 militares que protagonizaron el golpe, aunque no se investigó sobre las varias capitanías generales; se silenció la trama civil, la implicación del Cesid; no se sabe quién era el portavoz parlamentario que iba a servir de enlace con los golpistas.

"Casi todos los protagonistas han muerto -ha apuntado- y se han llevado a la tumba sus secretos, y otros se mantienen enclaustrados, como Tejero, que sigue esperando que alguien le explique lo que pasó, o como Armada, que sigue afirmando su inocencia".

Para el periodista "hay lagunas y contradicciones que nadie intenta resolver, como el papel del embajador norteamericano, que fue a la Zarzuela, o el hecho de que la VI flota se dirigiera a Valencia, o que se instaurara el estado de alerta en las bases conjuntas hispano-norteamericanas, horas antes de que se produjera el golpe".

De lo que no hay duda, según José Oneto, es que "desde la Zarzuela se paró el golpe, porque si el rey hubiese querido, el golpe hubiese prosperado. Se desmontó al no recibir a Armada".

No obstante, ha dicho que si el rey merece alguna crítica, "es por su imprudencia, al participar en aquel clima de criticas a Suárez, donde él no debía haber entrado".

Santiago Carrillo ha hecho un sentido homenaje a Adolfo Suárez, halagando su capacidad para realizar "el cambio en tan poco tiempo", un cambio basado en el programa de la platajunta, que consistía en la legalización de todos los partidos, amnistía y elecciones constituyentes".

"Suárez -ha opinado- hizo en ese breve período de tiempo lo que ninguno de los políticos de esa época hubiera sido capaz, con enorme audacia, lo que provocó que desde la ultraderecha la llamasen traidor".

El entonces presidente del Gobierno "se encontró con intrigas políticas, por un lado, y diversos complots por otro, pero gracias a su confianza, a la rapidez con que llevó los cambios, a su audacia, fue posible contener este y otros intentos de golpe, como el del año 1982" y opinó que, de todas las personas que participaron en la transición, "a quién más le debemos es a Suárez".

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