Ordenan búsqueda de un condenado a 20 años por asesinato para robar drogas

  • La Audiencia de Sevilla ha dictado una orden internacional de búsqueda y captura para un francés condenado a 20 años y 8 meses de cárcel por asesinar en 2002 un camarero e intentar robarle de su caja fuerte droga y dinero, lo que no logró, un caso que se resolvió 10 años después por el ADN.

Sevilla, 31 oct.- La Audiencia de Sevilla ha dictado una orden internacional de búsqueda y captura para un francés condenado a 20 años y 8 meses de cárcel por asesinar en 2002 un camarero e intentar robarle de su caja fuerte droga y dinero, lo que no logró, un caso que se resolvió 10 años después por el ADN.

La sentencia, a la que ha tenido acceso Efe, considera probado que el 8 de diciembre de 2002 Dominique Philippeaux entró en la casa del camarero del bar Tío Tom, de 26 años, para robarle, y le golpeó de forma reiterada y "brutalmente", sobre todo en la cabeza, mientras le exigía "en vano" la llave o la clave de la caja fuerte.

El ruido de los golpes y los gritos y lamentos del camarero alarmaron a una vecina, que avisó a la Policía Local, cuya presencia provocó la huida del condenado dejando al herido atado, malherido e inconsciente, tras lo cual murió poco después por los golpes en la cabeza, indica la sentencia.

El condenado estuvo en prisión por esta causa entre el 18 de abril y el 29 de mayo de 2014, cuando quedó en libertad con la obligación de personarse dos veces a la semana en la Audiencia, lo que ha cumplido hasta el día de comunicarle la condena.

El juicio por este caso se celebró el pasado 22 de octubre y el 29 de este mes el francés estaba citado para notificarle la sentencia y comparecer ante la Audiencia, aunque no se ha presentado, por lo que se ha dictado la orden de búsqueda y captura.

La Policía, que tras el hallazgo del cadáver descubrió una red de tráfico de cocaína, resolvió el caso diez años después del asesinato y una vez que comprobó que el ADN del condenado, de 49 años y que estaba cumpliendo condena en la cárcel francesa de Mauzac, correspondía al que se localizó en restos de sangre y en una colilla del domicilio en el que mató al camarero.

El condenado admitió en el juicio que se desplazó desde Francia a Sevilla para robar la droga y el dinero, y también que golpeó y amarró a la víctima con unas bridas de plástico, aunque precisó que estaba vivo cuando huyó de la casa.

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