Los líderes del procés apelan a la política y se reafirman: "Lo volveremos a hacer"

  • Reivindican su identidad, piden que se pueda votar y atacan al Gobierno y a la Justicia: "Los fuertes pactan, los débiles imponen". 
Oriol Junqueras durante la tercera jornada del juicio del procés
Oriol Junqueras durante la tercera jornada del juicio del procés
EFE

Volver a la vía política y apostar por el diálogo. Ese ha sido el alegato que casi de forma unísona han empleado los doce acusados del juicio del 'procés' en su turno de última palabra antes de que el magistrado Manuel Marchena lo haya dejado visto para sentencia. De este modo, el primero en pronunciarse ha sido el exvicepresidente de la Generalitat Oriol Junqueras quien ha asegurado casi al inicio de su breve alocución que la solución pasaba por devolver el asunto a la vía del diálogo. "Lo mejor para todos sería devolver la cuestión al terreno de la buena política, de donde nunca debería haber salido", ha dicho para apuntar que "la voluntad de diálogo y acuerdo jamás debería ser un delito".

Junqueras, que afronta una petición de la Fiscalía de 25 años de prisión, ha mostrado su intención de seguir en la política -después de que la Abogacía haya respaldado que pueda jurar su cargo como eurodiputado electo- y ha descartado que los hechos que se han juzgado en las 52 sesiones de vista oral se puedan encuadrar en tipos penales que lleven aparejada la comisión de actos violentos. 

Tras él ha seguido el exconsejero de Exteriores catalán Raül Romeva, quien ha protagonizado uno de los últimos alegatos más largos de los pronunciados por los acusados. En el mismo ha denunciado, como ya hiciera durante su interrogatorio el pasado mes de febrero, que con este juicio "se ha buscado escarmentar y castigar una ideología". Igualmente ha acusado a la Fiscalía de elevar a definitivas unos informes "que dibujan una realidad que nunca ha existido". "No por repetirlo mil veces una mentira se convierte en verdad", ha apuntado.

"Los Mossos siempre cumplieron órdenes"

En términos similares se ha pronunciado el exconsejero del Interior Joaquim Forn, el cual ha vuelto a insistir en que se ha judicializado un conflicto sin querer buscar soluciones políticas. También se ha referido a la jornada de la celebración del referéndum ilegal del 1 de octubre para apuntar que nunca se buscó la violencia y que se actuó con la máxima exigencia cívica y pacífica. De esta forma se ha desligado del del delito de rebelión que le atribuyen las acusaciones así como de la tesis final del Ministerio Público que sostiene que tanto en esa jornada como en los meses previos se produjo un "golpe de Estado" en Cataluña. 

"No se trata de una opinión estratégica sino de una convicción arraigada en el sentir de la sociedad catalana que siempre ha rechazado cualquier expresión de violencia. El cuerpo de los Mossos D'Esquadra siempre cumplió órdenes de la Fiscalía y nunca recibió de parte mía instrucción alguna para dejar de cumplir con sus obligaciones como policía judicial", ha expuesto Forn mientras que el exconsejero Jordi Turull ha sido especialmente incisivo al asegurar que el relato de la Fiscalía es "delirante" y que, aunque se "descabece" al equipo de Gobierno de Carles Puigdemont, no se terminará "con el independentismo ni con el derecho de los catalanes a elegir su futuro político".

Alusiones a Salvador Espriu y Sócrates

"Siempre hemos buscado el diálogo y el Gobierno del Estado siempre nos ofreció el silencio o menosprecio, la amenaza como bandera y la reisgnación como camino. La política en mayúscula en el conflicto de Cataluña ha pasado a mejor vida y no precisamente por nosotros", ha dicho Turull para apuntar que mantiene su identidad independentista y que no se trata de que se busque un camino para el diálogo sino que el diálogo es el camino. Los exconsejeros también han dedicado palabras a sus familiares y a la sociedad catalana, de la que han dicho que ha sido un orgullo representar. 

Josep Rull, que ha empleado en diferentes momentos el catalán, se ha despedido del juicio haciendo suyas unas palabras del poeta catalán Salvador Espriu: "Decid ahora que nosotros escuchamos las voces del viento a través del alto mar de espigas. Ahora decid: nos mantendremos fieles por siempre al servicio de este pueblo". Jordi Sànchez, que afronta 17 años de prisión por su papel al frente de la entidad soberanista Asamblea Nacional Catalana, ha arrancando citando al filósofo griego Sócrates, para apuntar que "es mejor sufrir una injusticia que cometerla" y ha denunciado "el uso y el abuso" de la prisión preventiva en España. 

Al borde del llanto, Sànchez se ha dirigido a todos los miembros del tribunal para reincidir en que la solución al conflicto en Cataluña no está en las manos del Poder Judicial aunque "tienen la responsabilidad", según les ha espetado, de no agravar la crisis política. Carme Forcadell, por su parte, ha arrancado denunciando que a ella se le juzgue en esta causa mientras que al resto de miembros de la Mesa del Parlament se les investiga en los juzgados de Cataluña. "Estoy siendo juzgada por mi trayectoria política, por ser quien soy, no por mis actos ni mis hechos", ha dicho la expresidenta de la cámara regional. 

"Es una desobediencia civil en toda regla"

La octava acusada en comparecer en el Salón de actos del Tribunal Supremo ha sido la exconsejera de Trabajo y Asuntos Sociales Dolors Bassa, la cual ha pedido su absolución y ha dicho que si en algún momento hubo tensión política siempre pensó que sería un "problema político transitorio". Jordi Cuixart, presidente de Òmnium Cultural, ha dicho que no está contento con su situación de prisión provisional si bien la entiende como un "altavoz" desde donde han expresado sus ideas. "Esto es un juicio a la democracia porque en realidad lo que hacemos es ejercer derechos fundamentales" ha insistido poniendo de nuevo el acento en las conclusiones que plasme la resolución de los siete magistrados. También se ha dirigido a los votantes del 1-O para insistir que se trató de una acción "pacífica y democrática" pese a que se estaba "pegando" a gente.

En su alegato, el líder de la entidad soberanista ha confesado que se veía en la obligación de reconocer los hechos que se le imputan y que ha enmarcado dentro de la manifestación pacífica. "Esto es una desobediencia civil en toda regla y el problema no es eso sino la obediencia civil", ha apuntado. En su opinión, tras más de cuatro meses de juicio no se ha solucionado la raíz del conflicto dado que se "siguen buscando enemigos" y ello es así porque existe "miedo a la palabra". "Nunca van a lograr enfrentarnos por muchas recogidas de firmas del PP contra el Estatut", ha asegurado.

"Creo que no fue una ingenuidad pensar que el diálogo y el acuerdo entre el Gobierno de España y la Generalitat sería posible", ha seguido Santi Vila en sintonía con lo expresado durante su interrogatorio hace ahora cuatro meses cuando se presentó como puente negociador entre las partes. De nuevo ha recordado su dimisión, meses antes de que se declarara la DUI, y ha dicho que "en ningún caso" dejó su cargo ante la duda de que sus compañeros fueran a cometer ninguna ilegalidad puesto que estaba "absolutamente convencido" de que no tendrían validez legal las iniciativas que acometieran entonces los miembros del equipo de Puigdemont.  

Los exconsejeros Meritxell Borràs y Carles Mundó han seguido la línea marcada por sus antecesores y han pedido una salida política al conflicto apuntando que la respuesta por la fractura de la sociedad civil catalana pasa por "buscar caminos" que acerquen a la solución". "Muchísimas gracias a todos, visto para sentencia", ha respondido Marchena poniendo punto y final a uno de los juicios más significativo de la historia de la democracia española.

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