Siete años de periplo judicial

Pablo Hasél y sus idas y venidas con la Justicia: crónica de una cárcel anunciada

El rapero enmarca su entrada en prisión en un ataque a la libertad de expresión pero desde 2014 suma cuatro condenas, dos de ellas en firme. 

Así ha sido la detención de Pablo Hasel
Los Mossos detuvieron al rapero tras negarse a ingresar voluntariamente en prisión.

Febrero de 2018. En las inmediaciones de la Audiencia Nacional un grupo de jóvenes arropa a Pablo Hasél antes de ser juzgado por segunda vez por enaltecimiento del terrorismo. Portan una pancarta en la que se lee 'Sin libertad de expresión no hay democracia'. Podría ser el prefacio de cómo ha terminado la historia para el rapero tres años después, cuando su entrada en la cárcel ha reabierto el debate sobre los límites de la libertad de expresión y ha dejado al menos cuatro noches de protestas callejeras. "¿Yo soy el culpable de que la Policía asesine? Asesinar a inmigrantes sale gratuito y denunciar un hecho objetivo puede costarme la prisión", dijo entonces a modo de pronóstico ya que, efectivamente, el asunto terminó en condena y propició el desenlace que siempre quiso evitar. 

Aunque Hasél insiste en hablar de un estado inquisitorial y enmarca estos hechos en un ataque a la libertad de expresión, su ingreso en la cárcel Ponent de Lleida se produce tras siete años de idas y venidas con la Justicia. Cuatro condenas, dos de ellas en firme, provocaron que la Audiencia Nacional no atendiera su petición de dejar este asunto en 'standby' y le dio diez días de plazo para ingresar en un centro penitenciario por su "historial delictivo". El tribunal presidido por Concepción Espejel -misma magistrada que condenó a los acusados de Alsasua pero no por terrorismo- determinó un mes después de juzgarle que sus ataques directos a la Corona y a Policía y Guardia Civil "sin más acreditación que sus propias palabras" eran constitutivos de dos delitos. 

Tampoco pasaron por alto la condena previa en el año 2015 del Tribunal Supremo igualmente por enaltecimiento del terrorismo. La sentencia de 2018, que contó con un voto particular, entendió que estaba reincidiendo en estos hechos puesto que cuando publicó los tuits por los que se sentó en el banquillo ya sumaba dos años de cárcel. Se trata de la misma pena que se le impuso en este segundo fallo de 2018. Sin embargo, la Sala de Apelaciones la redujo a nueve meses de prisión. Los magistrados Eloy Velasco y Enrique López (actual consejero de Justicia en el Gobierno madrileño) le dieron en parte la razón y entendieron que algunas de las expresiones era menos explícitas que las analizadas en el primer juicio.

La violencia, la clave

Sin embargo, mantuvieron la condena y la ampararon además en la incitación a la violencia que implicaban sus canciones. El elemento nuclear que inclinó la balanza fue la repercusión que pudieran tener sus mensajes contra el Rey (al que define como 'borracho tirano' y 'basura mafiosa') y sus alabanzas a grupos terroristas. Cabe recordar que no todos los artistas o tuiteros que se han sentado en el banquillo han corrido la misma suerte. Este mismo órgano, en un tribunal presidido por Fernando Grande-Marlaska, absolvió al líder de Def con Dos, César Strawberry. Tono sarcástico, crítica social o carácter cultural fueron algunas de las descripciones de un fallo que descartó en todo momento que hubiera incitado a la violencia. Sin embargo, en el caso de Hásel ni el tribunal que le enjuició ni el que revisó la sentencia y le redujo la pena consideró que estaban ante críticas pacíficas. 

"En este caso se observa que, además de hostigamiento verbal contra el Rey y los cuerpos policiales, hay concretos actos de apoyo explícito a la violencia que se use contra ellos. La actitud es grave (...). Se otorga autoridad a sí mismo ante sus 54.000 seguidores indicando lo que está bien y lo que no, quienes son modelo y quienes no e incitando a actuar violentamente contra los segundos", advirtieron los dos magistrados. Así pues a finales de 2018 Hasél contaba con dos condenas por enaltecimiento del terrorismo y las dos en firme. Se trata de unos antecedentes que propiciaron su ingreso en prisión aunque en todo este tiempo ha sumado otras dos condenas más en juzgados de Lleida. Una de ellas de seis meses de cárcel por agredir a un cámara de Tv3 y la otra, confirmada por la Audiencia Provincial de Lleida esta misma semana, de dos años y medio de prisión. 

Reforma del Código Penal

Esta cuarta condena es por los delitos de obstrucción a la Justicia y amenazas. Según el fallo, Hasél amenazó de muerte y propició una patada a un hombre que declaró como testigo en un juicio. La vista enfrentaba a un guardia urbano, a quien el testigo respaldó, y a una persona del entorno del rapero. El hecho de que el agente resultara absuelto hizo que éste iniciara una campaña de desprestigio en Twitter y que posteriormente se encarara a él amenazando con matarle. Sobre todo esto resolvió la Audiencia Provincial hace apenas unos días y lo hizo respaldando la condena inicial: "No existe error o capricho alguno en la valoración efectuada en la instancia resultando racional y coherente", zanjó el fallo.

El último pronunciamiento de los jueces no hace sino complicar todavía más el horizonte judicial del rapero que desde la cárcel ha dicho que todo esto es una operación de Estado contra su persona para desviar el debate acerca de los límites de la libertad de expresión. Las consecuencias han sido revueltas callejeras en varias ciudades del país que se han saldado con decenas de detenidos y un claro choque político. Los hechos, que han marcado la actualidad de los últimos días, coinciden además con la propuesta del Gobierno de reformar el Código Penal sobre los delitos relacionados con la libertad de expresión. El objetivo es evitar que la respuesta sea la cárcel cuando se trata de los mismos delitos por los que ha sido condenado Hasél (injurias a la Corona o enaltecimiento del terrorismo) y otros tipos como delito de odio y contra los sentimientos religiosos. 

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