Renovará parte de la dirección

Pablo Iglesias deja 'atado' un Vistalegre 3 tras derrotar a todos sus críticos internos

  • El líder de Podemos afrontará la Asamblea sabiéndose líder indiscutible. Uno de sus planes es incorporar a personas cercanas que aún no tienen cargos.
Pablo Iglesias, durante su comparecencia ante el Congreso
Pablo Iglesias, durante su comparecencia ante el Congreso
EUROPA PRESS

Podemos ya no es el partido que, parafraseando a Mariano Rajoy, "vive en el lío". El éxito del acuerdo para gobernar en coalición, lograr cuatro ministerios y una vicepresidencia y haber superado el envite de escisiones como Más País en las últimas generales han cohesionado al partido morado, que está en uno de sus momentos más dulces desde que surgió en 2014. Con ese ambiente, Pablo Iglesias afronta con toda tranquilidad la nueva Asamblea prevista para marzo, Vistalegre 3. Un congreso en el que no tendrá que jugarse el liderazgo con nadie. Y en el que no habrá, por tanto, un sector crítico interno o externo. Algo apuntalado tras la renuncia de Teresa Rodríguez a continuar al frente de la formación en Andalucía.

Es la primera vez en su corta existencia que Podemos puede decir que acude a un evento clave sin que haya problemas internos acusados. En Vistalegre 3 no habrá pugnas por controlar el partido ni se producirán enfrentamientos entre dos sectores con posturas muy alejadas. El último obstáculo era Teresa Rodríguez, que con su salida ha dejado el camino libre. Lo que se traduce en que los Anticapitalistas ya no podrán marcar parte de la agenda morada, quitando un dolor de cabeza a la cúpula de Iglesias. E incluso deja abierta la puerta a que sea un equipo afín a este el que controle Andalucía, que era una de las grandes asignaturas pendientes que tenía.

Por tanto, no se prevé una repetición de lo ocurrido en Vistalegre 2 por la batalla entre Iglesias e Íñigo Errejón. Una situación rompió a la formación morada, lo que degeneró en situaciones de choque público y "poco edificantes" por ambos lados, como señalan fuentes consultadas por esta redacción. Además, aquella lucha de la asamblea no cerró las heridas cuando se confirmó la victoria del actual líder. Las hostilidades continuaron hasta que todo el círculo de Errejón se marchó, a Más Madrid o a su marca nacional, Más País, o porque abandonaran la política. A lo que se suman las bajas forzosas por los despidos que hizo el partido a quienes estaban vinculados a su exnúmero 2. 

El panorama será totalmente distinto en el tercer o cuarto fin de semana de marzo, que es cuando está prevista la celebración del evento. Al no tener que hacer frente a candidaturas contrarias o a emplearse para calmar las aguas de distintos sectores contrarios a su gestión, Iglesias tiene previsto centrarse en hacer algunos retoques a la estructura que dirige. Lo primero será renovar algunas secretarías del Consejo Ciudadano Estatal, que es el órgano principal y por el que pasan todas las decisiones importantes en Podemos. De esta manera, habrá dirigentes actuales que dejarán su sitio a otros compañeros de partido, como ha podido saber este diario. Otros cargos seguirán con toda seguridad, ya sea en el mismo puesto (caso de Alberto Rodríguez, que mantendrá la Secretaría de Organización) o moviéndose a otra área (como puede ocurrir con Irene Montero).

En esa renovación que quiere llevar a cabo el líder, que según las fuentes consultadas no será muy amplia, una de sus ideas es incorporar nuevos nombres que hasta ahora no han tenido cargos de ningún tipo en la estructura morada. Se tratará de personas que están muy vinculadas públicamente al partido, ya sea a nivel parlamentario o mediático, pero que hasta el momento no han formado parte de sus órganos internos. Una renovación que se extenderá a otras figuras que sí están en otras fuerzas políticas, a las que se invitará a estar en ese Consejo Ciudadano Estatal renovado. Entre los nombres que suenan están los de miembros de En Comú Podem, Galicia en Común o la cúpula que abandonó Equo cuando esta se vinculó a Más País. Aunque no está claro si solo formarían parte del mismo o si incluso se encargarían de coordinar algunas de las secretarías que cambiarán de cabeza visible. 

Sin grandes polémicas en medio

El optimismo es total en todos los ámbitos del partido para la cita asamblearia. Entre los morados se espera que Vistalegre 3 sea "una balsa de aceite" por la unanimidad que existe sobre la figura de Iglesias. El ahora vicepresidente de Derechos Sociales ha recuperado para su causa a sectores que cuestionaban su liderazgo. Algo a lo que le ha ayudado el éxito de la negociación para gobernar en coalición, ya que la falta de acuerdo del pasado verano que llevó a la repetición electoral del 10 de noviembre supuso que volviera a ser cuestionado. Tanto que se habló abiertamente de que Irene Montero sería la sucesora. Una posibilidad que gustaba internamente, ya que además de dar un giro al liderazgo, se alcanzaba el simbolismo de que una mujer liderara Podemos. 

Las buenas relaciones con el PSOE y la vicepresidencia es lo que ha permitido al secretario general que ni se cuestione su continuidad. Atrás quedan polémicas como la de vivienda que compraron Iglesias y Montero, que provocó incluso una consulta a las bases sobre si ambos debían seguir en sus cargos. Tampoco hay discrepancias con los entornos del partido, ni casos como el de Errejón, que es un asunto que tras las generales ya no preocupa a los morados. Ni mucho menos hay problemas como los que entrañó la relación con Manuela Carmena, que era una cuestión controvertida por el amplio apoyo social que tenía la exalcaldesa de Madrid, en contraste con las malas relaciones que esta mantenía con Iglesias. La buena salud de Podemos da para bromas por parte de algunos de sus miembros, que destacan que una crisis sobre Venezuela, como es el caso de Delcy Rodríguez, le ha explotado al PSOE y no a ellos

En todos esos momentos controvertidos, Iglesias y Montero siempre han estado acompañados de su 'núcleo duro'. Un grupo de dirigentes o diputados en el Congreso que no les ha abandonado ni cuando se hablaba de que estaban poniendo en riesgo la viabilidad del partido. Entre ellos están Juanma del Olmo, Noelia Vera, Ione Belarra, Nacho Álvarez, Beatriz Gimeno o Pablo Echenique. Todos ellos tienen distintos cargos en la Vicepresidencia de Derechos Sociales y Agenda 2030 y en el Ministerio de Igualdad, ya sea como secretarios de Estado u ocupando una dirección general. La excepción es Echenique, al que se ha premiado en su lugar con la portavocía en el Congreso. Un grupo que, además de la lealtad a sus jefes, comparte con ellos su rechazo frontal a los postulados de Errejón y a Más País.

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