Pablo vs. Pablo: las razones de un 'hiperliderazgo' en horas bajas

    • Hace tiempo que el líder de Podemos dejó de ser un 'boom mediático'. Su proyecto diluido y su sobreexposición ha pasado factura.
    • "Hemos dejado de tener morbo", admiten en el partido. 'Reconfigurarse' es el 'plan B' tras las generales.

El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias.
El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias.

Acostumbrados a una dialéctica que suele resultar arrolladora, al menos en su vehemencia, la digestión del debate con Albert Rivera, el pasado domingo, resulta complicada para Podemos.

Por el momento no se ha escuchado una interpretación oficial de la dirección, que se presuponía llegaría en la habitual rueda de prensa semanal tras el Consejo de Coordinación. Esta semana, en cambio, la formación no la ofrecerá. "Toca reconfigurar", señalan fuentes del partido.

Más allá de quien ganó o no el debate por sus propuestas, la 'puesta en escena' delató a un Iglesias en horas bajas, alicaído y casi sin capacidad de reacción ante el discurso, sin duda más ágil, de Rivera. El propio líder de la formación morada se reconoce hace tiempo cansado. Nunca ha ocultado que no tiene apego al cargo. Hace tiempo, sostienen desde el entorno próximo al secretario general, que Iglesias amaga con abandonar el partido si en las generales no se obtiene un buen resultado. A la intensa actividad política se suma que siempre ha visto con disgusto el perder el anonimato.

"Si cambia el escenario, no sé si tendré un papel tan relevante", reconoció al escritor Tariq Ali, en una entrevista grabada antes de las elecciones del 24-M. Aquellos comicios supusieron un primer correctivo para Podemos, en la medida en que las plataformas de confluencia-Ahora Madrid o Barcelona en Común-anotaron mejores resultados que las propias candidaturas 'de marca'. Las catalanas apuntillaron después el retroceso electoral y generaron un indisimulado poso de desánimo en una formación sin rastro ya de la euforia de las europeas.

El tiempo transcurrido desde entonces, y la excesiva sobreexposición de Iglesias- un boom mediático sin precedentes con presencia casi diaria en entrevistas y tertulias en sus inicios-ha provocado un desgaste que en la formación tratan de revertir a dos meses de las elecciones. En ese sentido, Ciudadanos ha calculado mejor sus tiempos, coinciden los expertos: de una discreta presencia en Cataluña, a partido en formación a una explosión desde las municipales, confirmada en las elecciones del 27-S, tiene ahora más frescura como partido de "regeneración". De la retirada estratégica a la vuelta al personalismo

No es la primera vez que Iglesias se ve 'desbordado' por su presencia casi permanente en los medios. Apenas cuatro meses después del estallido sorpresa de las europeas, el secretario general optó por una 'retirada estratégica' para no quemar su imagen, no sólo hacia el exterior, sino entre sus propias bases.

Tocaba entonces organizar internamente el partido, designación de secretario general incluida, y la 'militancia' reprochaba el excesivo protagonismo de Iglesias y su visión "vertical" del partido, frente a la "coralidad" que se defendía desde otros sectores, como el liderado por el ahora secretario general en Aragón, Pablo Echenique y la dirigente andaluza, Teresa Rodríguez. El entorno más cercano de Iglesias, y en especial Monedero y Errejón, asumieron las riendas. "Pablo Iglesias no es indispensable para que exista Podemos", admitía el secretario general en una entrevista en la Cadena SER.

El núcleo de Iglesias trató de diversificar las portavocías, para 'diluir' el protagonismo de su líder. Para ello, se 'fichó' a dos figuras de peso en el organigrama interno. Irene Montero, psicóloga, y el abogado Rafael Mayoral. Ambos forman hoy parte del equipo más cercano del secretario general y, con Carolina Bescansa, suelen ser los encargados de participar en debates y tertulias.

El partido afrontaba por entonces un reto ingente: armar su estructura, designar cargos orgánicos, diseñar programa y echar a andar evitando las fracturas internas, en la medida de lo posible. Los sucesivos procesos de primarias, en cambio, provocaron un cisma entre dos 'alas' hoy evidentes. Los partidarios de volver a la esencia y la dirección, partidaria de la moderación.

Al intento de diversificar la representación de Podemos siguió, en junio de este año, una vuelta, a nivel mediático, al liderazgo personalista. La nueva táctica de comunicación diseñada por el partido de cara a las generales buscó reforzar la marca y al secretario general, con una estrategia más abierta. Se buscó retomar el contacto con las bases, a través de la denominada 'Ruta del cambio', con la que el equipo de Iglesias recorrió varias ciudades para recoger propuestas, y se puso en marcha una web pabloiglesias.org. La maquinaria se engrasó de nuevo para que todo pilotase en torno al, por entonces, aún no designado candidato a las generales.

El personalismo se trasladó a la campaña de las catalanas. Iglesias asumió un papel que desplazó incluso a su propio candidato, Lluis Rabell-Catalunya sí que es Pot-el gran desconocido. Pese a que en la candidatura electoral participaba también ICV-EUiA, Iglesias y Garzón no coincidieron en ningún acto. El líder de la federación de izquierdas atribuyó después el fracaso del 27-S al monopolio del partido 'morado'. "Ha habido una visualización mediática fundamentalmente de Podemos", señaló el dirigente. Las declaraciones provocaron malestar en el partido emergente.

La queja de Garzón se comparte desde los distintos territorios, donde los líderes de Podemos apenas han gozado de visibilidad en el partido. "Podemos se ha construido en un hiperliderazgo de Pablo y eso conlleva un desgaste y una sobrecarga de trabajo en su figura que responde a una propuesta política. Cuando apuestas en una centralidad en la dirección y en el discurso, tienes que mantenerte firme y al final hegemonizas el proyecto", afirman desde una de las direcciones en Andalucía. Incluso la secretaria general en la región, Teresa Rodríguez, ha visto 'silenciada' su presencia en los momentos en que resultaba excesivamente crítica para la dirección, como ocurrió en plena negociación del proceso de investidura de Susana Díaz. Rodríguez fue apartada y reemplazada por Sergio Pascual, hombre del círculo de confianza de Iglesias.

"A los críticos se les da una voz controlada, sólo cuando resulta interesante para mostrar que existe una discrepancia interna", dicen desde Podemos Málaga. En esta dirección son críticos con que el partido trate ahora de 'utilizar' a Juan Carlos Monedero para convencer a los círculos de que son necesarios. "Qué oportunismo, nosotros somos los que vamos a hacer el trabajo de campaña"."Reconfigurar la batalla"

Pese a que aseguran salir a ganar, el partido lleva tiempo trazando un plan 'B' si el resultado de las generales confirma al que avanzan las encuestas. Es decir, malo. Un proyecto que, según el número dos, Íñigo Errejón, implicaría una "reconfiguración". "Tras las generales, Podemos debe mutar de maquinaria de guerra electoral a movimiento popular", dijo ya en julio.

Una vuelta a los orígenes en la que Iglesias podría tener también un nuevo papel, quizás más apartado. El partido no descarta nuevos liderazgos. Incluso el de Errejón, ahora menos "quemado". El responsable de campaña, y uno de los artífices de la moderación, tendrá que enfrentar en cambio el descontento de las bases.

El debate es si esa refundación debe ser antes o después de las generales. Ya en las pasadas elecciones, esas bases , representadas entre otros por el sector de Anticapitalistas y el eurodiputado Miguel Urbán, llamaron a un nuevo 'renacer' que supondría conectar de nuevo con los círculos y volver a las medidas 'de ruptura' de los orígenes.

"La recuperación de Podemos pasa por su refundación: una suerte de ingeniería inversa de Vista Alegre que permita una amplia descentralización y democratización interna, al tiempo que se da paso a una modalidad organizativa fundada en el protagonismo de los círculos y de direcciones colegiadas, plurales y complejas", reafirmaba por entonces Emmanuel Rodríguez en el artículo "La centralidad es la ruptura". Rodríguez sería después uno de los promotores de "Ahora en Común", la plataforma en la que confluye IU y su candidato, Alberto Garzón.

"Ahora en común puede ser el flotador de IU", reconocen desde las propias bases de Podemos, "y Ciudadanos y PSOE también van a aprovechar nuestra indefinición. El PSOE estaba hundido y ahora ha vuelto al juego de las estatales. Ciudadanos ha trabajado su discurso en Cataluña y se ha definido. Pero nosotros nos hemos metido en la indefinición y el vacío de propuestas. Al final, nadie va a votar a Podemos si da el mismo discurso que el PSOE, o si somos descafeinados".

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