Padre Toño: "Urge dialogar con las maras, aunque sea lo más irreverente"

  • "Urge un diálogo con las maras, aunque sea lo más irreverente y hayan causado el mayor dolor". Así de contundente se ha mostrado el sacerdote pasionista Antonio Rodríguez, conocido popularmente como padre Toño, a la hora analizar cuál debe ser el camino para conseguir la paz en El Salvador.

Aníbal de la Beldad

Ciudad Real, 10 sep.- "Urge un diálogo con las maras, aunque sea lo más irreverente y hayan causado el mayor dolor". Así de contundente se ha mostrado el sacerdote pasionista Antonio Rodríguez, conocido popularmente como padre Toño, a la hora analizar cuál debe ser el camino para conseguir la paz en El Salvador.

En una entrevista con Efe, asegura que el camino a seguir para conseguir la paz debe nacer de un "profundo acuerdo nacional entre todas las fuerzas sociales, económicas y políticas del país". "Todos los conflictos, hasta el más irreverente, ha terminado desde el diálogo como arquitectura para la paz", sentencia.

Según su criterio, El Salvador "necesita llegar a un gran acuerdo de nación e incorporar a los jóvenes vinculados a pandillas es fundamental, porque lo que no se puede permitir es tener cada año 4.500 muertos".

El sacerdote español llegó el pasado fin de semana a España después de ser condenado en aquel país a treinta meses de prisión por el Juzgado Especializado de Instrucción de Santa Ana por los delitos de introducción de objetos ilícitos, tráfico de influencias y asociaciones ilícitas.

Allí había pasado los últimos quince años de su vida trabajando en políticas de prevención, de reinserción y de atención a las víctimas.

Su trabajo en este país sin política se ha centrado en la cultura de la humanización, desde la ternura y la misericordia, tratando de demostrar que existe una iglesia comprometida, en el que el carisma pasionista asume la pasión y la cruz que viven muchos en El Salvador, según remarca.

Esa ha sido la fuerza vital que ha motivado su estancia en el país y que, advierte, le permite ahora afirmar que las maras están dispuestas a emprender "un diálogo, una tregua transparente, abierta y amplia", que genere una disminución de los homicidios.

"Aunque yo he sido muy crítico con la tregua, porque dije que ha sido una paz mafiosa, quizás es necesario a partir de ella, construir una paz verdadera", reflexiona.

La Iglesia católica y las iglesias históricas, junto con los gestores de paz y lideres sociales, deben, en su opinión, liderar este acuerdo de nación, "para lo que es necesario que el sector productivo y el sector político genere una apertura".

"No merece la pena que los jóvenes sigan muriendo como consecuencia de la violencia más absurda, como es la violencia de las pandillas", considera el padre Toño, que en cada frase que pronuncia demuestra el profundo conocimiento que tiene del problema social que vive El Salvador.

El camino de la pandilla es el abandono inmediato de la violencia delictiva, apunta, aunque, a renglón seguido matiza que no está "en contra de los pandilleros, pero sí en contra de los que hacen del uso de la violencia delictiva una estrategia de fuerza para conseguir lo que el Estado no les dio".

Para el sacerdote español, lo más importante a la hora de afrontar el final de la guerra social y poner fin al conflicto es que quienes se sienten a hablar lo hagan reflexionando sobre cuál ha sido la base que ha generado el problema.

La tregua, apunta, se debe hacer "alrededor de la pregunta del conflicto y no alrededor de la pregunta de la violencia".

Toño, que asegura no ser mucho más sacerdote por celebrar más misas o más bautizos, sino por hacer más acciones sacerdotales, apunta que el problema más profundo que existe en El Salvador es que por parte del Gobierno no hay respuesta económica, política y social para las grandes mayorías, para lo más desfavorecidos.

El día que esto cambie, sentencia, el país cambiará, y para ello, considera fundamental tres grandes actuaciones políticas inmediatas del Gobierno, "como son dedicar inversión a la prevención, a la reinserción y a la atención a las víctimas".

"La paz comienza por las víctimas y termina en las víctimas. Hasta que las víctimas no tengan paz, el país no tendrá paz, y las víctimas no se pueden ocultar, ni se pueden silenciar, hay que darle voz", añade.

El sacerdote español, que ha estado retenido 37 días en el país centroamericano, asegura que el futuro que le desea a El Salvador es el "del sueño de la paz" y, aunque reconoce que costará, está convencido de que en él "florecerán los derechos para los niños y para los jóvenes". EFE

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