Los partidos meten los pactos en el congelador hasta ver qué pasa el 26-M

  • El gabinete en funciones de Sánchez no se siente obligado "de ninguna manera" a pactar con Podemos y se abre a todas las opciones. 
Sánchez y Ábalos celebran la victoria electoral en Ferraz.
Sánchez y Ábalos celebran la victoria electoral en Ferraz.
Javier López / EFE

Los líderes de los principales partidos políticos han metido en el congelador durante un mes todas las opciones de llegar a algún pacto de Gobierno, al menos hasta conocer los resultados de las elecciones municipales y autonómicas del próximo 26 de mayo. Frente a todas las alianzas posibles a la izquierda y a la derecha, el PSOE ya ha advertido que su intención inicial es gobernar en solitario; en el PP se intenta salir de la debacle electoral con la vista puesta en el 26-M para salvar la situación; y Ciudadanos tiene más a tiro erigirse como el líder de facto de la oposición del centro derecha en solitario que llegar a cualquier pacto.

Los primeros augurios de una coalición de izquierdas entre los socialistas y sus últimos socios de gobierno de Unidas Podemos han quedado en ‘stand by’ desde la misma noche electoral, en la que el propio Pedro Sánchez no descartó ningún tipo de acuerdo para plantear soluciones a los problemas del país, pero sin casarse con nadie. El líder socialista se va a tomar esta semana ‘de puente’ para descansar después de la vorágine electoral del último mes y no pretende ser el protagonista de la campaña a las europeas, municipales y autonómicas del 26-M más allá de lo necesario.

El día después de las elecciones, con 123 escaños en el Congreso y sin la presión anterior de los partidos independentistas catalanes como llave para sacar adelante todas sus iniciativas legislativas para los próximos cuatro años, el gabinete en funciones de Sánchez no se siente obligado “de ninguna manera” por Iglesias para tener que llegar a un pacto de gobierno que suponga la entrada de Unidas Podemos en el nuevo gobierno que se plantee. Después de comprobar que Pablo Iglesias no ha podido frenar el declive de su partido en las urnas, la estrategia del PSOE se ha marcado más en una línea continuista, con un ejecutivo monocolor y la capacidad supuestamente demostrada de que se puede llegar a acuerdos con cualquier otra formación política siempre que suponga mejoras para los ciudadanos.

Tanto desde el ámbito empresarial como dentro del propio PSOE se entiende que “gobernar solo es la única salida racional que le queda a Sánchez”, dado que cualquier otra opción de pacto (con Podemos e incluso con Ciudadanos) puede plantear problemas a medio plazo de difícil solución. Los mercados recelan de la presencia de la izquierda radical en el ejecutivo y tampoco ven una solución fácil en el enconado enfrentamiento que han protagonizado Sánchez y Rivera antes, durante y después de las elecciones. “Ir solos es lo más difícil, pero no es imposible, dado que no se tiene ya el yugo del independentismo, más allá de que es un problema que habrá que solucionar dialogando y sin hacer concesiones fuera de lugar a formaciones como ERC”, advierte un antiguo político socialista.

Escenario provisional hasta mayo

Lo único que puede cambiar ese escenario político es la situación que se genere tras las elecciones de mayo y la necesidad (o no) que tengan unas partes y otras de llegar a acuerdos para controlar ayuntamientos importantes (Madrid y Barcelona están en juego) o ejecutivos autonómicos de primer nivel. En ese proceso volverán a repetirse las opciones de acuerdo tanto de la derecha como de la izquierda y, aunque todos rechacen mezclar lo nacional con los autonómico y local, también puede tener implicaciones.

Aunque todos los partidos velan armas de cara al 26-M, la preocupación es máxima en el seno del PP, ante el desplome sufrido en las generales que ha dejado su representatividad parlamentaria nacional en la mitad de lo que era. En este caso, los pactos por la derecha que puedan hacer formaciones como Vox y Ciudadanos, eufóricos tras triunfar en las generales, son una amenaza para la formación de Pablo Casado que puede poner en duda hasta su pervivencia. La irrupción de Vox no ha sido todo lo amplia que ellos mismos esperaban, de forma que están ávidos de ampliar su influencia con el control o, al menos, la cohabitación política en todos los ayuntamientos que puedan.

Las elecciones generales han dejado resultados tan dispares como que el PP se ha quedado sin representación en el País Vasco o con solo un escaño en Cataluña, de la misma manera que Unidas Podemos no contará con ningún diputado por Castilla-La Mancha y otras circunscripciones. Aunque la extrapolación de los resultados de unas elecciones a otras no es siempre una ciencia exacta, si marca el paso y aconseja parar los motores de los pactos al menos hasta saber como queda el mapa el 26-M.

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