La 'milla de oro' de Granados: de Ávila a Marbella hasta el embargo de Valdemoro

  • El cabecilla de la Púnica solía presumir de un éxito al margen de la política que le había permitido ser el dueño de un importante patrimonio
Francisco Granados.
Francisco Granados.
EFE

Francisco Granados solía decir que era un hombre hecho a sí mismo, con una carrera ‘de éxito’ al margen de la política que le había permitido ser el dueño de un importante patrimonio. “La política no me enriqueció”, ha repetido en varias ocasiones. Todas sus propiedades están embargadas desde que fue detenido en 2014 como supuesto ‘cabecilla’ de la Operación Púnica, la trama de presuntos sobornos a cambio de contratos públicos que mantuvo al expolítico en prisión provisional durante más de dos años y medio, según el magistrado que la investiga. La Fiscalía Anticorrupción ha solicitado ahora al juez que embargue una mansión que supuestamente se estaba construyendo en Valdemoro porque sospecha que forma parte del ‘oscuro patrimonio’ oculto de Granados procedente de aquella red.

No es la primera vez que el fiscal concluye en este sentido. En otro escrito que obra en el sumario, asegura que obtuvo “pingues beneficios que afloraron en las cuentas suizas, compras de viviendas, participación en sociedades patrimoniales, permaneciendo todavía en su mayor parte en ignorado paradero". Hijo de un agricultor de Valdemoro con posibles, estudió Económicas en la Universidad Complutense e inició su carrera empresarial como analista financiero en Societé Generale. Hablamos de una época que se inició en 1993 y duró seis años. Militante del Partido Popular desde los 23 años, en 1999 asumió la alcaldía de Valdemoro, la localidad madrileña que le vio nacer y en la que adquirió casi todos sus bienes. Después inició una carrera de ascensos al amparo de Esperanza Aguirre: fue consejero de Transportes (2003-2008), consejero de Presidencia, Justicia e Interior (2008-2011) y secretario general del PP hasta que la presidenta de la Comunidad madrileña le apartó de la política regional en 2011.

Aquel año fue la constatación de un declive, pero fue en 2009 cuando ya empezó a hablarse de aquella mansión tras conocerse, por el diario Público, que una promotora inmobiliaria construía en la localidad madrileña una casa de 1.000 metros cuadrados bajo la supervisión de Nieves Alarcón, su mujer. “La impresión es que se está haciendo el castillo de un señor feudal que mira desde la colina a sus súbditos de Valdemoro”, le espetó la oposición en un intenso debate en la cámara madrileña. Él nunca reconoció como suya aquella casa, situada en la mejor zona de la localidad madrileña, para cuya construcción ‘a medida’ habían unido seis parcelas y en la que tenía previsto poner suelos de mármol y una cascada de agua en sus jardines. Tampoco constaba en los dos folios que envió a sus rivales políticos. En aquella información solo figuraba un piso, un ático dúplex de 164 metros y un adosado de 143 metros muy cerca de la casa de sus padres en la misma localidad. La majestuosa vivienda valorada en seis millones de euros estaba a nombre de una de las empresas de la maraña societaria de Ramiro Cid Sicluna, el señor del ladrillo de este municipio madrileño, también imputado en la causa.

Con ingresos que oscilaban entonces en los 108.840 euros como miembro del Ejecutivo de Esperanza Aguirre y diputado en la Asamblea de Madrid, en su declaración del 2011, cuando ascendió a categoría de senador, añadió dos pisos, el adosado de Valdemoro, cuatro plazas de garaje y un adosado en Marbella, todos con titularidad compartida con su mujer, y el 50% de un terreno rústico recibido en herencia. Si bien los pisos los había adquirido cuando trabajaba de analista financiero, el adosado marbellí y el de Valdemoro los adquirió en 2010 y 2002, cuando ya era un cargo público al servicio de los madrileños. En su declaración también visibilizaba 550.000 euros en una cuenta bancaria, aunque el periódico El Mundo desveló tres años más tarde que, además, tenía oculto un millón y medio de euros en una cuenta en Suiza desde 1999. En febrero de 2014 dimitió de todos sus cargos.

El palacete de Granados en Valdemoro, en construcción.
El palacete de Granados en Valdemoro, en construcción. / EFE

¿Dónde vivía Granados? Su hogar estuvo un tiempo en aquel ático de la calle Guardia Civil que había comprado a su amigo Sicluna hasta que se mudaron al adosado de 350 metros situado en la calle Venezuela en Valdemoro. Era la típica construcción de una zona residencial, construida en varias alturas y con piscina comunitaria. “Los alrededor de 70 u 80 millones que me costó la casa los pagué con una transferencia y una hipoteca de 330.000 euros. No me regalaron nada”, dijo a Interviú entonces. El piso consiguió venderlo en 2013, según dijo en su declaración a Hacienda de 2014.

Al adosado, pendiente de sus cuitas judiciales y un posible embargo del banco por impago de la hipoteca, se refirió él mismo en un escrito judicial en el que pedía su excarcelación como “una modesta casa hipotecada en la que sus hijas debían compartir habitación”. Lo que sí es cierto que la vivienda localizada en la localidad madrileña de Valdemoro está gravada con una hipoteca de 330.000 euros desde que la adquirió en 2007 a Promodico S.L., también intervenida en el caso Púnica, por 468.000 euros. También que Granados la convirtió en su centro de operaciones. En 2014, registró dos inmobiliarias, Dealum Events y Alegra Dealum, en dicha dirección.

Cuando salió de prisión, en junio de este año, Granados señaló que volvería a aquella sencilla casa con su familia. También ha podido disfrutar de la vivienda que tiene en Marbella en la urbanización en primera línea de playa llamada El Arenal, uno de los enclaves más exclusivos de la Costa del Sol, junto a la playa de La Adelfa, y a tan solo cinco minutos del centro de la ciudad.

Pero no es su propiedad más lujosa. Los investigadores descubrieron que otro de sus lugares de descanso se situaba a tan solo una hora y media de Madrid, en la localidad abulense de Higuera de las Dueñas. Muy cerca, en Candeleda, políticos y empresarios disfrutan del paraíso. Allí el número dos de Aguirre, poseía una casa de dos plantas y sótano de 1.400 metros cuadrados en una finca de 842.881 metros cuadrados con caballerizas, piscina e, incluso, un embalse. Allí tenía 24 caballos de competición de pura raza, escopetas de caza, varios quad. También, cerca de la mansión, había otra vivienda más pequeña en la que residían los encargados de que todo estuviera perfecto. Granados tampoco reconoció ser su propietario, sino un mero huésped, pero las pruebas se acumularon en su contra en el sumario: llamadas telefónicas en las que se decía propietario, fotografías, gastos que él abonaba… De aquella época no quedan ya más que aquellas imágenes.

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