“El PSOE es un partido de izquierdas que atrae al centro y voy a dar muchos mensajes de esa necesaria moderación que quiere el centro, que no es resignación, ni rupturismo, sino reformismo del bueno. El PSOE es un partido de centralidad y se siente tan lejos de un gobierno, del PP, que legisla para la derecha más extrema de este país que de un partido como Podemos que no se define ideológicamente”. Palabra de Pedro Sánchez. Sí, el hombre del 'no es no' a Rajoy, ahora buscará pactos de Estado con él.
El líder que recuperó el liderazgo del PSOE gracias a las bases bajo la bandera de la izquierda, ('Somos la izquierda' fue su lema), cambia ahora y gira al centro. Hasta su antiguo lema ha pasado a mejor vida. 'Ahora, tu país' es el nuevo mensaje. Se acabó hablar de Estado plurinacional. Sánchez, camaleónico siempre, ha sorprendido hasta a Javier Fernández, el hombre que lideró la gestora (y sufrió sus ataques), que esta misma semana ha señalado (no sin un puntito de satisfacción) que "está bien cuando se rectifica y se rectifica en la buena dirección". No quiere juzgar sino comprender, declara, pero lanza una bomba sorda: "Está bien que elabore un proyecto, que creo que están en ello, porque hacer propuestas está bien, pero tener un proyecto es otra cosa". Más claro... imposible.
¿Cuál es la causa de este nuevo giro del líder socialista? José Pablo Ferrándiz, investigador principal de Metroscopia, considera que el auge de Ciudadanos y la actual situación de Podemos son claves en el cambio. Eso, y como señala Javier Fernández, la falta de proyecto sólido. "Ha habido un trasvase de votos de Podemos al PSOE desde la nueva llegada de Sánchez al liderazgo de un 12 o 13%, pero ya paró. El PSOE es consciente de que ya no va a recuperar más votos de ahí, no tiene más que rascar. El partido de Iglesias mantendrá un 15% de votos férreos, el resto o no votará o se abstendrá". José Ramón Llorente, sociólogo y experto en encuestas electorales, destaca que "el PSOE ha fracasado en el intento de recuperar los cinco millones de votantes de Podemos porque lo que nunca entendieron es que dentro de Podemos había votantes muy diversos. No todos eran partidarios de medidas económicas muy de izquierdas, había gente indignada, cansada de lo mismo... De hecho, la mitad del voto de Podemos se ha esfumado y puede que no vote más. Y una parte también se irá a Ciudadanos, porque en lo que también ha fallado Iglesias es en no saber que el 70% de sus votantes no quieren la ruptura de España. De hecho ¿por qué ya no habla Sánchez de plurinacionalidad? Porque se ha dado cuenta de que no es el camino".
Camino de una pinza PP y PSOE contras Cs
La irrupción de Ciudadanos y su éxito en Cataluña ha sido vital y tendrá consecuencias en los dos partidos tradicionales, en gran parte culpables de su ascenso. "Sánchez no ha parado de dar giros y eso el electorado lo penaliza. Intentó recuperar el voto de izquierdas sin darse cuenta de que tanto él como la marca PSOE era rechazada por muchos votantes de Podemos, que no querían nada con la vieja política. No presentó un proyecto claro, lo que sí hizo Cs en Cataluña. Y ahora el reto es que Cs no se coma al votante del PSOE urbanita, menor de 45 años y que se sitúa muy cerca del 5 en posición ideológica", destaca Ferrándiz. Considera el experto que este problema también se le está planteando al PP y advierte que aunque el voto decisivo esté en el centro, al PSOE ahora, después del 'no es no' y de la corrupción del PP, va a correr un riesgo con los pactos con un Rajoy en horas bajas. Pueden ser tóxicos. No en vano, se convertirá en un validador de un Gobierno tocado, justo lo contrario del discurso con el que ganó las primarias. Pero es cierto que "no puede olvidar que ahora un 13% de votantes del PSOE ya opta por Cs, y que la tendencia va en aumento" señala el experto.
El PSOE ha perdido un tiempo precioso
Llorente considera que el PSOE ha "perdido un tiempo precioso por su flanco izquierdo" cuando la batalla siempre estuvo en el centro. Y en ese espacio se ha metido Cs. El PP también ha tenido errores, pero no puede ir mucho más al centro para no perder votos por su derecha. Ese siempre ha sido terreno de democristianos y socialdemócratas, y el PSOE de Sánchez no lo vio. La mejor muestra es que el cinturón rojo de Barcelona es ahora naranja. Un aviso muy importante", destaca el sociólogo.
Los expertos creen que el PSOE ha infravalorado el sentimiento de unidad nacional, también entre los menores de 45 años, y que su ambigüedad, al igual que a Podemos, le ha pasado factura. Ahora Sánchez trata de navegar entre las aguas de las propuestas económicas de izquierdas (impuesto a los bancos) y los discursos de centro. "Aún tiene tiempo, pero es difícil. El centro derecha tiene un colchón de más de 10 millones de votos, PP y Cs se consolidan entre el 48 y 49% de votos. Y ahora, si baja el paro y la recuperación empieza a llegar las opciones del PP subirán", considera Llorente, que cree que Sánchez necesita quitarse algo de color rojo ahora. Y pronostica que PP y PSOE harán pinza contra Ciudadanos. "Es que el partido de Rivera está amasando votos de todos lados rompiendo el eje izquierda-derecha", destaca Ferrándiz.
¿Será todo un destello demoscópico?
La gran pregunta ahora es ¿será un destello demoscópico el boom de Cs? El partido de Rivera siempre aparece radiante en las encuestas pero a la hora de votar cae. Es lo que piensa Rajoy, aunque sus ataques directos al partido naranja indican que esta vez se teme más que otras un tsunami. "2015 no es 2018. Podemos está cuarto y aunque el votante conservador siempre va a temer su llegada al poder, es cierto que ahora esa perspectiva aparece más lejana por lo que es factible que se atrevan a dar el salto del PP a Cs. Y el 'efecto Cataluña' puede ser vital, destaca el experto de Metroscopia. "PP y PSOE van a intentar llegar a acuerdos en pensiones, y en financiación autonómica para aislar a Cs, y tendrán que tomar decisiones en materia de igualdad y de competencias del Estado. Es la forma de frenar a Cs", sentencia Llorente. Por eso habrá fotos de Sánchez y Rajoy dándose la mano en las portadas. El 'no es no' será, por ahora, cosa del pasado.
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