Plan de eliminar el Senado irlandés lleva la austeridad a la clase política

  • Irlanda vota el próximo viernes en referéndum la eliminación del Senado, un órgano "redundante" y "elitista" para un país donde sus políticos también deben probar la austeridad, asegura a Efe el director de la campaña y ministro de Industria, Richard Bruton.

Javier Aja

Dublín, 28 sep.- Irlanda vota el próximo viernes en referéndum la eliminación del Senado, un órgano "redundante" y "elitista" para un país donde sus políticos también deben probar la austeridad, asegura a Efe el director de la campaña y ministro de Industria, Richard Bruton.

Casi tres millones de ciudadanos están llamados a las urnas para pronunciarse sobre una propuesta del Gobierno de coalición entre conservadores y laboristas para abolir la Cámara Alta que, según las encuestas, cuenta con el apoyo de una amplia mayoría.

Para sus partidarios, la reforma del Parlamento (Oireachtas en lengua gaélica) es casi una obligación en tiempos de recortes y coinciden con el cartel de "irrelevante" que le cuelgan los que quieren un nuevo sistema para el siglo XXI.

Sus detractores, por contra, tachan la propuesta de populista y de maniobra encaminada a sacar rédito electoral, al tiempo que alertan sobre el déficit democrático que sufriría el sistema si el Gobierno solo está sometido al control de una Cámara.

Siete años de profunda crisis económica, señala el democristiano Bruton, han obligado a los irlandeses a hacer "grandes sacrificios" y, cuando existe una institución "superflua" como el Senado, que "cuesta 20 millones de euros anuales", la "gente quiere cambios".

Noruega abolió el Senado en 2009, recuerda Bruton, y cuenta con 4,8 millones de habitantes y con 170 políticos nacionales, es decir 35,2 representantes por cada millón de ciudadanos, mientras Irlanda, con 4,6 millones, tiene 226 políticos, 49,1 por cada millón.

Los 60 senadores que componen la Cámara Alta irlandesa (Seanad) son elegidos por una minoría, "por el 1 por ciento" de la ciudadanía, explica el ministro.

En caso de victoria del "sí" en el referéndum, la supresión del Seanad iría acompañada de la eliminación de ocho de los 166 escaños de la Cámara Baja (Dáil), cuya nueva composición entraría en vigor después de las próximas elecciones generales, previstas para 2016.

"No solo estamos proponiendo la abolición del Senado -recuerda Bruton-, también queremos introducir una amplia batería de reformas en la política. Hemos acabado con las donaciones corporativas (a los partidos), hemos dado a Dáil más poder de escrutinio y a los cargos públicos se les exige altos estándares de comportamiento", dijo.

Para el Fianna Fail, el partido que más veces ha gobernado Irlanda y ahora en la oposición como tercera fuerza, no hay dudas respecto a la necesidad de modificar el sistema político, pero quiere mantener el Senado y someterlo a una profunda reforma.

Su líder, Michéal Martin, ha asegurado durante la campaña que la ausencia de senadores "cimentaría el control absoluto" de cualquier Ejecutivo sobre la vida política irlandesa.

También ha cuestionado la validez de las cifras lanzadas por la campaña del "sí", que insiste en que la abolición del Senado supondría un ahorro de hasta 20 millones de euros anuales, un gasto innecesario, recuerda Bruton, para un país que pidió en 2010 un rescate a la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) por 85.000 millones de euros.

"La ciudadanía en Irlanda y en otros países europeos como España ha experimentado enormes cambios en sus vidas en los últimos años y tiene derecho a exigir que también los políticos cambien", declara a Efe el titular de Trabajo.

Bruton también rechaza que en el futuro el Gobierno irlandés pueda tomar decisiones sin el freno que imponen los mecanismos de "control y equilibrio" del Senado, que en su opinión sirve para muy poco.

Al contrario, dice, se reforzará el papel de los comités multipartitos del Dáil, cuyo número está previsto se amplíe de 12 a 14.

El Senado irlandés tiene poderes para efectuar recomendaciones sobre un proyecto de ley y, aunque no puede bloquearlo, puede retrasar el proceso durante un periodo de hasta nueve meses.

"La última vez que el Seanad retrasó la introducción de una ley fue en 1964", refiere Bruton respecto a la irrelevancia de un foro que, ahora mismo, solo sirve como "guardería" para jóvenes aspirantes a diputado o de "retiro dorado" para políticos veteranos.

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