Primas del 15% para agricultoras

Planas apuesta por la mujer para lograr un difícil relevo generacional del campo

La nueva estrategia española de aplicación de la PAC incentivará con primas del 15% las explotaciones  encabezadas por mujeres jóvenes, en un intento por reducir la brecha de género en el sector primaro.

Olivar en Jaén.
Planas apuesta por la mujer para lograr un difícil relevo generacional del campo.
Europa Press

El pasado 28 de diciembre el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, consiguió la aprobación en el Consejo de Ministros del Plan Estratégico para la aplicación de la Política Agraria Común (PEPAC), que traza las líneas maestras por las que tiene que pasar la revitalización del sector primario en nuestro país. Una de las más importantes es, como explicó el propio Planas conseguir enganchar a una nueva generación de agricultores y ganaderos que recoja el testigo en un tejido agrario envejecido y, en muchos casos, deficitario. 

"En esta década, dos de cada tres agricultores y ganaderos van a jubilarse. Tenemos una inmensa oportunidad para darle futuro a nuestro medio rural", apuntaba el ministro, que incidía también en la necesidad de incrementar el número de mujeres que se incorporan al sector, actualmente cerca del 20% del total de nuevos agricultores y ganaderos que deciden probar suerte en el sector primario. 

Para revertir esta situación, la PEPAC contempla un fondo de 220 millones de euros para impulsar este relevo. Además, el plan de Agricultura recoge, en el caso específico de las mujeres jóvenes que sean titulares o cotitulares de una explotación, el incremento del 15% de la Ayuda Básica a la Renta, a la que tienen acceso todos aquellos menores de 40 años, y cuya duración se alarga durante cinco años. 

Sin embargo, las dificultades inherentes a comenzar una explotación agraria, así como la paupérrima situación del campo español, que antes de la pandemia estaba en pie de guerra por unos precios que abocaban a unas ganancias escasas o, incluso, a producir en pérdidas, hacen a día de hoy a la agricultura y la ganadería un camino poco atractivo para los jóvenes.

Lazos familiares

Pese a todo, en los últimos años ha comenzado a ser más habitual la entrada de mujeres al frente de explotaciones ganaderas. Generalmente, son jóvenes que deciden dar un paso a frente apoyadas por familias con tradición en el sector, o bien que lo hacen para evitar desmantelar un legado familiar ligado al campo. 

Es el caso Chari Anguita, agricultora olivarera de 36 años radicada en Los Villares, a apenas 14 kilómetros de Jaén. "Nosotros explotamos unas 300 hectáreas de olivar tradicional. Eramos una empresa familiar y cuando falleció mi padre y mi hermano solo tenía dos opciones: o ponerme al frente o venderlo todo", relata Anguita. 

Esta agricultora andaluza optó por tomar las riendas del negocio que habían levantado sus padres en 2017, y desde entonces no ha sido un camino fácil. "Yo, al principio, estaba un poco perdida. Hasta entonces simplemente había invertido en olivos, pero mantenía mi otro trabajo", recuerda, mientras confiesa que había gente que todavía se sorprendía al verla al volante del tractor acudiendo al taller a reparar su maquinaria o camino a sus tierras.

No obstante, tras más de tres años al frente del negocio olivarero de su familia, Anguita señala que los rendimientos que genera actualmente el campo le han hecho plantearse más de una vez dejarlo. "Los precios del olivar tradicional de sierra te obliga a perder dinero. Con la problemática de los precios nos están ahorcando", denuncia la agricultora jienense.

Los lazos familiares y culturales también fueron uno de los motivos que llevaron a Julia Trillo, ganadera de 24 años de Ribagorza, a dedicarse a la ganadería. "Yo lo que quería era vivir en el pueblo. Y somos 160 habitantes, si no te dedicas a la agricultura y a la ganadería es difícil, aunque a mí siempre me ha gustado", desgrana. 

Trillo, de padres ganaderos, empezó su propio negocio hace dos años y cuenta actualmente con varias explotaciones de vacuno -sumando unas 350 cabezas de ganado entre todas-. "Creo que en este sector, si no cuentas con una base familiar sobre la que empezar, es muy complicado. Sin esa base en la que apoyarte al principio es realmente difícil entrar".

También ella se ha tenido que enfrentar a miradas incrédulas que dudaban de su hacer en sus explotaciones ganaderas. "Hay gente que me pregunta que si voy a la granja de verdad o si me pongo el mono para trabajar. Tradicionalmente en una pareja el hombre iba a la explotación y la mujer se quedase en casa y se encargaba de todo el papeleo", explica Trillo.

Algo en lo que ambas coinciden es en el necesario papel de las ayudas para poder susbsistir en el sector agrario. Para la ganadera oscense, el campo "sin una subvención, estaría muerto". "Nosotros trabajamos para conseguir un coste de producción que llegue a cero o, como mucho, ganar diez euros por cada animal que criamos", sentencia Trillo. 

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