Una dimisión y una nueva etapa

Podemos, sin Iglesias: tándem Belarra-Díaz y dos años para rearmar el partido

El fundador deja a sus sucesoras un terreno de juego abierto: con los Presupuestos cerrados (sin Cs), los socios de Gobierno alineados y el espacio electoral morado salvado en Cataluña y mejorado en Madrid.

El vicepresidente segundo y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030 saliente, Pablo Iglesias, cede la cartera ministerial a la nueva ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, en Madrid (España), a 31 de marzo de 2021.
Podemos, sin Iglesias: tándem Belarra-Díaz y dos años para rearmar el partido
Europa Press

Soplan vientos de cambio en Podemos. La marcha de Pablo Iglesias de la política activa -que no de la que a veces es más importante, la que engrasa las estrategias- va a provocar cambios en un partido que no ha conocido otro liderazgo desde aquel 17 de enero de 2014 en que el entonces "profesor de la Complutense" o "tertuliano" se subió al escenario del Teatro del Barrio de Madrid y dijo: "Algunos piensan que la política es una cosa de los políticos, unos señores encorbatados que ganan mucho dinero y encarnan unos privilegios; y que si la gente normal no hace política te la hacen otros. Y eso es peligrosísimo. Toca mover ficha. Voy a dar un paso adelante". Los cambios van a ser rápidos y se están cocinando en estos días. El 13 del mes que viene, primarias mediante, Ione Belarra asumirá la Secretaría General y, junto a Yolanda Díaz, volverán a intentar asaltar los cielos. Con el terreno de juego despejado, eso sí, y un proyecto a dos años encauzado.

Son días de reuniones frenéticas en las que participa toda la cúpula de Podemos. Hay que dejar perfilado el partido para los desafíos que se avecinan, claves para la formación morada. El reto es importante tras el adiós de su líder carismático. Las previsibles elecciones en Andalucía, las autonómicas, las municipales y las generales. Los morados tienen claro que 2023 será el año del todo o nada, donde se la jugarán a cara o cruz. Por eso han decidido convocar su IV Asamblea Ciudadana de forma exprés, el 13 de junio, para renovar la cúpula de la formación. Belarra optará con un programa claro que está definiendo en estos momentos. Empieza desde ahora una nueva partida con unas cartas que Iglesias ha dejado y que no son malas. Al contrario, algunas pueden suponer una ventaja competitiva.

El fundador deja a ambas líderes un terreno de juego en condiciones favorables, con el césped cortado para jugar un partido y que sean ellas las que ganen o pierdan en un futuro. A saber: Gobierno de coalición estable y estabilizado, los Presupuestos aprobados por la mayoría más amplia de los últimos años (y sin Cs), los socios alineados y el espacio electoral morado salvado en Cataluña y ensanchado, con tres diputados más, en Madrid. Los grandes errores y fiascos fueron País Vasco y Galicia. Además, Yolanda Diaz ocupa desde hace semanas su Vicepresidencia como rampa para elaborar durante los próximos 24 meses años una candidatura que pueda optar a mejorar los resultados de Unidas Podemos en las generales y, como ha repetido el propio Iglesias en campaña, a conseguir que Díaz pueda incluso aspirar a ser la primera presidenta del Gobierno de España.

Iglesias deja a Díaz en una Vicepresidencia como rampa para fraguar una candidatura que pueda optar a mejorar los resultados de UP

El 'yolandismo' y el 'belarrismo' conformarán un tándem. Una dupla política en el que la vicepresidenta tercera será la próxima candidata a la Presidencia del Gobierno y la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 pondrá el partido a disposición de este proyecto. A ese momento, las elecciones de 2023, están orientándose todos los movimientos de piezas. Belarra quiere impulsar un partido unido y cohesionado y para ello la intención es dar un impulso a los círculos, abriéndose, en definitiva, a la sociedad civil. Podemos, por tanto, adoptará un modelo similar al del PNV, donde el trabajo del lehendakari, Íñigo Urkullu, y el del presidente del EBB, Andoni Ortuzar, están diferenciados y, a la vez, coordinados. La vida en el Ejecutivo alineada con el trabajo del aparato del partido. Es parecido a lo que Belarra y Díaz han pergeñado, con la diferencia de que la candidata a la Secretaría General de Podemos seguirá al frente del Ministerio y negociando en la coalición aspectos tan importantes como la Ley de Vivienda. 

Navarra y gallega unidas. Belarra también quiere impulsar con Díaz una feminización de Podemos. Se abre, por tanto, una etapa nueva, diferente a la de Iglesias, con nombres de mujeres en ascenso. La ministra de Igualdad, Irene Montero, o la secretaria de Estado del mismo ramo, Noelia Vera, son dos personas que tendrán un papel protagonista en el nuevo Podemos. Sofía Castañón, también. Las mujeres, en definitiva, se ponen al frente de Podemos para trabajar en equipo e imprimir un giro al partido. 

La previsible nueva secretaria general de Podemos también quiere abrir el partido a otros territorios y, en cierta medida, desmadrileñizar la formación. Su propio origen navarro le lleva a concluir que, aunque el epicentro político se encuentra en Madrid, el partido debe abrirse hacia otros lugares para impulsar un proyecto más plurinacional. En este terreno entran en juego los 'comunes', con Ada Colau en el Ayuntamiento de Barcelona y Jéssica Albiach en el Parlament, al frente. Mujeres, por tanto, también llamadas a tomar un papel protagonista en el nuevo proyecto político. Las alianzas confederales se impulsarán en el 'belarrismo'.

Belarra no ha sido elegida como candidatable a liderar Podemos por casualidad. Iglesias contó con ella en varias negociaciones importantes con el PSOE: los Presupuestos (los nonatos de 2019 por el 'no de ERC' y los de 2021), la formación de Gobierno (tanto el fallido del verano de 2019 cuando Iglesias llegó a echarse a un lado como la actual coalición) y la estructura del propio Ejecutivo, aupándola a ministra cuando se presentó a las elecciones del 4-M. Belarra también ha participado en la confección del escudo social, como impulsora de la prohibición de los desachucios o los cortes de suministros básicos como principales medidas, y está peleando con dureza contra José Luis Ábalos y su equipo por esa primera Ley de Vivienda estatal.

Licenciada en psicología y máster en psicología de la educación, Belarra trabajó durante su última etapa universitaria en la Comisión Española de Ayuda al Refugiado. Allí consiguió uno de los pocos contratos predoctorales para formación de personal investigador de la Universidad Autónoma de Madrid. Es algo de lo que ella se siente orgullosa. Antes de militar en Podemos no había formado parte de ningún partido. Se afilió porque pensaba que en ese partido sí había espacio para una activista social como ella, que participó en varias campañas por el cierre de los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) y la defensa de los derechos humanos.

Mostrar comentarios