Podemos ordena aplicar 'mano blanda' al PSOE y suavizar el camino a la coalición

Adriana Lastra e Irene Montero
Adriana Lastra e Irene Montero
EFE

Ni una crítica al Gobierno (ni al Tribunal Supremo) tras el fallo de la Justicia europea reconociendo los derechos como eurodiputado de Oriol Junqueras. Lo que antes habría supuesto varias críticas en redes sociales o en medios de comunicación se ha transformado en un tuit del líder del partido y en un llamamiento al diálogo exento de reproches al sistema. Esa es la línea que sigue en la actualidad Podemos, que desde la firma del pacto de coalición del 12 de noviembre no ha cargado en ningún momento las tintas contra sus socios. Que son los mismos a los que se pasaron criticando varios meses por su negativa a asumir que la única opción para evitar la repetición electoral era pactar con ellos. Pero a diferencia de lo que ocurría meses atrás, en lugar de publicar nuevos tuits se borran los antiguos. Como hizo Pablo Echenique.

La dirección del partido morado ha dado la instrucción de no provocar situaciones de tensión con los socialistas bajo ningún concepto, ya que la relación "es buena y debe seguir siéndolo para que todo llegue a buen puerto", señalan fuentes internas a La Información. Esto explica que en casos como el de Junqueras o la sentencia de los ERE de Andalucía se optase por un tono moderado, en el que se evitaba en todo momento la crítica al PSOE o al Ejecutivo por el papel que juega en los mismos. A lo que hay que sumar la estrategia del silencio de varios de sus dirigentes más combativos, como son Irene Montero o Rafa Mayoral.

Antes de que se impusiesen esta medida a sí mismos, en Podemos no se cortaban con los socialistas en ningún momento. Especialmente significativo era lo que ocurría cuando salían de las reuniones por la negociación previa a la repetición electoral, cuando sus representantes no esquivaban los micrófonos y mostraban su parecer en sus cuentas de Twitter. Las críticas entonces eran feroces, pero entraban dentro de la lógica de las malas relaciones que mantenían en ese momento por los distintos desacuerdos. El cenit de aquella tensión fue el veto expreso de Pedro Sánchez a que Pablo Iglesias estuviera en el Consejo de Ministros. Y que se tradujo en multitud de pullas en los meses siguientes hasta que se confirmó que se volvería a las urnas.

La sentencia de los ERE fue el primer gran ejemplo de esta dinámica. Pablo Iglesias achacó la corrupción acreditada del gobierno andaluz durante años al "bipartidismo", pasando por alto la responsabilidad del PSOE en la misma. De esta manera, evitó desgastar a su socio de gobierno con un caso que afectaba de lleno al partido de este. Y no repitió lo que hizo cuando se conoció el fallo del caso Gürtel, donde ya advirtió de que darían pasos contra Mariano Rajoy. De hecho, ni la propia dirección socialista fue tan tibia con los ERE, ya que dejó caer abiertamente a Manuel Chaves y José Antonio Griñán tras las condenas que les impuso la Audiencia de Sevilla. Además de negar toda responsabilidad política de Sánchez en la causa. 

Junqueras como ejemplo

Que el Tribunal de Justicia Europea haya dado la razón a Junqueras ha evidenciado aún más este talante de no criticar bajo ningún concepto al socio. El propio Iglesias volvió a marcar la línea al resto de su dirección, al hablar de que ahora tocaba "una nueva etapa de diálogo e inteligencia política para caminar hacia la reconciliación que necesita nuestro país". Aunque sí deslizó un leve reproche al sistema, al señalar que casos como el del líder de ERC han "deteriorado nuestra Justicia". Pero ni Irene Montero, ni Yolanda Díaz, que serán ministras en el Ejecutivo de coalición, ni Pablo Echenique publicaron algo al respecto. La única fue Montero, que replicó el mensaje del futuro vicepresidente en su cuenta de Twitter. Esto también encaja con la renuncia expresa al soberanismo que hizo Podemos cuando firmó el pacto de coalición. 

La cúpula de Unidas Podemos tampoco se deja ya ver mucho en actos públicos o en los medios de comunicación. Iglesias no duró ni 10 minutos en los actos por el aniversario de la Constitución del pasado 6 de diciembre. El motivo es que, según su equipo, "no quiere hablar en un día en el que todo es publicable", en referencia a los corrillos que se forman entre periodistas y diputados en esa jornada. La cúpula del partido optó directamente por no asistir a la recepción, con la excepción de Ione Belarra y Juan López de Uralde. En la copa de Navidad que organizó el Congreso el pasado 19 de diciembre tampoco se les vio, manteniendo así esta política de limitar la exposición. Aunque Rafa Mayoral sí se 'atrevió' y departió con algunos de los presentes. 

Pero esta apuesta por evitar la tensión con el PSOE no se traslada a otras cuestiones. La dirección de Podemos ha seguido manifestándose ante distintos temas por los que han querido mostrar su alegría o su malestar. Uno de los ejemplos es el archivo de la causa contra Yolanda Díaz  y el también diputado Antón Gómez-Reino por los altercados en una manifestación de los trabajadores de Alcoa. Otro es la foto que difundió Iglesias en su Twitter de la francotiradora del Ejército Rojo de la URSS Lyudmila Pavlichenko, de la que se asegura que asesinó a más de 300 soldados nazis. Una publicación que hizo un día después de que se tuviera que suspender el partido de fútbol entre Rayo Vallecano y Albacete por los gritos de la gradas de Vallecas de 'nazi' a Roman Zozulya, un jugador ucraniano que ha aparecido en diversas fotografías con simbología del nazismo.

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