Saná, 25 ene.- La policía yemení halló hoy un cuerpo decapitado en una zona desértica en el norte de Yemen, que podría ser el cadáver del diplomático iraní secuestrado en julio pasado, Nur Ahmad Nikbajt, informaron a Efe fuentes policiales.
Las autoridades sospechan de que el cuerpo, localizado en el valle de Abida, en la provincia de Marib (190 km al noreste de Saná) podría pertenecer al iraní, y están a la espera de los resultados del laboratorio criminal, adonde se trasladó el cadáver para su identificación.
El 23 de julio del pasado año, hombres desconocidos secuestraron a Nikbajt cuando se dirigía de su casa a la embajada.
El pasado 18 de enero, el responsable financiero de la embajada iraní en la capital yemení, Ali Akbar Asadi, fue asesinado a tiros por hombres armados desconocidos.
Por otro lado, el Ministerio del Interior yemení anunció hoy una recompensa de 5.000 riales yemeníes (alrededor de 23.000 dólares) a quien dé información que lleve a localizar a los responsables del asesinato del encargado financiero.
La recompensa también será para quién ayude a identificar a los asesinos del político chií Ahmed Sharaf al Din, que murió por disparos el pasado 21 de enero.
Interior también informó en un comunicado de que había designado un teléfono de emergencia para recibir información sobre asesinatos, que se han intensificado en los últimos meses en el país.
Desde hace años hay problemas entre Irán y Yemen, ya que las autoridades de Saná acusan a Teherán de apoyar a los rebeldes chiíes llamados "hutíes", que controlan actualmente la provincia septentrional de Saada, fronteriza con Arabia Saudí.
Según el Gobierno yemení, Teherán brinda también apoyo al movimiento separatista del sur del Yemen que lleva a cabo desde 2007 manifestaciones violentas y ataques contra las fuerzas policiales y militares para pedir la independencia de esa zona.
En Yemen son frecuentes los secuestros de ciudadanos extranjeros por tribus como forma de presión a las autoridades para que respondan a sus demandas, como la liberación de miembros de sus clanes encarcelados.
A los secuestros perpetrados por grupos tribales se suma la acción de Al Qaeda, implantada en el sur del país.
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