El BCE intentó evitar la quiebra del Banco Popular con un plan de rescate hasta 2018

  • El Supervisor aconsejó a la entidad que redujera en diez puntos básicos los préstamos dudosos apenas cinco meses antes de su venta al Santander.
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A pesar de ser plenamente consciente de los problemas de solvencia que atravesaba Banco Popular desde el año 2015, el Banco Central Europeo (BCE), con el fin de evitar la quiebra de la entidad, trazó un plan que pasaba por reducir en diez puntos básicos los préstamos dudosos (en inglés, NPL) antes del año 2018.

De acuerdo con una misiva que envió el supervisor a la entidad en enero de 2017, uno de los principales objetivos a corto plazo era reducir este ratio de préstamos dudosos en el Popular que, a fecha de junio de 2016, era del 25,7%. De ahí que en dicha carta, a la que ha tenido acceso La Información y que obra en el sumario de la causa que se sigue en la Audiencia Nacional, advirtiera de la necesidad de poner en marcha una estrategia para reducir estos riesgos hasta un 15% en un año.

“La comparación entre CET1 (capital de máxima garantía del banco) frente a los créditos deteriorados alcanza el 187%, lo cual es una cantidad mucho más elevada de la recomendada”, reza la misiva que añade, no obstante, que el supervisor era plenamente consciente de los esfuerzos realizados por la entidad pese a la fallida ampliación de capital de 2016.

Con todo, el BCE fue extremadamente incisivo en la necesidad de que la entidad presidida en esos momentos por Ángel Ron acatara todos los extremos que incluía el anexo del escrito. Se trataba de un total de 24 recomendaciones a poner en práctica desde marzo de 2017 hasta 2018 y consistían, en líneas generales, en acatar la guía del BCE para las entidades de crédito sobre la gestión de los préstamos dudosos.

El supervisor que preside Mario Draghi advirtió de que la información que tenía el banco acerca de los préstamos dudosos era incompleta, de ahí que instara al Popular a mejorar las métricas de riesgo y controlar el ratio de los niveles de crédito. También le encomendó controlar el nivel de entrada y salida de flujo de los propios créditos y aumentar la provisión que mantenía para los créditos.

El BCE tampoco pasó por alto que la entidad, que acabaría siendo vendida al Santander por el simbólico precio de un euro en junio de ese año, no estaba “alineada” ni con el propio regulador europeo ni con los requirimientos nacionales. No obstante, confiaba en que, en un plazo de nueve meses, lograra adecuar la política de reclasificación de créditos a la normativa vigente.

“Situación insostenible”

El tono empleado por el mismo supervisor en una misiva dirigida cuatro meses después ya a Emilio Saracho, demuestra que las expectativas por evitar el descalabre del banco se habían esfumado. En su lugar, se hace referencia a una “crisis severa” en el seno de la entidad debido a una baja calidad de sus activos, una rentabilidad muy pequeña y escaso capital para hacer frente a impagos.

Es más, habla de un “severo deterioro” de la base de depósitos y de una “situación insostenible” tras haber detectado tres días antes de la emisión de dicha carta, es decir, el 15 de mayo, que el Popular no poseía los ratios mínimos de liquidez (LCR) que la regulación exige.

 El magistrado Fernando Andreu, que investiga a los expresidentes Ron y Saracho en el marco de esta causa por los delitos de falsedad societaria, administración desleal, falsedad documental y apropiación indebida, levantó el secreto de sumario de esta pieza de la instrucción el pasado 2 de octubre una vez recibida toda esta documentación que ya obra en el sumario del procedimiento penal.

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