¿Por qué Pablo Iglesias y Soraya estuvieron ayer más seguros que Sánchez y Rivera?

    • ¿Por qué Pablo Iglesias y Soraya estuvieron ayer más seguros que Sánchez y Rivera?

    • Sánchez (bajando) y Rivera (subiendo) se mostraron inquietos y nerviosos, en especial el primero, en buena parte por tener que atacar al PP y también a sus rivales.

¿Es una ciencia exacta saber quién estuvo mejor ayer en el debate de los candidatos en Atresmedia? No. Son impresiones. Habrá encuestas, más encuestas, pero siempre subjetivas. Sin embargo, anotamos este breve análisis, subjetivo también.

Ser el último de los cuatro en intención de voto (Podemos, 9,1%), o el primero (PP, 28,6%), según el último barómetro del CIS, dio serenidad ayer a Pablo Iglesias y a Soraya Sáenz de Santamaría. Se les vio sueltos y seguros. Quizá por eso sumaron puntos ayer.

Uno, Pablo Iglesias, sólo tenía que pensar en subir peldaños y ascender, y contaba con el valor añadido de su mayor experiencia en platós televisivos. Fue él mismo, aunque con piel de cordero y discurso ajustado al sistema democrático, y lo remató con un minuto de oro que llegó bien.

También fue ella misma Soraya. Jugó a lo que era, vicepresidenta, como si estuviera en la rueda del consejo de ministros de Moncloa, y sólo tenía que mirar atrás. Y se notó. Ni emocionó ni defraudó. Hizo lo que se esperaba, que ya es mucho en una noche de riesgo.

Pablo Iglesias, como el ciclista que ataca al líder en Alpe d'Huez en el Tour y también a los del grupo de cabeza, por si puede alcanzar podio, repartió a diestro y sinestro, y probablemente ganó en la combatividad. Le va la marcha contra la corrupción, recordar que 'Rajoy no nos acompaña' y 'marcar' a Pedro Sánchez.

Soraya era el líder de la escapada que se sabe de amarillo, con menos ventaja de la deseada, y que busca ir a su ritmo, mientras sus rivales se fatigan. La vicepresenta hizo bueno ayer eso de que desgasta el poder, pero más desgasta no tenerlo.

La vallisoletana sería mejor presidenta que candidata, dicen. Es probable. Es cierto que la mejor defensa es un buen ataque, pero también, y sobre todo, que el mejor ataque es una buena defensa. Personalmente, eché de menos más carga de ideas. Desvelar algo de de sus convicciones. Soraya monta en globo, baila con ritmo, lee, es una chica normal. Ayer llegó a la gente con sus palabras contra la violencia machista

Todos agnósticos

Pero Vicente Vallés y Ana Pastor no entraron en esos predios. Y la religión interesa. Un dato para la sociología y para la reflexión: en una nación en la que más del 70 por ciento se declara católico, los cuatro candidatos de ayer son agnósticos. Y al menos dos de ellos, beligerantes contra la enseñanza de la religión (Pedro Sánchez y Pablo Iglesias).

Albert Rivera (Ciudadanos) defiende la libertad de los padres para elegir si sus hijos estudian religión, y Soraya (matrimonio civil) es constitucionalista, de modo que pensará igual que Rivera y reconocerá ese derecho de los padres. Sin libertad, mal vamos.

Sánchez baja y Rivera sube

Pedro Sánchez (PSOE, 20.8%) y Albert Rivera (Ciudadanos, 19%), están casi en empate técnico. Sólo que uno, Sánchez, sigue bajando, y Rivera continúa subiendo

Ambos estuvieron más inquietos y nerviosos que sus rivales. Siguiendo el símil anterior, Sánchez y Rivera, ó Rivera y Sánchez, siguen al líder, pero no es lo mismo ir acercándose (Rivera) que alejarse (Sánchez). Y eso se notó.

Sánchez se jugaba más ayer, porque las encuestas no le son favorables, y su socialismo no encuentra argumentos ni está unido. Un detalle: al entrar, no saludó a Pablo Iglesias. Fair play. Y no quedan bien dos cosas: interrumpir demasiado al otro, y focalizar la ofensiva demasiado. Se van los argumentos propios -hasta para explicar su federalismo- cuando hay que estar pensando en cómo atacar constantemente al resto. Al socialista Pedro Saura le pasó lo mismo el día anterior con Ana Pastor.

Albert Rivera se entonó conforme avanzaba la noche. Comenzó como un flan, y si no lo estaba lo pareció. Pero con sus cartelones se serenó. En especial con datos de paro. Irrebatibles. Sólo se puede objetar que las cosas van mejor y que la herencia de Zapatero fue letal. Es verdad. Pero los datos son chungos y la gente lo pasa mal.

Encajó mal Soraya la portada de El Mundo sobre los dineros de Rajoy que sacó Rivera. Tocada. Luego se recuperó, y hasta replicó a Pablo Iglesias con un 'paga, Monedero, paga', cuando aquel le espetó 'Se´fuerte Luis, sé fuerte'.

Rivera tiene un reto (al menos uno) con su programa: convencer con el contrato único y con el coste del complemento salarial, para que sea asumible. El PP dice que se dispara. Es tarea de Garicano. Mientras tanto, PSOE y Podemos deben explicar, si pueden, que no van a freir a impuestos al españolito medio para sacar adelante sus propuestas. No es nada fácil. Y el PP intenterá transmitir estos días que es serio, que no va a engañar al personal de nuevo en algunos temas, y que está con los más necesitados. No es pequeño desafío.

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