Una encuesta a medida 

Seis preguntas del CIS para 'blanquear' la estrategia de Sánchez ante el Covid-19

  • Tezanos introduce preguntas para evaluar al líder de la oposición y comparar la confianza de la población en su capacidad de gestión.
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El barómetro del mes de abril del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) corroboraba este miércoles como todos los españoles llevamos “razonablemente bien” el confinamiento frente al Covid-19 y, de paso, servía para hacer un traje a medida a las líneas estratégicas que desde el Gobierno se están marcando, tanto en su papel de gestores de la crisis como en sus planes para encauzar lo más a su favor posible una deseable salida. La necesidad de llegar a un acuerdo todas las fuerzas políticas para la recuperación, de secundar el mando único de Sánchez ante la envergadura de la tragedia, ser precavidos en el ‘desescalaje’ o llevar una estrategia de comunicación controlada, son vectores que corrobora la consulta del CIS a lo largo de, al menos, media docena de cuestiones enfrentadas y enlazadas entre ellas, con pocas opciones de respuesta a contrario dada la situación. 

En esta ocasión, algunos de los analistas demoscópicos consultados advierten además que el papel de la encuesta como soporte o ‘blanqueo’ de la estrategia de Sánchez y su equipo cuenta además con un agravante: es la primera vez que, hasta en dos ocasiones, se le pregunta a los españoles desde un organismo público sobre la actitud o la validez del líder de la oposición, Pablo Casado, para compararlo con lo que se opina del líder del Gobierno, algo que no se había visto nunca en este tipo de barómetros electorales y que tiene un calado político muy alto en sus resultados. “Estamos viendo cosas que nunca pensamos que íbamos a ver”, señalan desde el PP, cuyos responsables advierten que dejaron hace tiempo de analizar y combatir contra las encuestas del CIS con Tezanos a la cabeza, porque están hechas muy al servicio del Ejecutivo. 

De una forma u otra, Sánchez necesita el apoyo del PP de Casado para sacar adelante un pacto de emergencia económica y social que le pide toda la sociedad, a la vista de que el virus ha derrumbado la actividad, ha dejado ya a cuatro millones de personas en ajustes de empleo y amenaza con retraer el PIB un 8% este año, con pocas opciones de reacción rápida (en V). Al servicio de esta iniciativa, rechazada hasta ahora por Casado, una encuesta que normalmente sirve para escudriñar la intención de voto de los españoles mes a mes, incluye una pregunta sobre la confianza de todos los españoles en el líder de la oposición y, por si eso era poco, les conmina a opinar sobre la dicotomía de quien lo habría hecho mejor de los dos en la lucha sin cuartel contra el virus.

Todo ello, con una cuestión previa que carga de responsabilidad al líder del PP si no se aviene a pactar: un 91% de la población cree que para salir de la crisis económica y laboral en la que nos ha metido la pandemia mundial es necesario que los dos partidos mayoritarios, al menos, se pongan de acuerdo en algo. Ese ha sido además el tenor de todas las respuestas que el PP y el resto de la oposición han recibido en todas las preguntas de la sesión de control del Congreso: sumarse al acuerdo que todo el mundo quiere o atenerse a las consecuencias de no hacerlo. 

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Resulta paradójico que en la situación trágica que está viviendo la población española y después de 3.000 entrevistas telefónicas hechas en los ocho días previos a la Semana Santa, el único dato crítico destacable ante la gestión que hace el equipo de Sánchez sea que la mitad de los encuestados no confían ni en su gestión de la crisis ni en él mismo a título personal. En la primera parte de la encuesta es donde salta la pregunta clave (7) sobre ese grado de confianza, para corroborar después que una mayoría del 76% es optimista sobre la salida de la crisis y rematar con la pregunta 12, que pone en un compromiso a cualquiera de los encuestados a la hora de decidir si, en estos momentos, un gobierno de Pablo Casado lo podría hacer mejor. Como es lógico, una mayoría del 46% dice que le da igual o, como señalan desde el PP, “ahora no estamos para eso”.

Más allá de las calificaciones para todos los líderes a las que el CIS y otras muchas encuestas nos tienen acostumbrados, para ahondar en esta comparativa entre Sánchez y Casado como forma de contrastar la gestión del primero, Tezanos, que mantiene que se trata de cuestiones sobre el líder de la oposición que todo el mundo se pregunta, llega a contraponer al final de la consulta (cuestiones 24 y 25 seguidas) la confianza que a título personal les merece a los españoles cada uno de ellos. Aunque sean respuestas a título personal (el resto de la encuesta también lo es), es aquí donde quien más está en la palestra gana la batalla, con un 39% de apoyo, frente al 20,6% de confianza que ponen en el líder del PP.

La economía no cuadra

Además de las cuestiones a medida, como el control de las informaciones para que solo sean válidas las oficiales, después de corroborar que al 54% de los españoles les parece que lo que se da es insuficiente, las preguntas ‘cocinadas’ del CIS sufren una paradoja en lo que respecta al ámbito económico. Si por un lado todas las contestaciones apuntan a que hay un 97% de los ciudadanos que cree que las secuelas económicas y laborales de la crisis del Covid van a ser graves o muy graves (cuestión 15); por otro, no es lógico que apenas tres preguntas más abajo, esos mismo encuestados aseguren en un 43% de los casos que la cosa va a estar igual o mejor dentro de un año.

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Esa comparativa se hace más ilógica todavía cuando se analiza a título personal sobre la situación de cada uno de los preguntados, que en más de un 70% de los casos aseguran que les va a ir igual o mejor en 2021. Todo parte de que, previamente, la encuesta advierte que más de la mitad de la población cree que la situación económica que tenemos aún es buena, un 52%, exactamente el doble de quienes la consideran mala, un dato curioso si tenemos en cuenta que la encuesta del CIS se hizo entre el 30 de marzo y el 7 de abril, en pleno parón de toda la actividad no esencial en España por las vacaciones obligatorias retribuidas. Claro que también sirve de argumento para ir abriendo a la actividad a las empresas, tal y como se ha hecho esta semana y se pretende proseguir de forma paulatina a medida que los datos sobre la pandemia mejoren.

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