Presidente de AP destaca daños de espionaje y falta de transparencia de Obama

  • El presidente de AP, Gary Pruitt, destacó hoy el "efecto escalofriante" sobre las fuentes y el trabajo de los periodistas que está teniendo el espionaje realizado por el Gobierno estadounidense a su agencia, al denunciar el excesivo apego al secretismo de la Administración de Barack Obama.

Miriam Burgués

Washington, 19 jun.- El presidente de AP, Gary Pruitt, destacó hoy el "efecto escalofriante" sobre las fuentes y el trabajo de los periodistas que está teniendo el espionaje realizado por el Gobierno estadounidense a su agencia, al denunciar el excesivo apego al secretismo de la Administración de Barack Obama.

La "intrusión sin precedentes" que supuso la recopilación secreta de los registros de 20 líneas telefónicas de AP entre abril y mayo de 2012 para investigar una filtración sobre seguridad fue "tan amplia y extralimitada" que "violó la zona de protección" que la Primera Enmienda de la Constitución ofrece a los periodistas, según Pruitt.

"Algunas fuentes confiables desde hace mucho tiempo se ponen nerviosas y ansiosas a la hora de hablar", resumió Pruitt en una conferencia de prensa en Washington en la que se refirió al impacto que está teniendo el espionaje que realizó el Departamento de Justicia a su agencia.

Además, señaló que esa intimidación de las fuentes está afectando no solo a AP, sino también a otras organizaciones de prensa en EE.UU.

"En algunos casos, empleados del Gobierno a los que antes consultábamos con frecuencia ya no hablan con nosotros por teléfono. Otros son reacios a quedar en persona", detalló.

La filtración que motivó el espionaje tuvo que ver con una noticia publicada por AP el 7 de mayo de 2012 en la que informaba de que el Gobierno había frustrado un complot de Al Qaeda en Yemen para atentar contra un avión con rumbo a EE.UU., una historia que los estadounidenses "tenían derecho a saber", según Pruitt.

El presidente de AP explicó hoy que la publicación de la historia se retuvo durante cinco días, hasta que el Gobierno aseguró a la agencia que sus preocupaciones sobre la seguridad habían quedado "disipadas".

A su juicio, no se trata de "desafiar" la facultad que tiene el Gobierno para realizar investigaciones sobre filtraciones a la prensa, sino de ver "cómo" se hizo en este caso, en el que el Departamento de Justicia recopiló los registros telefónicos sin previo aviso y actuó a la vez "como juez, jurado y verdugo".

Pruitt enumeró una serie de medidas que cree necesarias para "dar sentido" a la Primera Enmienda de la Constitución, entre ellas una "supervisión judicial" para que el Departamento de Justicia no actúe por su cuenta y "directrices actualizadas" que se adapten a la era de internet.

Asimismo, dijo que es clave aprobar una ley federal que proteja a los periodistas "de una acción gubernamental unilateral y secreta".

El propio Obama pidió, a raíz del escándalo de AP, revivir un proyecto de ley de 2009 que prevé proteger a los periodistas de ser obligados a identificar a sus fuentes confidenciales.

Esa ley fue aprobada por consenso bipartidista en el Comité Judicial del Senado en diciembre de 2009, pero nunca llegó a ser votada en el pleno de esa cámara porque se estancó en medio de las preocupaciones tras el escándalo de las filtraciones de WikiLeaks.

Además, Pruitt señaló que el Departamento de Justicia "no debe criminalizar o amenazar con hacerlo a periodistas por hacer su trabajo" al recordar el caso de James Rosen, reportero de Fox News investigado en 2010 después de publicar una información en la que decía que Corea del Norte estaba preparando un ensayo nuclear.

"Nadie en este país debería ser perseguido por hacer periodismo", remarcó el presidente de AP.

Si se restringe la labor de los periodistas, "la sociedad solamente sabrá lo que el Gobierno estadounidense quiere que se sepa", agregó.

En su opinión, una prensa libre "diferencia a una democracia de una dictadura, a una sociedad libre de una tiranía".

Pruitt también manifestó que el Gobierno de Obama "ama demasiado el secretismo", en referencia a las recientes revelaciones sobre los programas secretos de vigilancia de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) para recopilar registros telefónicos y datos de internet de millones de usuarios.

Este Gobierno, que llegó al poder con un mensaje de "transparencia", ha estado invocando "cada vez más razones para mantener información confidencial lejos de la prensa y del público", alertó.

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