El Gobierno no quiere dar razones a vascos y catalanes para que compliquen aún más la situación de enconamiento con el nacionalismo. Para demostrarlo, ha incluido en las Cuentas Públicas para el año que viene un incremento importante de las inversiones reales en esas comunidades. Cataluña se llevará 1.349 millones de euros en desarrollos sus infraestructuras, principalmente en le ferrocarril y los aeropuertos, un 17,4% más que en las cuentas del año pasado, mientras que el País Vasco incrementa su dotación nada menos que un 31,1%, con 509 millones de euros, en este caso para el desarrollo de la Y ferroviaria vasca y otras infraestructuras logísticas.
La partida de inversiones reales del Presupuesto presentado en el Congreso llega este año a los 10.128 millones de euros, 1.510 millones más que en el ejercicio anterior o, lo que es lo mismo, un 17,4% más, un dato que contrasta con la rebaja de más del 20% de la inversión pública en infraestructuras planteada de hace apenas doce meses. De hecho, recortes que el año pasado eran del orden del 30% en autonomías como Andalucía, Asturias, Castilla-La Mancha o Aragón, se han tornado este año en subidas de entre el 17% y el 30%, o superiores.
Sólo dos comunidades autónomas, La Rioja y Navarra, que ya vieron muy reducida su dotación para inversión real el año pasado, han vuelto a sufrir este año un recorte significativo de nuevo, junto con la ciudad autónoma de Ceuta.
El reparto de la inversión territorial era una de las claves de los presupuestos para este año, sobre todo después de que en el ejercicio pasado se contabilizaran grandes recortes en estas partidas, ante la necesidad de ajustar el gasto. En el caso concreto de Cataluña, se planteó una rebaja de la inversión real del 2,7%, si bien en ese momento no se había planteado todavía el reto independentista en los niveles en que está ahora.
Una vez aplicado el 155 y con el control de todas las partidas presupuestarias desde el Ministerio de Hacienda en Madrid, el Estado no ha escatimado en llevar a cabo los proyectos de inversión que había previstos para la comunidad catalana. Incluso ha acelerado algunos finales del año pasado y en el primer trimestre de este ejercicio, con el ánimo de demostrar su talante conciliador e intentar apaciguar la tensión social y la desconfianza económica que se vive en Cataluña.
Obras en Cataluña
A principios de febrero, y tras ampliar la dotación del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) en 800 millones, el Gobierno anunció la puesta en marca de un tren de alta velocidad ‘low cost’, el nuevo EVA, que unirá Madrid y Barcelona con un precio medio del billete un 25% más barato que el AVE convencional, y todas las mejoras técnicas y de confort. Todo ello para mejorar la movilidad de un millón de personas a bajo coste.
Apenas quince días más tarde, el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, anunciaba otros tres proyectos de inversión en infraestructuras de transportes en la comunidad con inversiones millonarias: la integración ferroviaria de Hospitalet de Llobregat, la tercera fase de la construcción de la estación de La Sagrera y el plan de desarrollo inmobiliario de los terrenos adyacentes al aeropuerto de El Prat. El aeródromo barcelonés se consolidará así como el segundo del país, con capacidad para 55 millones de pasajeros en dos años, conectado con el de Girona, donde también se invertirá este año para mejorar las instalaciones. Ambas instalaciones tendrá además una conexión con el tren de alta velocidad.
En total, el Gobierno central se ha encargado en recalcar que las inversiones reales en infraestructuras aprobadas para la comunidad autónoma el año pasado alcanzan los 3.369 millones de euros, si bien el compromiso presupuestario para el año que viene constatado en las Cuentas Públicas en este capítulo era de 1.149 millones de euros.
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