Tres meses de conversaciones en la sombra

Del 'gambito de dama' al jaque final a Cs en los PGE: Sánchez elige la vía Iglesias

El Consejo de Ministros encaró dividido la negociación. Moncloa dio alas a la vía de Arrimadas mientras Iglesias trabajó duro por el acuerdo con ERC y Bildu. El Gobierno se centra en los fondos y la vacunación.

Del 'gambito de dama' al jaque final a Cs en los PGE: Sánchez elige la vía Iglesias
Del 'gambito de dama' al jaque final a Cs en los PGE: Sánchez elige la vía Iglesias
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El Gobierno está a punto de amarrar la legislatura y aprobará el 29 de diciembre, si nada se tuerce, sus primeros Presupuestos tras dos prórrogas. Lo hará tras una intensa partida de ajedrez que, sobre el tablero, han protagonizado los dos socios de la coalición, unas veces unidos pero otras con estrategias muy diferenciadas que han provocado incluso fuego cruzado. Ha sido una intensa pugna por hacerse con las blancas y llevar la iniciativa. Moncloa ha movido sus peones con Ciudadanos, también con el PNV; y Unidas Podemos lo ha hecho con ERC y EH Bildu. El resultado final es una foto ampliada de la investidura, un PSOE en ebullición con tensiones en los territorios y unos poderes económicos vigilantes ante lo que pueda venir. 

"Le he traído este peón de ajedrez de regalo a Pablo", le dijo Iván Redondo a Iglesias en 'Otra vuelta de Tuerka' en 2016. En Moncloa gusta usar jugadas de tablero con algunos movimientos políticos. Así sucedió, por ejemplo, con el confinamiento forzado de Madrid, torciendo el brazo al Gobierno de Isabel Díaz Ayuso con la ayuda de la Abogacía del Estado. Y así se encaró la negociación de Presupuestos. Moncloa había fraguado desde mayo una intensa relación con Ciudadanos y daba por posible la vía naranja hasta esta misma semana. Pedro Sánchez la cultivó especialmente. De hecho, Inés Arrimadas es la única líder de la oposición con relación directa y fluida con el presidente. También la tiene Carlos Cuadrado con Félix Bolaños, un pata negra del Gobierno. Todo comenzó con un gambito de dama en agosto.

Sánchez fue el primero en mover ficha. Lo hizo abriendo la negociación de las cuentas públicas a todos los partidos. Unidas Podemos no lo entendió y así se lo hizo saber Pablo Iglesias al presidente en un cara a cara que se produjo horas antes de que el presidente abriera el curso político con el Ibex en la Casa de América. Los morados no compartían la idea de acercarse a Cs, postura que ha sobrevolado sobre el Consejo de Ministros estos tres meses, y consiguieron arrancar una primera decisión: los socios de la coalición elaborarían un primer borrador presupuestario a través de María Jesús Montero y Nacho Álvarez para, a continuación, negociarlo con el resto de formaciones políticas empezando por las que apoyaron la investidura y terminando por las que se opusieron. Primer gambito de dama superado.

La partida continuó y las negociaciones de los PGE se llevaron por tres vías. Una oficial y dos ajenas a lo que debería ser una coalición. La oficial fue la que continuaron Álvarez y Montero. Pocos avances ahí para conseguir los apoyos. Las cuentas públicas han salido adelante o han perdido socios en las otras dos negociaciones paralelas. Por un lado, el PSOE ha avanzado en conversaciones con dos partidos: el PNV, al que ha vuelto a mimar en estas cuentas públicas, y Cs. Han sido compartimentos estanco. De hecho los negociadores naranjas en ningún momento se han visto con los morados y todo el peso ha estado en el equipo socialista. Unidas Podemos, por su parte, ha trabajado duro para conseguir el sí de ERC y EH Bildu. Ha habido contactos y presiones ajenas a la coalición que, finalmente, han dado sus frutos. Por ejemplo, Pablo Iglesias y su equipo sabían que Arnaldo Otegi iba a anunciar en la radio la predisposición de la izquierda abertzale a apoyar el proyecto de ley. O aceleraron el voto favorable de ERC antes de que se conozca que el Tribunal Supremo va a congelar el tercer grado a los presos del procés, una decisión que no se ha terminado de entender del todo en las filas independentistas.

El vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias (d), se reúne este miércoles con el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián
El vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias (d), se reúne este miércoles con el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián

EFE / Vicepresidencia del Gobierno

Las dos vías llegaban con opciones a la semana decisiva. Y aquí cada uno tenía que ejecutar el jaque a su manera. Cada parte lo pensó mucho. Quien primero movió ficha fue Iglesias, plantándose en los 'maitines' con Sánchez en Moncloa pidiendo la paralización de los desahucios sin alternativa habitacional. El presidente le respondió que su Gobierno no iba a permitir más alzamientos de este tipo y que se iba a aprobar un decreto. Ahora la negociación está en un nivel inferior. La llevan David Lucas, secretario general de Agenda Urbana, con Ione Belarra, su homóloga para la Agenda 2030, y hay diferencias bastante amplias. El equipo de Ábalos se resiste a aplicar algunas medidas que quieren los morados y eso está provocando que el decreto se retrase. UP también quiere ampliar el veto al corte de suministros básicos y el PSOE, de momento, no ha aceptado. Las conversaciones, en definitiva, no están encauzadas y falta por definir cómo será la decisión final. El pulso continuará la próxima semana.

El martes fue un día clave para decidir el cariz de los PGE. Y no solo por que Iglesias consiguiera entrar en la Comisión de los fondos europeos tras la exclusión inicial de Carmen Calvo. Se estaba ejecutando la jugada final de los PGE, el jaque mate. ERC anunció un "preacuerdo" y Cs hizo lo propio con medidas como la tarjeta sanitaria europea. Quedaba partida. Pero en Moncloa se inclinaron en esas horas por la primera opción, la de ERC, negociando con los de Oriol Junqueras medidas importantes y de calado. La más polémica, negociada directamente entre Montero y Pere Aragonès, ha sido la revisión del Impuesto de Patrimonio para poner límites a la bonificación de la Comunidad de Madrid. Sánchez, como dijo Arrimadas, eligió y lo hizo con el bloque que le llevó a La Moncloa tanto en la moción de censura como en la investidura. "Era una cuestión de coherencia política", dicen en Unidas Podemos. 

Pese a todo el tira y afloja en el seno del Gobierno en Moncloa repiten que la coalición no corre ningún peligro. Los mecanismos están engrasados y los "fogoneros", Redondo y Juanma del Olmo, se encargan de tener los motores carburados. Crisis de Gobierno no va a haber, al menos a corto y medio plazo. Tensiones, eso sí, hay y las seguirá habiendo. Se notan prácticamente todas las semanas en la Comisión de Secretarios de Estado y la Delegada para Asuntos Económicos. La herida, por tanto, entre un grupo de ministros del PSOE con Unidas Podemos no se ha cerrado y supura. Y es que Carmen Calvo, Nadia Calviño, María Jesús Montero o Margarita Robles no terminan de sentirse cómodas con el "teatro" de sus socios. También hay quien lima asperezas y apaga los fuegos que, en algún momento, se han descontrolado con el tema de la monarquía o el Sáhara.

La partida de los PGE llegará a su fin el jueves y entregará sus premios el citado 29 de diciembre. Las cuentas 'duracell' de Cristóbal Montoro serán historia el 1 de enero. Pero en Moncloa ya piensan en sus próximos movimientos. La obsesión es ahora mismo los fondos europeos y el gabinete del presidente está poniendo todo el empeño en ser el primer país de la UE en presentar a Bruselas el plan de recuperación. El Departamento de Asuntos Económico prevé elevarlo a la ventanilla de la Comisión a finales de enero. La otra prioridad es la vacuna. Lo dijo Sánchez esta semana: "La luz al final del túnel". Hay quien piensa que es un mensaje excesivamente optimista porque es el mismo que pronunció en mayo.

Moncloa no pierde de vista el próximo gran acontecimiento político: las elecciones en Cataluña. Las encuestas están ahí y hay varias incógnitas, junto con alguna certeza. Una de ellas es la irrupción de Vox en el Parlment por primera vez pero no está claro hasta dónde puede llegar. ¿Superará al PP? Génova se está volcando con la región y ya ha enviado incluso de avanzadilla a su principal baronesa: Isabel Díaz Ayuso. Pablo Casado se somete a una nueva reválida el 14-F. Otra duda es saber cómo resistirá Cs la transición y dónde se quedará el actual grupo mayoritario de la cámara. En el otro lado del arco, ERC se ve ganadora y la clave está en la formación de Gobierno. En el PSOE aspiran a un tripartito con los comunes que aleje la vía secesionista. Es la batalla que se avecina, con algunas iniciativas más en cartera: la reforma del Código Penal para adaptar el delito de sedición, los indultos, la Ley Trans que prepara Irene Montero y que ya está provocando recelos en el PSOE. Quien piense que una vez aprobadas las cuentas públicas la política nacional será una balsa de aceite está cogiendo la ficha equivocada. El jaque de los Presupuestos no es, ni mucho menos, mate

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