Primarias a la francesa: ¿una buena idea?

  • La implantación de unas "primarias a la francesa", en las que no sólo los militantes, sino también los simpatizantes, voten a su candidato a las elecciones generales, fue una de las principales decisiones del 38 Congreso del PSOE, en el que Alfredo Pérez Rubalcaba se hizo con las riendas del partido.

Cynthia de Benito

Madrid, 18 feb.- La implantación de unas "primarias a la francesa", en las que no sólo los militantes, sino también los simpatizantes, voten a su candidato a las elecciones generales, fue una de las principales decisiones del 38 Congreso del PSOE, en el que Alfredo Pérez Rubalcaba se hizo con las riendas del partido.

Los socialistas recuperaron las primarias en su 34 Congreso, y a ellas hubo que recurrir en 1998, cuando el exministro Josep Borrell se impuso al entonces líder del partido, Joaquín Almunia, para ser el candidato a la Presidencia del Gobierno.

Desde entonces, han sido numerosas las veces en las que este sistema ha dirimido candidaturas en el PSOE, pero sólo han participado sus militantes.

Se trata ahora de abrir una senda para definir qué se entiende por simpatizante y qué derechos y obligaciones le serán requeridos para participar en las nuevas primarias, algo que se espera detallar en la Conferencia de Organización que el partido celebrará antes del verano.

Sin embargo, algunas voces señalan que no sólo es importante la descripción de esta figura política, sino que deben ser tenidos en cuenta otra serie de factores de la tradición electoral española que, de ignorarse, podrían provocar un efecto boomerang al exportar un modelo que ha funcionado en Francia pero que aquí puede no repetir los buenos resultados.

NO SOMOS FRANCIA

París fue el escenario el pasado octubre del proceso de primarias abierto dentro del partido socialista francés, que enfrentó a François Hollande y Martine Aubry por la candidatura a la presidencia de la República.

La votación, que ha servido de ejemplo para los socialistas, consiguió una participación masiva de 2,7 millones de personas que habían de cumplir dos requisitos: la previa declaración de compromiso con los valores que representa el partido y el pago simbólico de un euro para sufragar gastos.

Salvando las distancias, la actitud de miembros de la militancia del PSOE ante la posibilidad de repetir un éxito semejante es de escepticismo. Es el caso de Bases en Red, un grupo de militantes y simpatizantes del partido que coordina las actuaciones de las bases del partido en Internet.

"No serán tantos millones aquí", opina en declaraciones a Efe el representante de esta organización Ángel Martínez, que destaca la necesidad de "enseñar a la gente" que no es negativo tener unas ideas políticas manifiestas.

No sólo la reticencia a significarse es un elemento destacado del modelo español. Para el catedrático de Ciencias Políticas y de la Administración de la Universidad Carlos III, Francisco Javier Vanaclocha, somos un país con unos patrones de comportamiento "distintos" a los de nuestros vecinos galos.

La sociedad civil francesa, es, a su juicio, "muy fuerte", y cuenta con "una tradición de participación" y de "movilización" diversa, "y en todo caso muy superior a la española".

Sin embargo, otras voces de la militancia niegan que haya que esperar a que la sociedad sea más comprometida o más madura. Es el caso del secretario de Política Institucional de Juventudes Socialistas, Jesús Greciet, que se muestra tajante en este sentido.

"Decir que la sociedad no está preparada es tanto como decir que es menor de edad. A nosotros nos corresponde facilitarles una entrada para opinar, y luego a partir de ahí -ha dicho a Efe-, si quieren participar que participen".

UNA ANSIADA APERTURA DEMOCRÁTICA

Abrir el partido a la ciudadanía y fomentar la participación en la elección del candidato es uno de los motivos que subraya Greciet para permitir a los simpatizantes que participen en el proceso, lo que cree que supone "una mayor democratización hacia la sociedad".

Sin tener definido aún en qué consistirá la figura del simpatizante, este dirigente socialista apunta que, aunque en esta democracia interna "no pesen más los afiliados que los simpatizantes", sí que se debe "concretar mucho" el grado de implicación que se les dé.

Son dudas muy parecidas a las que expresa Vanaclocha, que dice ser "muy escéptico" sobre las posibilidades de democratización que aporte el proceso de primarias: "Estamos hablando de ir a un modelo que no sabemos muy bien cuál es; o bien eligen sólo los militantes, o bien se incluye un segundo escalón de afiliado menos comprometido, ocasionalmente vinculado al partido".

Además, contempla una serie de "dificultades técnicas", como la existencia de un registro previo, ya que, de lo contrario, el proceso se presta a tácticas que el catedrático califica de "comprometidas" o "casi disfuncionales".

Preocuparse también de las formas es una de las peticiones de Ángel Martínez, que considera tan importante como el propio proceso que los candidatos estén presentes en los medios de comunicación ocupando un tiempo "similar", siendo asimismo clave que se de "más acceso" a los aspirantes a las primarias y "respetando los tiempos" para que el debate sea amplio, "no en dos meses".

TENDENCIAS CAINITAS

Otra de las características propias del sistema español, y que hacen que a juicio del profesor Vanaclocha las primarias sean "una apuesta arriesgada", es la identificación del secretario general y candidato a la presidencia del Gobierno en la misma persona.

"El perfil burocrático de los partidos casi exige que dichas figuras coincidan", explica el catedrático, que justifica así que se planteen "todas las dudas del mundo" sobre el éxito de la fórmula de elecciones primarias cuando las opciones se reducen a una.

A su juicio, en este sistema, cuando los actores políticos, que "tienden a superponerse", no siguen este patrón, se genera "un conflicto interno" que devalúa la imagen del partido y genera lo que denomina "dinámica chirriante", un clima de tensión "extraordinaria".

La tensión entre candidatos, las discrepancias y críticas terminan apareciendo, algo que en España ha provocado resultados muy negativos entre el electorado.

"Hay un factor probado de estimulación del voto a favor de un partido que es reconocerlo como coherente, unido, no fracturado, capaz de gobernar con un sólo ideario y no con corrientes muy diversas y sometido a lógicas cainitas", expone Vanaclocha.

Esta lógica cainita es penalizada "automáticamente" por los electores, afirma el catedrático, que votan a otro partido o se abstienen.

¿ECO DEL 15-M O CONSECUENCIA DEL 20-N?

A tres meses del aniversario del movimiento 15-M, que convirtió la Puerta del Sol de Madrid en epicentro de la indignación ciudadana también hacia la clase política, la adopción de las primarias en el PSOE son vistas como una consecuencia directa de este fenómeno, pero también como una respuesta a los resultados electorales de las pasadas elecciones generales, las peores en la historia del partido.

De esta última opinión es Jesús Greciet, que defiende que la medida responde a la certeza por parte de los socialistas de la "necesidad" de abrirse a la sociedad para "recuperar base social e implantación en la sociedad".

Para Vanaclocha, por otra parte, la movilización de aquellos días de mayo ha supuesto una "conmoción" que ha afectado sobre todo al espectro de los partidos de izquierdas y que, a su criterio, provocará "un cierto efecto contagio" en el resto de partidos.

En este sentido, aunque no considera probable que adopten el proceso de primarias, sí que "reformularán" de forma más imaginativa las categorías de afiliación. EFE

cdb/pz

(Recursos de archivo en www.lafototeca.com. Código 5281036 y otros)

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