Primarias en el PSOE: el partido necesita un Adolfo Suárez que lo dinamite todo

    • Liderazgo, capacidad de negociación, apoyo claro del partido y un respaldo electoral sólido son los requisitos imprescindibles para una buena presidencia, según Rafael Calduch.
    • Luis María Calleja piensa que el liderazgo y la prudencia son siempre cualidades necesarias. Pero en cada momento, se precisa de un perfil determinado.
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Un Adolfo Suárez que intenta cambiar el sistema desde dentro; el nuevo director de una empresa que pone en marcha la reestructuración interna y tiene que convencer al consejo de administración y al mismo tiempo marcar objetivos que ilusionen a la plantilla, o un Papa Francisco con fortaleza y experiencia que se enfrenta a los problemas estructurales de la Iglesia. Son contextos y escenarios diferentes, pero sus protagonistas reúnen condiciones y aptitudes que se necesitan hoy para aspirar y llegar a la presidencia del Gobierno. Los profesores Rafael Calduch y Luis Manuel Calleja analizan las cualidades, aptitudes y formación que un dirigente político debería tener para la carrera a la Moncloa.

Rafael Calduch, profesor de Políticas, Sociología y Ciencias Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid, enumera cuatro requisitos que, en su opinión, son imprescindibles: "Apoyo claro e incondicional del partido, liderazgo, capacidad de negociación y contar con una mayoría electoral suficiente para tener un Gobierno sólido e impulsar las reformas".

Calduch no ve a ningún dirigente de la primera línea política que reúna estas condiciones, aunque considera que Rosa Díez cuenta claramente con el liderazgo, el talante negociador y el respaldo interno; lo que le faltaría ahora es el respaldo electoral.

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"El liderazgo se tiene, no se aprende, y se ejerce como líder dentro y fuera del partido. Un ejemplo claro es Adolfo Suárez. Esta cualidad se aprecia cuando se ejerce y ve en la personalidad y en la conducta".Obama tiene carisma, Merkel, liderazgo

¿Cuándo se tiene liderazgo? "Es la capacidad para generar admiración y empatía. La gente te admira al ver cualidades positivas, como el diálogo, la honestidad, hacer lo que se dice y demostrar que eres profesional cualificado por la trayectoria".

Calduch diferencia el liderazgo del carisma; dice que esto último consiste en la capacidad de generar adhesión en un momento determinado, que puede ser por despertar ilusión o porque se emplea un discurso demagógico. "Chávez era un carismático, pero no un líder. Merkel sí es líder y reúne los cuatro requisitos". Tampoco Obama ha resultado ser un presidente con liderazgo, en su opinión.

"Despertó entusiasmo pero la realidad lo ha tumbado. Es carismático. Si hubiera sido líder, habría sido capaz de evitar las divisiones en torno a la reforma sanitaria; la habría presentado como algo positivo para el conjunto de la sociedad, a pesar de las presiones de la industria farmacéutica".

En cambio, sí piensa que Kennedy fue un líder. También Reagan.

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El profesor menciona políticos que se han quedado por el camino, y que reunían algunos requisitos: "Joaquín Almunia tiene experiencia exterior y es negociador, pero no tiene el apoyo de su partido y le falta liderazgo. Josep Borrell contaba en su día con experiencia profesional internacional, en la universidad, pero carecía de liderazgo y del apoyo de dirigentes de su partido". ¿Y quién se gana al partido? Calduch dice que el apoyo lo consigue una persona que nunca genera recelos, ha evitado enfrentamientos y se caracteriza por su tolerancia. Al final, ese cargo se reconoce en las bases y lo reconocen los dirigentes.

En cuanto a la formación del dirigente, resulta preferible que sea una titulación en ciencias sociales porque permite "conocer las reglas que rigen las conductas colectivas y se comprende mejor cómo funciona la sociedad". Sí es relevante que el político haya desarrollado su actividad profesional. Es decir, que no ha estado solo en política. "Ejercer su actividad le permite demostrar su valía y le va a dar independencia como político".

Luis Manuel Calleja, profesor del IESE, piensa que la prudencia y el liderazgo son siempre cualidades necesarias para un presidente, pero añade que en cada momento se precisan de determinadas aptitudes y conductas. "Mariano Rajoy no sería el mejor presidente en el momento actual", sostiene.

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Según explica, los problemas económicos tienen su origen en una crisis política que ha generado un desencanto con todo. En su opinión, el país necesita ahoraun mandatario que plantee objetivos comunes y aborde una reforma profunda de la administración , algo que no va a hacer el actual presidente porque implicaría la ruptura con parte de sus apoyos. "Si hacemos analogía, se precisaría de un director general de una empresa que tiene que hacer una reestructuración.

Necesita lograr el apoyo y sin fisuras del consejo de administración, y al mismo tiempo, marcar objetivos de claridad ilusionantes".Hoy se necesita el director que ponga patas arriba la empresa

Calleja hace otro paralelismo, en este caso por el momento en el que está España. "El Gobierno necesitaría un Papa Francisco, que ahora se está enfrentando a problemas estructurales en la Iglesia".

El profesor menciona algunas características de un buen dirigente en el momento actual: "De aptitudes, debe conocer muy a fondo los mecanismos de la administración; de actitudes, tener firmeza y ganarse el apoyo de la nación y las instituciones, y de cualidades innatas, despertar confianza en los demás, imaginación colectiva para plantar propuestas reales, y tener impulso para actuar ante incertidumbre".

Calleja sostiene que ciertas cualidades innatas suelen acompañar a los buenos líderes políticos. Entre ellas quizás la iniciativa para actuar en incertidumbre, y despertar la confianza de los demás, tanto de colaboradores como de los ciudadanos. "Son innatas ya que o se tiene un mínimo o no se desarrollan apenas. Partiendo de esto, puede que se contagien de jefes anteriores".

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Al margen del momento actual, el académico explica que hay competencias básicas para el buen dirigente político: "El líder público necesita tener en cuenta un contexto mucho más amplio, entender el Derecho -Administrativo y el sectorial-, moverse dentro de cierto orden de valores, entender la Historia, la Cultura, respetar la memoria institucional y el sistema político de cada pueblo. Ir más allá del normativismo o del 'decisionismo' -propios del funcionario o del ejecutivo mercantil- para considerar el orden institucional concreto".

Ese dirigente debe saber negociar, actuar con transparencia y tener mayor capacidad de reflexión que un directivo. En cuanto a su ética, cita al filósofo Martin Rhonheimer y señala que no solo basta aplicarla a escala personal, sino tener la virtud de actuar con la institución, con leyes que "induzcancomportamientos éticos sociales al margen de la intención y actuación personal del político".

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